Siempre supe que al entrar a una carrera profesional como la de medicina tendría que toparme con estos seres: los H.E, código para: «humanos evolucionados».
Ellos son la versión mejorada. Lucen como nosotros, pero más aterradores. He estudiado sus cuerpos: uñas en punta a modo de garras, pupilas rasgadas como las de un felino, los dientes caninos desarrollados como colmillos de un depredador. Son listos, más fuertes, tienen mejor visión y olfato. Las ciudades que quedan en pie ahora son protegidas por fuertes murallas custodiadas para evitar la entrada de estos seres y mantener nuestra ya escasa población a salvo.
Nunca pensé que en este mundo sin esperanza encontraría a alguien que me lo hiciera ver de otra forma, alguien que me marcaría y encendería hasta lo más hondo de mi ser.