PRIMER ENCUENTRO: SEIS AÑOS.
“CUANDO NOS CONOCIMOS”
Miami, Florida
Junio de 2016.
Mis ojos vieron la pantalla que se encontraba en blanco frente a mis ojos lista para empezar. A mí alrededor todo parecía muy tranquilo. Las noches en Miami lo era. Sobre todo cuando se tenía una casa frente a la playa y podía escuchar las olas del mar moviéndose sobre la arena y sentir el olor a tierra mojada que tanto adoraba. Era mi hogar.
Vi mi mano derecha donde descansaba mi anillo de bodas y una sonrisa iluminó mi rostro. Era momento de empezar a narrarles mi historia. Pero como toda historia, tiene un principio. Y este es el nuestro.
Miami, Florida
Febrero de 2000
Colegio Highlands.
Podía escuchar los sollozos desde el lugar donde me encontraba realizando mi última travesura del día mientras mi mamá hablaba con la Señorita Johnson, mi maestra, una vez más. Mi maestra le había enviado una nota el día anterior con mi dibujo de Susy Thomson, la niña más odiosa del mundo, con sus coletas rojas y su cara y su cuerpo en forma de un globo de helio que volaba sobre mi casa. Donde había estado yo con una cuerda. Una sonrisa involuntaria llenó mi rostro mientras ponía un poco más de tierra en todos los columpios de los juegos del kínder. Seguramente tardarían horas en limpiarlos todos cuando todos salieran de esa clase de lectura tan aburrida.
Recordé las palabras de mi madre antes de reunirse con mi maestra mientras terminaba mi obra maestra y empezaba a buscar a la persona que escuchaba llorar. Mi madre me había dicho muchas cosas, como siempre.
FLASHBACK
UNOS MINUTOS ANTES:
—No quiero más problemas, Lauren—dijo viéndome fijamente mientras yo me sentaba en una silla de colores en el jardín del colegio—. Tu maestra ha enviado por mí dos veces esta semana. Este dibujo no tiene nada de gracioso, señorita.
—Porque no dibuje a su grupo de amigas—dije sonriéndole—. Mary Kate es el globo más grande de todos por todos los sándwiches que se come—empecé a reír pero mi madre me vio con una cara horrible.
—No es correcto burlarse de la gente solo porque son gorditos—yo fruncí el ceño cruzándome de brazos.
—Ellas no son gorditas—dije en defensa—. Katherine Mary, si es gordita y ella juega conmigo en los recesos y me cae bien. Odio a Susy y Mary Kate—dije haciendo cara de asco—. Me dan nauseas.
—¿Te dan nauseas? —preguntó mi madre alzando una ceja mientras yo la veía con mi beanie purpura en mi cabeza y moviendo mi pie de un lado a otro ya que no alcanzaba a llegar al piso sentada. Estaba deseando cumplir siete años y finalmente poder ir al jardín de atrás con los niños más grandes y así dejar de ser una bebé, para todo el mundo.
—Ellas estaban llamando globo a Katherine en el receso—me defendí viendo a mi madre que acariciaba mi frente para “quitar” las arrugas que se formaban en mi rostro—. Y yo las dibuje como el globo más grande todos porque es mala con todos los niños y yo los defiendo.
—¿Y le dijiste a la señorita Johnson eso? —Yo asentí y mi madre simplemente me vio con el papel amarillo que le había enviado mi maestra en la mano antes de entrar a hablar con ella.
¡Claro que se lo había dicho! Pero ella jamás me creía. Yo sabía que me odiaba desde que puse pegamento en su silla favorita y tuvo que irse a casa a cambiar de ropa. Y desde ese día siempre enviaba notas a mi casa para mi madre que se molestaba conmigo y me castigaba sin salir a jugar con Christopher en mi nueva bici. Christopher era mi hermano menor y era mi compañero de travesuras, teníamos la misma edad y éramos muy amigos. Mi mamá dice siempre que somos mellizos. Pero yo no sé qué es ser mellizo. Mi papá, que es el mejor del mundo porque toca la batería y canta conmigo, dice que ser mellizo es haber nacido juntos.
¿Nacer? ¿Cómo nace alguien? La única vez que he visto algo nacer, es cuando mi papá estaba viendo Animal Planet y yo llegue de la escuela, era algo asqueroso. Solo de recordarlo escuchaba a mi papá riendo mientras yo corría al baño. No había nada de divertido en eso. Así que me conformaba con que Chris fuera mi mejor amigo y mi compañero de travesuras.
Aunque ahora él estaba en clase de lectura y yo estaba allí escuchando a mi madre hablar y hablar sobre ser una niña buena.
—Sabes que cuando esas cosas pasen debes hablar con tu maestra—dijo mi madre y yo suspire—. Sé que piensas que eres grande, pero apenas tienes seis años Lauren.
—Tengo casi siete mamá—dije viéndola—. Y mi maestra no me escucha y no quería que molestaran a Katherine—me volví a cruzar de brazos he hice pucheros.
—No me hagas caras, Lauren Michelle—dijo mi madre poniéndose de pie—. Quiero que te quedes aquí para que pueda ir a hablar con tu maestra para luego irnos a casa. No creo que te levanten el castigo de estar tres días en casa con tu abuela.