Había cosas maravillosas en el mundo, cosas maravillosas que no duraban, y eso las volvía más maravillosas. Y Kylie sabía que Oliver no iba a durar, no si las cosas salían mal, su suegro podría intentar matarlo, al igual que hizo con muchos otros de los hermanos de Yevhen. Kylie había crecido en una cueva llena de lobos, sabía cómo funcionaba ese mundo, también sabía que era cuestión de tiempo para que Aragne intentara usar al niño como escudo, para hacer que Anwar se volviera en heredero de las empresas Shevchenko.
Conocía bien ese juego.
Las amantes siempre intentando hacer quedar mal a las esposas y los herederos con tal de obtener poder sobre la futura herencia, siempre siendo complacientes, siempre perfectas. Ella misma había tenido que soportar a las numerosas amantes de su padre y los infinitos hombres de su madre, claro que…jamás imagino que su padre acabaría con todas sus mujeres.
Poco después del nacimiento de Kylie, su padre tuvo un accidente, accidente que provoco quedara estéril, ella no lo supo hasta hace unos meses, ahora entendía por qué su padre acababa asesinando a sus amantes que aseguraban estar embarazadas, incluso asesino a sus supuestos “hermanos”, cuando ella tenía cinco años, su padre no lo supo al instante, lo descubrió después de que una de sus numerosas mujeres le pidiera dinero para mantener a su “hijo”, el niño no se parecía en nada a él, por ello decidió hacer una prueba de ADN, curiosamente después de ello noto que sus otros hijos no se parecían mucho a él, les hizo una prueba a todos, solo Kylie resulto ser su hija biológica. Luego supo que era estéril y todos sus sueños de un heredero varón se fueron al diablo. Solo quedo Kylie, un triste y momentáneo pasatiempo para los hombres, un ser cuyo único propósito era servir y complacer.
Después de todo ese era su deber en ese mundo. Nadie toma enserio a las mujeres en ese lugar, nadie.
Kylie empezó a cuestionar su propia existencia y propósito de vida hace cuatro años, el día en que Yevhen la golpeo por primera vez: ese día ella lo encontró con otra mujer, era algo que sabía que pasaría, pero una cosa era saberlo…y otra totalmente distinta verlo; Kylie no recordaba mucho de ese día; solo recordaba verlo tener un intercambio de saliva con una mujer cuya vestimenta revelaba que claramente era una prostituta, prácticamente solo tenía trozos de tela estratégicamente colocados sobre cierta zonas de ella, esa mujer no hacía más que agitar su cuerpo en una barra de metal, colocando su enorme trasero a la vista de su prometido; recordaba que había música, muy fuerte, alguna electrónica genérica, pero lo que más recordaba era ver rojo; estar tan enojada que todos sus sentidos le gritaban que tomara un arma y lo matara, a Yevhen y su parejita de turno, porque de cierto modo todas, excepto ella era reemplazables. Kylie recordaba entrar enojada en la habitación y gritarle a Yevhen que apagara la música, la estríper pronto se puso a la defensiva, intentando insultar a Kylie, como respuesta ella la abofeteo, ordenándole a sus guardias que la sacaran de la casa.
— ¿Cómo te atreves? ¡Vamos a casarnos!
Kylie no sabía que esperaba, quizás una disculpa o que empezara a llorar implorándole perdón, en vez de eso Yevhen solo se carcajeo, echando su cabeza hacia atrás y riéndose como nunca antes ella lo había visto, era una risa llena de perversión y maldad, de esas que solo hacen los villanos de las películas cuando han logrado su objetivo, como si eso no fuera poco Yevhen vio a Kylie como si fuera un mono de circo, mientras ella intentaba exigir sus derechos como persona.
— ¡Deja de reírte! — Kylie se llevó las manos a la cabeza, intentando calmarse, la chica empezó a llorar sabiendo que, irónicamente, la persona que más amaba no le importaba —. Eres un monstruo.
Yevhen alzo las cejas divertido.
— ¿Disculpa?
—Eres un monstruo — repitió abrazándose asi misma —. Y esto se acabó.
En ese momento la diversión en el rostro de Yevhen desapareció.
— ¡Ese es mi derecho!
— ¿Tu derecho? ¿Estás diciendo que tienes derecho hacerme infiel?
— ¡Vamos! Siempre supimos que esto pasaría, ¿Acaso creiste que puedo pertenecerle a una sola mujer? ¡Tú también iras a revolcarte con otro!
Kylie negó.
—No, yo nunca haría eso.
— ¿Asi? ¿Cómo estás tan segura?
— ¡Porque yo te amo, Yevhen!
Yevhen empezó a reírse.
— ¿Qué vas a saber tú de amor? No eres más que una niñata cuyas hormonas están alborotadas.
— ¡Entonces te libero de casarte con esta niñata!
— ¡ESO NO LO DECIDES TU!
Grito Yevhen, intentando sujetar a Kylie.
— ¡Déjame!
Kylie intento correr pero Yevhen la sujeto de su cabello tirándola al suelo, con fuerza la sujeto de los hombros alzándola en el aire, Yevhen empezó a sacudirla con violencia, enterrando sus dedos en los hombros de ella, Kylie gritaba rogando por ayuda, mientras Yevhen seguía gritando que era su derecho como hombre. Luego Yevhen la lanzo, la lanzo por las escaleras. El cuerpo de Kylie primero golpeo uno de los muros, amortiguando la caída, su espalda impacto con fuerza el muro mientras que sus piernas cian hacia adelante, haciéndola deslizarse por cada escalón, ella coloco sus brazos frente a su rostro, intentando amortiguar la caída, pero las puntas de las escaleras se clavaron en su estómago, haciéndola gritar.
La caída fue interminable. Y mientras Kylie giraba sobre las escaleras se preguntaba qué cosa habría hecho para merecer tal martirio, era simplemente agotador, ser criada solo con un propósito, mismo que acabo convirtiéndose en su mayor pesadilla.
Yevhen se estremeció asustado cuando la espalda de Kylie se azoto con la pared al final de las escaleras: Kylie estaba inmóvil, sus ojos puestos en su estómago, su cabeza baja, sobre su pecho, una de sus piernas flexionada y la otra estirada, cada uno de sus brazos estaba al lado de su cuerpo, con las muñecas dobladas hacia adentro.