Ojos de Sapo

CAP 14: Noventa y nueve coma nueve.

En la vida existen muchas clases de personas, algunas son buenas, no completamente buenas, porque nadie en este mundo es cien por ciento puro, pero intentan ser buenos, ser tan puros como las circunstancias lo permiten, otras son malas, muy malas, porque en este mundo si se puede ser cien por ciento malo, un ser humano despreciable, también están los incomprendidos: aquellos cuyas acciones son tan cambiantes como sus pensamientos; un día, son buenos, otros días son malos; o a veces simplemente todo es cuestión de percepción; se sabe que la venganza nunca es la solución y al derramar sangre te conviertes en un monstruo igual o peor que aquel que tanto te daño. Lo cierto es…que esas personas, aquellas personas intermedias o incomprendidas jamás serán perdonadas, sin importar que tantas cosas buenas hayan hecho, porque al final harán algo tan malo que al instante les hará ganar un lugar en el infierno.

Y Micah sabía eso, lo sabía bien. Cada respiración suya eran cientos de dagas a su corazón, porque sabía que ella al final del día no podría odiarlo. Porque… ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué no podía odiarlo?

No era justicia, no lo seria, eso lo sabía y aunque no deseaba aceptarlo, aunque intentaba convencerse de que el fin justifica los medios…lo cierto es, que ella sería peor que él.

Pero lo cierto es que Yevhen no podría imaginar a una mujer más perfecta que Micah, de solo imaginarla a su lado él no podía respirar con claridad, ¿Tan difícil era desear y tener una vida feliz? Una vida normal, una vida pura, una vida blanca, libre del rojo carmesí de la sangre. A veces, cuando Yevhen estaba tan drogado que no podía mantenerse de pie se imaginaba en una vida normal, con su esposa tan hermosa y su dulce hijo, ambos criarían al niño y algún día, cuando sus manos estuvieran tan arrugadas como sus traseros, mirarían el atardecer en una casa alquilada en el campo, pensando en lo simple pero hermosa que fue su vida juntos, pensando en su juventud y con algo certero: la vida es bella; pero también recordando como en muchas ocasiones desperdiciaron su juventud;  yendo todos los días a trabajar por un mísero salario, en una oficina que claramente le robaría años de su vida por un sueldo que no cubría ni los más básicos aspectos de la vida y aun asi como todo buen idiota cuyos mayores sueños son su familia, y la compañera de oficina, Yevhen seguiría allí, recibiendo los regaños matutino del jefe que seguramente estaba asi por su impotencia eréctil y porque su esposa la pasaba mejor con el jardinero. Seguiría allí, en un trabajo deprimente que no lo convertiría en nada más allá de un saco de huesos sin sueños, metas o pasiones, solo por mantener una familia típica, con su esposa siendo la aburrida ama de casa y su hijo siendo un niñato consentido, y al que le harían bullyng por ser tan dependiente de su familia.

Le gustaba la idea de la familia tradicional, el resto…no tanto. En especial cuando imagino a una Micah vieja y arrugada con los años encima, ¿La seguiría amando igual? Yevhen no podría saberlo, pero rogaba que fuera asi.

Pero lo primordial, antes de pensar en una familia, era asegurarse de que Oliver si era su hijo. Debía admitir que estaba desesperado por tener los resultados en sus manos, pero no es como si pudiera adelantar el tiempo, tardaría al menos un día y eso que había pagado con tal de adelantar los resultados, la incertidumbre lo estaba matando. Necesitaba saberlo, no solo por el bien de Oliver, sino por el de Micah. Mientras esperaba los resultados, Yevhen fue a su oficina, dispuesto a distraerse con trabajo o cualquier cosa, todo con tal de relajar la mente. Ya había pasado más de la mitad del día en una de sus mansiones, intento ver películas, comer o lo que fuera, pero cada cosa lo llevaba devuelta a él, a Oliver, por eso era mejor hacer algo productivo en su empresa.

Al llegar a la oficina fue rápidamente recibido por su secretaria y un asistente, mismos que corrieron a su lado contándole los últimos detalles de cualquier negocio que estuvieran haciendo.

—Y somos tendencia en internet gracias a la publicidad del mes pasado, a muchos no les gusto esa analogía entre lo fermentado y…los genitales femeninos — Yevhen no estaba prestando atención, su mente estaba fija en ir en busca de Micah, esperaba que no estuviera cerca de Kylie, todo sería demasiado incomodo, pero fue su asistente quien dijo un nombre que al instante lo hizo dejar ese estado disociativo de pensamiento —. También su tía, la señora Aragne, está aquí.

Yevhen detuvo el paso y se giró observando a sus dos trabajadores.

— ¿Qué has dicho?

El asistente paso saliva, a sabiendas de la guerra de Troya que estaba por comenzar.

—Su tía, la señora Aragne lo está esperando en su oficina.

Yevhen apretó los puños enfadado.

— ¿Y se puede saber quién carajos te dio autorización de dejarla pasar?

El asistente lo observo asustado.

—Perdón señor, pero…

Yevhen ignoro sus palabras y se dirigió a paso veloz a su oficina. Odiaba a Aragne, la odiaba con cada fibra de su ser. No solo por ser una aprovechada, manipuladora y cínica, sino por ser también la amante de su padre y madre de su medio hermano/primo Anwar.

Aragne Gavrilyuk era la hija menor de la familia Gavrilyuk, una de las tantas familias burguesas del país y dueños de un imperio de aviación. Yevhen ciertamente no amaba a su madre, pero la respetaba y sentía que eso era más que suficiente, sabía que su madre y su padre no sentían nada bueno el uno por el otro, pero también sabia, que al igual que Kylie ahora, su madre intento tener una buena relación con su padre y sus esfuerzos dieron frutos, al menos hasta que su hermana menor fue presentada ante la sociedad: desde un inicio Aragne se la pasaba al lado de su padre, haciéndole cumplidos tontos y halagándolo después de cada frase que saliera de su boca, se notaba a leguas sus intenciones y lo desesperada que estaba por tener una buena posición económica y social, ni siquiera le importo que le estuviera arruinando la vida a su hermana, la cual estaba embarazada, no tuvo consideración y la más mínima oportunidad abrió sus piernas y se convirtió en amante oficial del padre de Yevhen; desde su infancia fue asi; cada salida familiar incluía a Aragne y su bastardo dos meses menor que el, con Aragne siendo la clásica cabeza hueca sumisa que su padre deseaba en su mujer; aunque Yevhen intentara negarlo sabía que los “abrazos” de su madre era más un intento de asesinato, ¿Por qué? Simple; la madre de Yevhen no podía dañar a su esposo, no directamente, por eso intento de una forma indirecta dañarlo a él y esa forma fue Yevhen.




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