Ojos de Sapo

CAP 27: Hecho Cenizas.

La honda destructiva de la bomba logro provocar que el auto de Yevhen fuera empujado con fuerza hacia atrás, haciéndole perder el control, los neumáticos chillaron al ser frenados, tanto que una de las llantas exploto, haciendo al auto perder el equilibrio. El agudo grito de Kylie alarmo a Yevhen, mientras que el auto patinaba por la carretera, en dirección contraria a la casa…o lo que quedaba de ella.

Lo que hacía segundos había sido una hermosa mansión, no era más que escombros y cenizas. Yevhen tuvo que detener de improvisto el auto, aun asi, estando a varios metros de la casa recién destruida, escombros salieron volando y golpearon el vehículo. Yevhen ni siquiera había frenado cuando Kylie salió del vehículo y fue corriendo hasta la entrada de su casa, el pequeño marco de madera que hacia segundos era la entrada principal fue lo único que quedo en pie.

— ¡Mamá! ¡Papá! — el humo de la explosión dejo todo sumido en una densa capa de polvo caliente.

 Kylie gritaba y lloraba, intentando buscar alguna manera de acceder a los escombros, puesto que varios pilares habían caído uno encima del otro, creando una especie de muro. Yevhen no entendía que era lo que estaba pasando, lo único que podía ver era una sombra grisácea y amarilla frente a sus ojos, y en su oído sonaba un pitido. Todo era en cámara lenta: las personas de las casas alrededor salieron de sus hogares alarmados, algunos heridos por los pedazos de escombros que salieron volando por la honda. Yevhen vio a Kylie saltando y agitando sus brazos en desesperación, llamando a sus padres a todo pulmón, no podía escuchar lo que decía, pero cada cierto tiempo ella regresaba la mirada y lo observaba asustada, sin dejar de gritar.

Yevhen observo un trozo de tela en el suelo, le parecía increíblemente familiar, por eso lo tomo y al tenerlo cerca de su rostro se dio cuenta de que no era un trozo de tela cualquiera, sino uno que contenía el clásico olor a jazmín que Aragne tanto usaba. Yevhen apretó con rabia el trozo de tela rojo de uno de los vestidos de Aragne y lo tiro al suelo, antes de pisarlo con rabia.

—Firmaste tu sentencia, Aragne.

Fueron las sirenas de la policía aquello que lo trajo a la realidad.

Si los veían en aquella escena lo culparían a él por la muerte de los Kozel y las demás personas que estuvieran en la mansión, quizás Aragne lo había hecho con esa intención, que lo atraparan y lo vieran como un terrorista o algo similar, quizás lo acusara de ser el Bombardero, un terrorista que había azotado a la ciudad décadas antes, quizás usaría esa excusa para poder deshacerse para siempre de él y forzar a Kylie a casarse con Anwar.

— ¡Kylie! ¡Tenemos que irnos!

Kylie lloraba en el suelo frente a la casa, golpeando con sus puños el duro concreto.

Yevhen la sujeto de los hombros y empezó a arrastrarla lejos de allí, en todo ese tiempo ella no dejaba de llorar y murmurar.

—Están… ¿Muertos? No, no, no, no lo pueden estar, ¿Verdad? Seguro estaban de viaje, lejos de aquí, ¿Verdad? ¡Si! ¡Asi debe ser!

Yevhen observo a Kylie con lastima, sin importar los pésimos padres que fueron ella los seguía amando, estaba claro que Kylie era demasiado buena para este mundo lleno de maldad y mentiras.

Yevhen acento a Kylie en el suelo, mientras usaba su codo para romper la ventana de un auto, las personas millonarias no les importaba poco que los robarán, al cabo de unos días compraría o en cuestión de horas compraría algo igual o mejor, por eso no era raro que dejaran las llaves en el vehículo o en caso de este, que era manejado por una inteligencia artificial que manejaba todo el vehículo, no tuviera clave o siquiera identificador de voz o dactilar, solo vasto que Yevhen escribiera las coordenadas a donde quería ir y el auto lo llevaría por su cuenta. El hombre tomo a la muchacha en brazos, muchacha cuyo llanto era aterrador y triste, con cuidado Yevhen la deposito sobre el asiento del copiloto y le coloco el cinturón de seguridad, luego el mismo subió al asiento del piloto y cerró las puertas.

—Llévame a la casa del abogado Richard Tilly.

—Enseguida, señor — respondió la voz robótica de una mujer.

Yevhen medito un segundo sus opciones y se dio cuenta de que debía obtener las pruebas de que Richard Tilly había sido asesinado, no que se había suicidado y asesinado a su esposa e hijos caninos, pero para ello necesitaría ayuda. Yevhen observo a Kylie por el rabillo del ojo, pero ella seguía sollozando a su lado, estaba claro que ella no podría serle útil en esa situación, era egoísta pensar asi, pero ahora mismo Yevhen no dejaba de pensar en su propio bienestar, a lo mejor su apatía por los sentimientos de Kylie es porque no podía entender cómo podía amar a dos personas que tanto la habían dañado y maltratado, entendía la sorpresa inicial de saber que esas personas ya no estaban vivas, ya no estaban para hacerle la vida imposible a sus pobres victimas/hijos, pero después la euforia de saber que ya era libre de su maldad, de sus horribles deseos y espantosos sentimientos era incalculable, era como saborear el más dulce manjar de todos.

Yevhen no quería hacerlo, pero no tuvo más alternativa que llamar a la única otra persona en la que confiaba.

—Llama a Micah Lomelí — la base de datos de la computadora en el auto empezó a rastrear y buscar el número.

Era tecnología de punta, Yevhen conocía todas las funciones del auto debido a que provenía de una de sus múltiples empresas familiares, el rastreador global de números era una muy buena invención, en especial para los acosadores, aunque no para las víctimas, ya que ellos podrían obtener sus números sin importar cuanto los cambiaran, solo necesitaban su nombre, claro que la empresa incluía un seguro anti rastreo con un sistema incognito si la persona no deseaba ser encontrada en un radar.

—Llamando a Micah Lomelí — el sonido de espera sonó unos segundos, sabía que era de madrugada, pero esperaba que Micah no estuviera durmiendo, después de un tiempo se escuchó una respiración del otro lado.




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