— ¡Kylie! ¡Kylie!
Gritaba Yevhen subiendo rápidamente las escaleras a la habitación de la chica. Yevhen la encontró dormida, pero sin importarle la tomo de los brazos y la sacudió violentamente, la pequeña chica se estremeció y abrió sus ojos asustada, sin poder entender lo que Yevhen le gritaba.
— ¿¡DONDE VIVE!?
Kylie seguía temblando y al no obtener respuesta, Yevhen la tomo y la sacudió con más fuerza.
— ¿¡DONDE VIVE!?
— ¿Quién? Yevhen… ¿De qué hablas? Me estas asustando…
En respuesta Yevhen la sacudió más fuerte.
— ¡Micah! ¿¡Donde vive!?
— ¿Por qué? ¿Qué sucede?
— ¡SOLO DIMELO!
Grito casi desgarrando su garganta.
Kylie se cubrió el rostro asustada y señalo un cuaderno negro en una mesa al lado de su cama. Yevhen se apartó de Kylie dejándola llorando y temblando, rápidamente abrió el cuaderno en donde Kylie tenía anotada la dirección de sus empleados, en caso de emergencia y para enviar la paquetería. Curiosamente la dirección de Micah estaba anotada en la primera página y en el primer renglón de la hoja. Aquella dirección era del centro de la ciudad, un lugar muy cotizado por la vista panorámica a los hermosos jardines centrales y al parque de mármol cuya belleza era similar a la perla de una almeja.
Yevhen bajo rápidamente las escaleras, yendo directo a su estacionamiento, tomando uno de sus numerosos autos, ignorando por completo las llamadas preocupadas de Kylie o las preguntas de sus empleados.
Con la adrenalina a flor de piel encendió el auto y salió disparado a la autopista, en busca de llegar lo más rápido posible a la casa de Micah. Yevhen se relamio los labios y golpeo varias veces el volante, sonriendo con los dientes apretados, sentía una rabia incontrolable, quería verla y golpearla hasta que no pudiera más, ¿Asi que de eso trataba todo? Una estúpida venganza por parte de Micah al no ser tomada por Yevhen como su pareja hace tantos años, por eso era tan esquiva, tan única y tan…hipnótica, ella ya sabía como seducirlo y ahora de seguro querría arruinar su relación con Kylie y convertirse en su mujer, eso o simplemente querría más dinero. De repente todo tenia muchísimo sentido, que ella desapareciera y reapareciera tan de repente, todo, todo era tan claro, enojado Yevhen tomo el frasco que contenía las píldoras con las que se drogaba para ver a la otra Micah y con furia las lanzo por la ventana, provocando que impactaran la cabeza de un transeúnte, quebrándose en el proceso, dejando una multitud de personas enojadas e intentando frenarlo para hacer que se hiciera cargo de sus actos impulsivos, inclusivamente un inocente y bien intencionado transeúnte se colocó frente al auto al ver el desastre que estaba dejando atrás, puso su mano al frente en una clara orden de detenerse, pero la rabia ciega a las personas y para un hombre como Yevhen, que su rabia no hacía más que crecer y traerle hermosos recuerdos no solo lo hacía ciego, sino que, también, provocaba en el la sensación de estar al borde de un orgasmo, lo hacía sentir casi como un ser omnipotente, alguien que no solo no podía ser tocado o dañado, sino que también poseía el poder de dañar y destruir sin verdaderas consecuencias.
Fue asi como, con los nervios alterados y empezando a reírse a carcajadas, Yevhen acelero, abrió enormemente sus ojos mientras se contorsionaba en su asiento de risa, las carcajadas y la mirada maniática de Yevhen hicieron al transeúnte darse cuenta de que quizás…había cometido un error al querer ser el héroe de aquella historia, pero aquel entendimiento llego demasiado tarde, si aquella revelación hubiera llegado a su mente segundos antes habría tenido una mísera oportunidad de saltar al lado contrario de la carretera, en vez de ello, lo único que pudo hacer el hombre que claramente estaba en pleno apogeo de su juventud fue abrazarse asi mismo e intentar encogerse lo suficiente como para que el dolor fuera mínimo, pero aun asi nada impidió que Yevhen atropellara al hombre riéndose a carcajadas. El cuerpo del hombre sobrevoló el auto, cayendo con fuerza en el suelo en medio una sinfonía de huesos rotos y carne desprendiéndose. La multitud, testigo de aquel arranque de rabia y locura ahogo un grito al ver como el hombre intentaba arrastrarse al otro lado de la carretera, con sus piernas dobladas de forma imposible.
Yevhen golpeo con fuerza su volante con la parte frontal de su cabeza, aun sonriendo y con sus dientes muy apretados, tanto que Yevhen sintió como poco a poco la presión que estaba ejerciendo en su dentadura estaba desplazando su mandíbula. Yevehen hizo un esfuerzo sobrehumano para recordar aquella vez en que hizo a Micah suya, la vez en que la convirtió en mujer, su mujer, al principio la imagino acostada, con un vestido rojo hecho a la medida, dejando ver lo poco que tenía aquella plana y simple chica, la imagino recostada sobre las finas sabanas de algún hotel de lujo, la imagino como aquella jovencita inexperta de dieciséis años virgen y crédula en la absurda idea del amor. Aquella burda y vil mentira de que un hombre con dinero, casas y un sinfín de posesiones las sacaría de la precaria condición económica en la que seguramente se encontraba, se casaría con ella y la amaría incondicionalmente. Pero eso, eso solo sucede en los libros, en la vida real si por alguna razón alguna ingenua jovencita de escasos recursos captara su atención, solo bastaría con mostrarle sus innumerables riquezas y ella sola se quitaría la ropa, la llevaría a un hotel, le compraría un par de cosas, le daría un poco más para que no dijera nada en caso de ser menor de edad y luego la olvidaría, seguiría con su siguiente mujer.
Pero, si por alguna mítica y paranormal razón, motivo o circunstancia Yevhen seguía con cierto interés en ella, la volvería su amante.
En el caso hipotético de que no tuviera que casarse por beneficio, la haría su esposa, pero Yevhen sabía que con suma certeza que al pasar los años su interés desaparecería, pronto su vida al lado de aquella chiquilla seria aburrida, tendrían sus hijos, pero le dejaría en claro que ella jamás, BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA seria su única mujer, ella tendría que acostumbrarse a vivir y convivir con distintas amantes, mismas que serían simplemente reemplazables, porque, hasta cierto punto, todos lo son y en caso de que ella no lo quisiera e intentara algo para alejarse de él, como divorciarse por ejemplo, Yevhen le daría una oportunidad para aceptar su rol y papel en su vida, someterse a sus decisiones, en el caso de que fuera lo suficientemente lista como para aceptarlo, Yevhen dejaría ir unos cuantos cheques en terapia de pareja, fingiría que su deseo es hacer todo bien y cuando ella finalmente aceptara la realidad (ella no es nada sin él) todo volvería a la normalidad. Con las absurdas citas todos los miércoles en la noche, los viajes románticos y las salidas a la media noche para comprar cosas que ella quisiera, luego, con el tiempo se daría cuenta de que una vida asi no es tan mala, incluso podría aconsejar a las amantes como complacerlo. Yevhen debía admitir que su sueño húmedo era ver a su esposa dándole consejos y examinando a las mujeres que fueran posibles amantes para él.