Ojos Con Secretos

16. FAMILIA O

ADARA 

–¿Escucharon eso?–preguntó Emily inmediatamente al entrar en la habitación de mi papá, obviamente ganándose una mirada de desaprobación por parte de mi papa. Él la quería, era hija de su beta, pero…no le gustaba mucho su persistente personalidad.  

–¿Qué cosa?–seguramente era otra de sus locuras–Otra vez estás escuchando conversaciones ajenas–Emily es una loba muy chismosa…pero a quien no le gusta el chisme ¿no?.

–No, tonta…bueno, un poco. Lo importante es que llegaron más personas al castillo, se escucha mucho alboroto allí abajo–aplaude como si hubiera ganado la lotería. Les dije ¡LOCURA!

–¡Por la Diosa de la luna! Cuántas personas más tienen que venir aquí–exclamó exaltado mi papá y Emily le sigue el juego hablando que igual a ella le gusta conocer más personas y bla bla bla. Pongo mis ojos en blanco antes de hablar.  

–Ya paren los dos ¿Si? ¡Por favor! Tú–señalo a mi papá–No quiero mas peleas aquí, es una orden, quiero paz papa. 

–Está bien hija, solo por ti. No veo la hora en la que regresemos a Akela y que toda esta porquería se acabe–emitió con rudeza antes de salir por la puerta.  

–Y tú. Compórtate, que siempre me dejas en ridículo con tus locuras, y ya para el chisme que no quiero más problemas en este lugar que no es nuestro hogar–ella se horrorizó con lo último que dije, como si le hubiera dicho lo peor del mundo. 

–¡Disculpa! Tengo que repetirte que mi mate es el Beta de esta manada, por consiguiente ahora este es mi ho-gar. Y además mi segundo nombre es ¡chisme! De el vivo, respiro y como–dice todo eso mientras señala dramáticamente con cada palabra–Es un estilo de vida querida, no simplemente lo dejas.

Solo respire para no matarla. Además ya estaba superrr acostumbrada a los típicos monólogos dramáticos de Emily. 

–Emily bajemos por favor, para que puedas respirar–señale la puerta–O si no voy a terminar tirando una descarga eléctrica–susurre para mi. 

Al bajar por las escaleras, efectivamente se escuchaba unos gritos, órdenes y ruidos de maletas muy fuerte, no se como no lo oíamos. Al llegar al recibidor, estaba una familia, un niño de 12 años, una niña de 10, otra de 7 años y dos niños de 5 años más o menos que parecían gemelos, y sus padres. Betzy y Alfred estaban con ellos ayudándolos a dejar las maletas en el salón.  

–Princesa Ellen–exclamó sorprendido mi papá al ver a la mamá de los niños. 

¿A qué se refería mi papá con “princesa”?... ¿Es otra Alfa?.

 

–Hola Adrian ¿Cómo has estado?. Por favor no me digas princesa, abandoné mi puesto hace mucho tiempo–responde mientras se acerca a nosotros con una mirada perspicaz–¿Y tú cómo te llamas linda?. 

Pero antes de que pudiera contestar alguien entró a la sala y ella corrió super rápido hacia allí. 

–Ellen, nos vamos a caer–Damian fue la persona que entró al lugar y que la sostenía con fuerza en sus brazos. Ahora si entendi, es la hermana de Damian por eso mi papa le dijo princesa. 

–No exageres Dan, eres muy fuerte–responde ella antes de darle un manotazo en el brazo. ¡Auch! Eso hasta a mi me dolió, es muy fuerte. 

–Tú siempre me maltratas–dice Damian dramáticamente mientras se toca el brazo. 

–¡Disculpa Señor Fortachon! No recuerdas esa vez que estábamos jugando fútbol y que pateaste tan fuerte la pelota que Deo casi sale volando…–ella se parte de la risa mientras cuenta el relato. Por otro lado, Damián estaba tan sonrojado al mismo tiempo que emanaba mucha vergüenza, que me dieron ganas de callarla y al mismo tiempo quería ver hasta dónde se moría de pena–Pobre Deo lo tuvieron que inyec…

–¡Ellen! ¿Por qué siempre quieres contar esa estúpida historia? Me haces quedar como un idiota siempre–la interrumpe un hombre del cual no se en que momento llego aqui. Era pelirrojo, guapo y un poco más bajo que Damian.

No es que Damian tenga la altura perfecta…bueno si…para mi si…digo es perfecto…no, no, no, es perfecta su altura.  

–¡Tio Deo!–los niños pequeños de Ellen se acercan a abrazarlo y saludarlo. Es hermano de Damian y Ellen, pero es extraño porque ellos son pelinegros y él es pelirrojo. 

–Ay hermanito, todavía no he comenzado nada–dice con sorna y una sonrisa maliciosa–Ni he dicho cuando te teñiste el cabello por primera vez y quedaste calv…

–A ver, para ya Ellen–expresa Damian con cansancio, se ve que esto es pan de cada día entre ellos–Por favor. 

Mmmm, así que no es pelirrojo natural. Pero está lindo el tono, y le queda muy bien. 

–Si Ellen, callate o te llamo a Matt para que te dome–Eso hace que la mirada de la pelinegra arda. Pero antes de que se cree una guerra entre ellos, aparece otra persona en la ecuación. Es una chica joven casi de mi edad, es preciosa, y parece un ángel. 

–¿Por qué siempre llego cuando están peleando? Eso me enferma. Ellen, querida te he dicho mil veces que tanta pelea te va a envejecer más rápido–pronuncia al mismo tiempo que le hace unos masajes en el rostro a la hermana de Damian–Deo, madura. 

–Ya llegó la mini Damian a poner orden…–respondió el pelirrojo mientras le sacaba la lengua de forma infantil. 

–Calla, no envejecemos, somos inmortales. Y yo también te lo he dicho miles de veces–la nombrada solo suspira con exageración y los demás la miran a la espera de lo que pueda decir.    

–Aja hermana, dile eso a las patas de gallo de Lispida–luego de pronunciar esa oración, el lugar se quedó un silencio sepulcral por unos segundos. Ellen corrió a taparle la boca a Calla como una niña y Damian la reprendió con la mirada. 

–¡Calla!–gritaron los tres hermanos al mismo tiempo riñendo a la chica–Sabes que ella escucha a través de las paredes. 

–Ya no soy una niña para que me molestes con eso–se cruza los brazos tomando una actitud contrario a lo que dice–Ademas, no dije ninguna mentira. 

–Calla, recuerda que eres de la familia Real–declara el Alfa Real firme y sin derecho a réplica. 




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