Cuando desperté me di cuenta que estaba recargada en el hombro de Damián, no sé en qué momento cambie de posición. Se sentía muy cómodo y hogareño estar así con él pero debía levantarme antes de que él se diera cuenta.
Agarró su maletín de mano para asearse en el baño, este quedaba en la última puerta del jet. Era un baño relativamente pequeño sólo tenía un excusado, un lavamanos y un espejo. Primero se lavó el rostro, luego pasó a cepillarse los dientes y el cabello. Eran los únicos métodos de aseo personal que podía realizar en ese mini baño. A los cinco minutos estaba lista y procedió a salir del mini baño.
–¡Nick! Me asustaste–dijo con la mano en el pecho por el susto, cuando abrió la puerta del baño lo encontró afuera esperándola–Creí que todos estaban dormidos.
–¿Por qué te fuiste con él?–exige una respuesta como si nada e ignorando mi disgusto.
–¿De qué hablas?–pregunté molesta con él por la actitud que estaba tomando desde ayer, la cual no se me había olvidado.
–Te sentaste con él, cuando claramente te dije que te guarde un lugar al lado mío–dice exaltado.
–No soy ninguna niña, puedo sentarme con quien yo deseé. Y ni creas que se me ha olvidado tu llegada inesperada.
–Ada estás cambiando. No te pareces a la Adara que yo conocía–dice cambiando su expresión a una más triste.
–Tu también estás cambiando. No eres el Nick sereno y bueno que conocía, eres un Nick celoso y loco que se enoja por nada–declaró antes de dar media vuelta y volver a su lugar pero antes de hacerlo él la detuvo agarrándola del brazo.
–Disculpame Adara, de verdad. Pero entiéndeme, creía que podíamos hablar durante el vuelo y así poder arreglar nuestras diferencias y en lugar de eso te fuiste a sentar con él–expresó contrariado.
–Sí, pero tampoco debiste reaccionar así como un loco y aparecer aquí asustandome. Sé que eres mi amigo y deseas cuidarme pero tampoco exageres Nick, ya basta o de verdad me voy a enojar contigo–advirtió irradiando un poco de electricidad.
–Toda la culpa la tiene él, te puso en mi contra–gruñe enojado.
–¡Sabes que! Mejor me voy a sentar porque es imposible poder hablar contigo–dijo la loba al darse cuenta de que estaba emanando electricidad por la rabia. Luego de la discusión cada uno fue a sentarse en sus respectivos lugares. Después de unos minutos las aeromozas comenzaron a levantar a todos los pasajeros para avisarles que faltaba poco para el aterrizaje.
–¿Qué deseas?–dijo casi gruñendo la gamma a la aeromoza confianzuda, demasiado para el gusto de Adara.
–Voy a despertar a Damián, ya vamos a aterrizar niña–dice la delta altanera y con una sonrisa de oreja a oreja (como el gato de Alicia en el país de las maravillas)–Y ese es mi trabajo ¿algún problema niña?.
–En primer lugar, no me vuelvas a decir niña ¡Señora!–al escuchar lo que dijo la gamma se tocó el rostro con horror–Y en segundo lugar, te puedes retirar. Porque yo lo voy a despertar–exigió con una sonrisa triunfal aunque por dentro hervía de celos y enojo, sin darse cuenta también los emanaba.
–Cómo te atreves a hablarme así, insolente.
–La insolente eres tú o no te has dado cuenta que somos pareja–declaró solo para hacerla enojar.
–¿Cómo? Estás loca, una niñita como tu jamas va a ser su pareja–dice con burla.
–Y tú ¿Cómo lo sabes? No me digas que te volviste adivina–comentó con sarcasmo–No te das cuenta que nos sentamos juntos, y que ni siquiera te determina. Y si no quieres que le exija que te despida, retírate por favor–Adara jamás haría eso pero ya estaba cansada de ella y su actitud de "me creo la dueña del imperio", solo quería que se fuera para no lanzarle una descarga.
Los ojos de la delta cambiaron de negro a grises, indicando que estaba tan enojada qué podría atacarla. Esto no pasó desapercibido para el Alfa Real, qué escuchaba toda la conversación sin objetar, se había levantado unos instantes después que comenzó la disputa entre las dos lobas, ellas estaban tan distraídas que no se percataron de eso.
–Te voy a…–Damián la interrumpió antes de que pudiera hacer algo.
–Tracy te puedes retirar, gracias–ordenó el Alfa Real.
–¿Cuando te levantaste?–habló la gamma tratando de evadir el tema.
–No cambies el tema ¿Por qué la tratas así?–cuestionó serio.
–¡Ella comenzó!–dijo cruzándose de brazos.
–¿Qué te hizo? Según tú–preguntó el alfa serio pero riéndose por dentro. No era un comportamiento maduro de la gamma, pero tenía que aceptar que se veía adorable estando celosa.
–Ella quería levantarte–contó y sin darse cuenta comenzó a emanar celos nuevamente. Los cuales el alfa pudo oler perfectamente.
–¿Cuál es el problema? No entiendo–preguntó divertido.
¡Que eres mío! Y por instinto me sonroje con ese pensamiento.
–Qué lo podía hacer yo perfectamente–respondió aún sonrojada.
–Te ves hermosa, sonrojada y posesiva–declaró el lobo haciendo que el corazón de Adara se detuviera por un segundo de la emoción. Ella iba a responder pero fue interrumpida por un anuncio del piloto en los altavoces del jet.
–Señores pasajeros, bienvenidos al aeropuerto de Dublín por favor, permanezcan sentados, y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya parado completamente los motores y la señal luminosa de cinturones se apague. Los teléfonos móviles deberán permanecer totalmente desconectados hasta la apertura de las puertas. Les rogamos tengan cuidado al abrir los compartimentos superiores ya que el equipaje puede haberse desplazado. Por favor, comprueben que llevan consigo todo su equipaje de mano y objetos personales. Les recordamos que no está permitido fumar hasta su llegada a las zonas autorizadas de la terminal. Si desean cualquier información, por favor diríjanse al personal de tierra en el aeropuerto; muy gustosamente les atenderán. Muchas gracias y buenos días–explicó el piloto.