“AMOR A PRIMERA VISTA”
4 DE JULIO DE 2004
DOCE AÑOS ATRÁS
—Ese es de color azul—dije tomando la mano de Camila mientras permanecíamos sentadas en el jardín de mi casa con un gran bowl lleno de pop corn y dos refrescos a nuestro lado. Era cuatro de julio y nuestros padres estaban celebrándolo con una barbacoa en nuestra casa. Me giré para ver a Camila que tenía su gorrito del cuatro de julio igual que el mío y sonreí, se veía muy graciosa porque le quedaba grande.
—Me gusta estar tiempo contigo—dijo Camila acariciándome la mano y yo me acerqué un poco más a ella—, gracias por compartir esto conmigo.
—No debes darme las gracias—dije tiernamente mientras veía su perfil. Estaba deseando que llegara diciembre para que a Camila pudiera operarla y que recuperara su vista—. Yo siempre voy a estar contigo, Camz.
—En diciembre cuando finalmente me puedan operar quiero que hagamos muchas cosas importantes—me dijo sonriendo y yo puse atención.
—¿Qué te gustaría que hiciéramos? —Camila se quedó pensando y sonrió.
—Me gustaría ver los colores del arcoíris para saber cómo eran las cosas que siempre me describías. Y también quiero ver tus ojos.
—¿Mis ojos? —pregunté sorprendida y ella asintió.
—Tus ojos son de color verde, entonces allí voy a conocer el color por primera vez—dijo sonriéndome y tomando palomitas con su mano libre que no estaba entrelazada con la mía. Yo reí al ver como sus mejillas se inflaban por la cantidad de palomitas que tomaba y tomé muchas en mi mano para hacerlo mismo.
Ambas guardamos silencio un momento y yo suspiré viendo los fuegos artificiales en el cielo llenándolo de color. Deseaba con todo mi corazón que Camila pudiera algún día ver las luces conmigo.
—También me gustaría conocer la playa a la que tantas veces hemos ido—dijo Camila suavemente y yo suspiré.
—Cuando puedas ver te prometo que voy a llevarte a la playa para que veas por primera vez el mar. Y nos quedaremos allí sentadas hasta el atardecer para que veas que es hermoso.
Camila apoyó su cabeza sobre mi hombro y yo respiré hondo apoyando mi cabeza sobre la de ella.
—Hoy…pasó algo extraño—empecé a decirle mientras le acariciaba sus dedos dulcemente—, con un chico de mi escuela.
—¿Con un chico? —dijo Camila tratando de incorporarse pero yo se lo impedí para seguir abrazándola un poco más—¿Te hizo algo?
—No, en realidad…—suspiró Lauren—, él quería pagar mi almuerzo hoy en la cafetería y sentarse conmigo en la mesa que comparto con Normani y las otras chicas del equipo.
—¿De verdad? —preguntó Camila con una voz que a mí me pareció extraña mientras me abrazaba más fuerte—, ¿te gusta?
—No…—dije rápidamente y suspiré—, mi mamá dice que cuando sea más grande encontraré a un chico que me quiera y que se case conmigo. Pero a mi sinceramente los chicos no me llaman la atención.
—¿No te llaman la atención? —me preguntó Camila y yo negué con la cabeza—, ¿Por qué?
—No creo que una chica necesite a un chico para ser feliz. Los chicos me parecen tan tontos muchas veces. Solo piensan en jugar football o en hacer tonterías. Yo prefiero hablar contigo y pasar tiempo contigo.
—Pero yo solo soy tu amiga—dijo Camila suavemente—. Algún día las dos vamos a casarnos y vamos a tener una casa y esas cosas que tienen los grandes.
—Podemos tener cada una nuestra casa pero que estén muy cerca—mi voz sonó suave porque yo quería que eso sucediera—, así podrimos estar juntas todos los días como hasta ahora.
—¿De verdad? —Yo asentí tomando el meñique de Camila entre el mío con ternura.
—Eres mi mejor amiga en todo el mundo y jamás voy a dejarte, Camz. Eres muy especial para mí y ningún chico va a impedirme que te siga viendo todos los días.
—¿Todos los días? —me preguntó ella.
—Todos y cada uno de los días—le respondí y ella me sonrió y yo me sentí bien con esa decisión. Camila era lo más importante para mí. Y eso ningún chico lo iba a cambiar jamás.
TIEMPO ACTUAL:
CAMILA’S POV
En mis veintidós años de vida jamás había visto absolutamente nada que no fuera una completa oscuridad. Mi vida había sido rodeada de sombras y sonidos que llenaban mi mente de imagines que poco a poco iban creándose. Lauren era una experta en crear imágenes en mi mente. Era la que siempre me tomaba la mano y me iba describiendo cosa por cosa, lugar por lugar. La imagen del mundo que tenía era la que Lauren había creado para mí. Un mundo perfecto donde cada cosa podía realizarse si tenía fe. Me había dado una vida donde era una mujer valorada y feliz.