Yevhen intento observar a través de los agujeros de la puerta en busca de saber quién provocaba ese llanto, pero lo único que vio fueron las piernas de Micah arrastrándose por el suelo, mientras el llanto del niño se hacía más y más bajo, como si estuviera siendo amortiguado.
La puerta estaba en un mal estado, rota en algunas zonas, pero aún no lo suficiente como para romperla por completo y poder entrar en la habitación. Yevhen sentía un océano de emociones al oir aquel desesperado y débil llanto de un niño pequeño, lo imagino solo, en un rincón de la habitación, tan pequeño y débil que fácilmente podría partirse por la mitad con solo mirarlo.
Yevhen dejó caer la silla y saltando los escalones de dos en dos bajo en busca de la llave. Conocía muy bien a Kylie, por lo tanto sabía que era una fanática del orden y la limpieza, asi como también sabía que siempre había un cajón de llaves en la cocina, aunque a veces, para tener mejor orden y saber a qué habitación pertenece cada llave Kylie hacia una breve pizarra con etiquetas en las que estaban escritas de forma exacta a que habitación correspondía y las réplicas de cada llave. Yevhen imploro que Kylie le hubiera hecho la pizarra a Micah, asi sería más fácil para el abrir la puerta y comprobar el origen de aquel lamento infantil. Con frustración observo que en vez de la pizarra había un cajón etiquetado como “Llaves” debajo de la alacena. Con desesperación tomo todas las llaves con el número correspondiente al segundo piso, subió casi arrutándose por el suelo, temiendo que Micah hubiera aprovechado el momento para salir, pero al llegar noto que la puerta seguía en el mismo estado.
Empezó a probar las llaves, lanzando aquellas que no correspondían con la cerradura por la ventana. Cuando le quedaban tan solo dos llaves Yevhen se dio cuenta que repentinamente…todo estaba muy silencioso. Se asomó por el agujero en la puerta de madera y observo a Micah sentada en el borde de la ventana, sujetando algo en sus brazos, vio como empezaba a ponerse de pie, presuntamente para saltar por la ventana.
— ¡Micah, no!
Micah giro su cabeza asustada.
Yevhen no espero más y uso las últimas llaves que le quedaban por probar.
La puerta se abrió en un chirrido de madera cayendo y tuercas sueltas, Yevhen se odio asi mismo por no mantener el control y provocar tal escena, ahora más que nunca anhelaba ir a terapia, si de verdad había un niño allí y era lo que Yevhen estaba pensando…¿Cómo miraría a la cara a Micah? ¿Cómo podría estar cerca de ella sin recordar lo que le hizo? ¿Sin sentir vergüenza? Yevhen entro en la habitación descubriendo que era un baño. El hombre sintió una pulsada en el estómago al ver la ventana abierta de par en par pero sin Micah sentada allí, lentamente camino hacia la ventana con sus dedos fríos y sus ojos muy abiertos, el viento helado golpeo con fuerza sus globos oculares, pero Yevhen no parpadeo, ni siquiera se estremeció, solo siguió caminando hacia la ventana temiendo ver lo que encontraría a través de ella. El efecto de las píldoras lo golpeo en una bofetada de hormigueo en su cráneo y de disociación mental: imagino el cuerpo de Micah en el suelo, completamente roto; con sus piernas dobladas a cada lado de su cuerpo, de modo en que le llegaban hasta los hombros, con sus brazos dispersos en el suelo como los tentáculos gelatinosos de un pulpo, su cadera desencajada y separada por unos cuantos centímetros del resto de su cuerpo, no era mucho, pero si lo suficiente como para revelar sus órganos estomacales esparcidos por el suelo, con sus intestinos regados un par de metros del cuerpo, la parte trasera de su cráneo completamente rota contra el suelo, con partes de su cerebro resbalándose en el suelo, también vio sus ojos verdes fuera de su cráneo, colgando y siendo sujetados por un insignificante musculo.
Yevhen se estremeció al ver las luces policiales y la multitud empezando a formarse alrededor de Micah, viendo lo poco que quedaba de la chica. Un idiota con buenas intenciones intento montarla en su auto y llevarla al hospital, pero cuando levanto su cabeza el cuello de Micah traqueo, provocando que el cerebro de la chica cayera del cráneo por completo, en un viscoso y nauseabundo sonido, que hizo a más de uno vomitar del asco y terror. El hombre retrocedió horrorizado dejando caer su cabeza la cual termino por romper la mitad izquierdo del cráneo de la chica, como si no fuera poco la fuerza provoco que las costillas de Micah cedieran atravesando el pecho de ella, teniendo dos puntas filosas hechas de calcio asomándose tímidamente por el pecho de Micah y una tercera en la parte derecha que sin el más mínimo rasgo de timidez o vergüenza se alzaba orgullosamente sobre las montañas de carne y huesos rotos. A este punto la multitud curiosa ya había retrocedido, algunos gritando, otros rezando, la mayoría vomitando y otros más llorando al ver aquella escena. Yevhen vio a los oficiales de policía salir de sus autos y correr hacia Micah, uno de ellos saco su arma y le disparo en la cabeza, en el remoto caso que aquella caída no hubiera sido suficiente para acabar con la miseria de la chica, sonaba tonto, ya que la forma de cierta forma Micah ya no era humana, no era más que conjuntos de huesos y carne rota, pero en medio del shock que produjo semejante escena cualquier idea ilógica llegaba a ser lógica, ya que no era comprensible como de una altura tan relativamente baja el cuerpo de una persona pudiera romperse asi. De hecho, hasta el momento nadie imagino que el cuerpo humano pudiera separarse y doblarse de tal modo.
Yevhen escucho un sonido a su lado y vio a Micah aferrándose a unas tejas del techo. Al verlo, Micah acabo por perder el equilibrio y caer. Asustado Yevhen se asomó hacia la ventana notando de que, en realidad, la calle estaba vacía por completo, no había nada más que la luz de las farolas, no se veía ni un alma humana y mucho menos había alguien cuyo cuerpo se rompió de forma en la que parecía que una supernova lo hubiera atravesado tirado en el suelo.