Ojos del Corazón

Capítulo 16

 “Milagro de Amor”

AGOSTO DE 2011

CINCO AÑOS ATRÁS

Era una tarde de relajación y amor. Aparte de la playa Camila y yo disfrutábamos de la naturaleza. Había tenido clases y luego había pasado por Camila a su colegio para salir un poco de la rutina. Nuestra parada había sido el Kendall Indian Hammocks Park. Era un lugar en Miami donde podíamos dejar atrás la ciudad, el bullicio de las la gente y simplemente pasar un momento agradable entre la vegetación y olvidarnos de la escuela un momento.

Camila y yo habíamos extendido una manta sobre la grama mientras yo apoyaba mi espalda en un enorme árbol que proyectaba sombra en esa soleada tarde de Agosto. Mis manos estaban alrededor de su pequeña cintura mientras en una de ellas sostenía un libro.

Camila estaba apoyada en mí con sus ojos cerrados mientras mi voz justo en su oído llenaba el silencio en el que estábamos envueltas. Podíamos escuchar a las aves cantar, la risa de alguna persona que estaba cercana a nosotras o simplemente escuchar el ruido de las hojas al ser movidas por la brisa.

Te amo,

Te amo de una manera inexplicable,

De una forma inconfesable,

De un modo contradictorio.

Te amo

Con mis estados de ánimo que son muchos,

Y cambian de humor continuamente.

Por lo que ya sabes,

El tiempo, la vida, la muerte.

-Pablo Neruda

Mis ojos se enfocaron en el perfil de Camila y ella giró su rostro buscando mis labios. Nuestro beso fue profundo y delicioso. Últimamente los besos con Camila se habían hecho más necesitados. Habíamos estado teniendo algunas pequeñas discusiones sobre una de mis compañeras del equipo de softball, Lucy Vives. Podía aceptar que Lucy era una chica bonita y agradable; también podía aceptar que se me había insinuado algunas veces. Pero yo estaba enamorada, total y absolutamente enamorada de Camila que me era imposible ver a alguien más.

—Te amo—le susurré a mi novia contra sus labios mientras lentamente la recostaba sobre la grama y yo quedaba sobre ella. Sentí las manos de Camila tomarme de la cintura y pegarme más a ella ambas gimiendo ante el contacto de nuestros cuerpos.

—Yo también te amo—me respondió ella y yo suspiré apreciando su belleza mientras mis labios la veneraban. Mis manos vagaron por sus caderas y era tanto el deseo, tanto el amor que sin poder evitarlo mis manos apretaron levemente sus pechos. Camila gimió contra mi boca pegándose más a mí y yo aparté mis manos nerviosa, por ser la primera vez que la tocaba de esa forma.

—Perdóname—le dije contra sus labios y sentí las manos de Camila bajar por mi espalda mientras sus labios se pasaban en mi cuello. La punta de su lengua salió y yo suspiré levemente. Escuchamos un grito de algún niño a lo lejos y en ese momento ambas recordamos que estábamos en un lugar público.

Me fui separando lentamente viendo sus labios hinchados por mis besos y sus ojos cerrados. Una pequeña sonrisa en sus labios y una pequeña respuesta a esa felicidad en los míos.

—Déjame ayudarte—le dije tiernamente ayudándola a incorporarse mientras ambas quedábamos sentadas sobre la manta de nuevo.

—Eso si es un beso—me susurró mi novia colocando su cabeza en mi hombro y yo sonreí tomándole las manos dulcemente sin querer ahondar en lo que acababa de hacer.

—Te ves demasiado linda y no puedo controlarme—fue lo único que respondí pasando mi brazo sobre sus hombros y apretándola contra mí—, eres la mujer más hermosa en todo el mundo, y soy muy afortunada de tenerte como novia.

—La afortunada soy yo—me respondió ella acariciando mi mano con su pulgar.

—Ayer tuve un sueño muy extraño luego que terminé de hablar contigo antes de dormirme—empecé a decirle dulcemente.

—¿Qué soñaste mi amor? —me preguntó y yo sonreí un poco.

—Que nos casábamos y que teníamos una familia—dije un poco nerviosa.

—¿Y eso te pareció raro? —susurró ella y yo le besé la cabeza.

—Es que jamás hemos hablado de tener hijos y casarnos—dije suavemente acariciándole el cabello—. ¿A ti te gustaría tener hijos?

—Sabes que la idea de un futuro contigo a mí no me asusta—me dijo mi novia con seguridad—. Al contrario, la sola idea de no estar contigo es horrible para mí. Estoy enamorada de ti y sé que hemos hablado mucho acerca de la familia y creo que sabes lo que opino sobre eso.

—Pero para que tu enfermedad se pueda contagiar ambos padres deben ser portadores del virus—le dije tiernamente—, no significa que no puedas tener hijos. Además sabes que nosotras dos jamás podremos tener hijos de forma convencional.



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En el texto hay: camren, lgbt, amor

Editado: 17.08.2018

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