“Tu Reflejo”
TRES SEMANAS DESPUÉS
LONDRES, INGLATERRA
MOORFIELDS EYE HOSPITAL
—¿Y si no resulta, Lauren? —me preguntó Camila mientras yo sostenía su mano mientras esperábamos al doctor. Estaba sentada a su lado mientras ella permanecía recostada en la cama lista para que sus vendas fueran removidas después de casi un mes y medio para ver su progreso.
—Solo ha pasado un mes y medio desde que te hicieron la primera introducción de genes, mi amor—le dije tiernamente—. No vamos a desanimarnos por un primer intento cuando tenemos tanto que soñar.
—¿Cómo te has sentido hoy? —me preguntó Camila y yo sonreí—. Estuve tan preocupada por no despertar a tu lado esta mañana.
—Te extrañé mucho—dije inclinándome hacia ella y dándole un dulce beso en los labios. La noche anterior, Camila se había quedado ingresada en el hospital para algunos exámenes y monitoreo para ver la reacción que había tenido a la prueba.
La terapia de genes aún no era un tratamiento para la enfermedad de Leber, que mi esposa tenía. Era como un experimento, una prueba a la que mi esposa se había sometido para ver si podría funcionar en ella, como había funcionado en algunos pacientes. La única diferencia era que mi esposa era completamente ciega, y las otras personas solo tenían problemas con la visión pero sin ser completamente ciegos.
Estaba preocupada que al principio la prueba pudiera hacerle daño a Camila. Nos habíamos arriesgado mucho al hacerla. Pero a medida que los días iban pasando y mi esposa se encontraba bien, se encontraba sana y no había presentado ninguna complicación supimos que su cuerpo había aceptado los nuevos genes que iban a contrarrestar el virus que ella tenía que le impedía a sus ojos funcionar correctamente.
—¿Cómo está nuestra estrellita? —dijo Camila suavemente y yo me acerqué a ella mientras mi esposa con sus manos extendidas buscaba mi vientre.
—Extrañando que su mami le cante una canción—dije descubriéndome el vientre que estaba muy levemente diferente. El embarazo aun no era notorio pero había sentido un poco de nauseas matutinas. Camila había estado muy preocupada al escucharme por las mañanas vomitar, y una compañera de la cafetería que había tenido un bebé unos meses atrás le dijo que las galletas saladas serían útiles o algunas semillas variadas. Camila inmediatamente había comprado galletas y semillas para mí ,y hacía pequeñas bolsas con semillas y galletas que siempre veía por las mañanas al despertar sobre la mesa de noche a mi lado de la cama.
Camila intentaba prepararme un jugo de naranja en la exprimidora todas las mañanas porque lo deseaba mucho, y picaba alguna fruta para mí con sumo cuidado. Incluso había hecho etiquetas a braille que había colocado sobre mis vitaminas, con la hora y con la dosis que debería tomar cada mañana o durante el día. Jamás me había sentido tan querida y tan protegida como estas últimas semanas. Y yo simplemente la dejaba porque era su forma de involucrarse en el proceso. Nuestros padres viajarían para las fiestas, junto a nuestras amigas. Y estábamos esperando que para ese tiempo el resultado fuera positivo y pudiéramos recibirlos con las buenas noticias.
Los labios de mi esposa me trajeron a la realidad cuando los sentí en contacto con mi vientre. Las manos de Camila eran tan suaves que simplemente cerré mis ojos sintiendo como se extendían por mi cuerpo.
—Que bien hueles—la escuché murmurar con voz ronca y mi mano temblorosa acarició su cabello mientras sentía sus besos húmedos justo debajo de mi ombligo. Y sobre la línea de mis jeans—. Estrellita—dijo hablando con nuestro bebé mientras yo sentía su aliento sobre mi piel—, tú mamá Lauren huele increíble.
—Pensé que ibas a cantarle al bebé—le dije mordiéndome mi labio inferior a sentir su lengua salir levemente y pasar sobre mi vientre. Tuve que contener un gemido y escuché una risita venir de Camila al sentir que mi cuerpo se erizaba ante sus caricias.
—Mi voz es para los dos—susurró Camila y yo sonreí acariciándole la cabeza dulcemente sintiendo sus besos en cada parte expuesta de mi estómago.
I know you've never loved the sound of your voice on tape
You never want to know how much you weigh, you still have to squeeze into your jeans
But you're perfect to me
La voz de Camila llenó la habitación y yo cerré mis ojos disfrutando del momento. Sus pequeños versos dedicados a nuestra estrellita y también para mí. Cada mañana, Camila me cantaba dándome dulces besos en el vientre, porque de esa forma le daba los “buenos días” a nuestra estrellita, y luego…iban mis “buenos días”. Ese momento cuando nos hacíamos el amor.
—Lauren…—escuché la voz ronca de Camila y me incliné para besarla profundamente. Nuestros labios se encontraron sedientos y deseosos de caricias. La lengua de Camila se introdujo en mi boca sin aviso y yo gemí levemente. Sentí como se incorporaba en la cama buscándome. Se sentó y yo me coloqué entre sus piernas mientras ella me abrazaba por la cintura pegándome a ella y yo la abrazaba por el cuello deseosa de sus besos.