“ERES PERFECTA (P.1)”
3 DE MARZO DE 2013
TRES AÑOS ATRÁS
Observé la puerta cerrada del salón donde se encontraba Camila y suspiré pensando en lo mucho que quería verla. Era su cumpleaños y había preparado algo muy especial para ella. Ahora que finalmente íbamos a la universidad juntas podía tomarme la libertad de llevarla a algún lugar y pasar tiempo a solas sin necesidad de planearlo con días de anticipación como antes cuando íbamos a escuelas diferentes.
Sonreí un poco pensando en la sorpresa que tenía preparada para mi novia ese día. Estaba tan emocionada de llevarla por primera vez a una feria y ganarle un osito de peluche como a ella le gustaba tanto, luego comer y divertirnos mucho. Me gustaba hablar con Camila y pasar tiempo con ella. Era una mujer tan inteligente, de fácil conversación y yo la amaba profundamente.
—Hola, Lauren—escuché una voz a mi lado y me asusté un poco porque no había visto a Rebecca Jackson aparecer a mi lado. Rebecca era una de esas mujeres a las que no puedes decirles “no” porque no te dejan en paz nunca, y yo le había dicho que no, más veces de las que podía recordar.
Me había invitado muchas veces a salir y yo la había rechazado en múltiples ocasiones, pero jamás se rendía. Me tenía muy cansada pero no podía quitármela de encima y esperaba que fuera lo suficiente prudente para no hacer una de sus escenas estando Camila presente y que pudiera escucharla ya que ella se sentía muy insegura. Rebecca era una chica muy bonita, pero todo eso lo tiraba su fama de chica fácil, y su forma de ser.
—Hola—dije aún sorprendida observándola un momento—, estoy esperando a mi novia.
—¿A la ciega? —me dijo ella y yo la observé fijamente borrando cualquier rastro de amistad de mi rostro al observarla.
—Se llama Camila—le dije fríamente y ella simplemente me observó.
—No entiendo como una mujer como tú puede estar con ella—me dijo observándome y haciéndome sentir incomoda ante su mirada. Abracé mis libros más fuerte contra mi pecho tratando de respirar hondo para no golpearla.
—Pero ella es la mujer con la que yo quiero estar—la vi a los ojos—. No existe nadie más para mí, pensé que eso ya había quedado claro para ti. No quiero a otra mujer teniéndola a ella.
—No te creo—dijo pegándose a mí mientras yo me alejaba un poco—. Yo estaría más que dispuesta a ser esa otra mujer en tu vida. Incluso podría tener un poco de consideración por la discapacitada y quizás dejar que sigas con ella. No soy celosa.
Mi mirada se tornó completamente fría. No iba a permitir que nadie hablara así de Camila aunque terminara expulsada de la universidad.
—Si vuelves a decir algo despectivo de Camila voy a olvidarme que estoy en la Universidad y voy a golpearte—le dije fríamente mientras ella empezaba a reír.
—Me gustas tanto—empezó a decirme—, eres tan sexy cuando te enojas. No entiendo porque te haces la difícil.
—Te he dicho muchas veces que no me interesa salir contigo—dije apartándome de ella—. ¿Qué acaso no hay suficientes mujeres para ti? Yo conozco a varias chicas que son gay en la universidad.
—Pero ninguna eres tú—me dijo sonriendo—. No tiene por qué enterarse, Lauren. Podemos pasarla muy bien juntas y…la cieguita siempre seguirá ignorante al respecto.
—Pero yo lo sabría—dije simplemente viéndola a los ojos—. Sé que es posible que tú no lo comprendas Rebecca, pero estoy enamorada de ella. Camila es la mujer que yo quiero en mi vida y es con la mujer con la que me voy a casar y voy a tener una familia. Y no me importa que sea ciega. Porque yo amo lo que ella es, no la forma en que se ve. Aparte de que es una mujer sumamente hermosa físicamente, su interior es lo que me importa. Su forma de ser y de hacerme sentir. Quiero un futuro con ella.
—¿Una familia? ¿Casarte? —me preguntó ella—. Ella es una mujer ciega que jamás podrá darte lo que necesitas. Tú haces todo por ella. No entiendo porque quieres un compromiso así y ser niñera de una ciega toda tu vida cuando hay tantas mujeres que quieren estar contigo. Eres una mujer guapísima.
—Simplemente soy una mujer enamorada—le dije observándola—. Jamás podrías darme ni una porción de lo que Camila me da. Me da tristeza que pienses que el amor puede ser algo tan efímero que una noche de sexo podría arruinar. Camila es todo lo que necesito. Es la mujer que amo, y es la mujer con la quiero estar. Así que la próxima vez que te me acerques y hables mal de ella, voy a olvidar que me falta poco para salir de abogada, y voy a partirte los dientes—mi voz fue definitivamente ronca y amenazadora—. No quiero que la molestes ni que la hagas sentir mal. No soy como las chicas zorras con las que te acuestas. Yo amo a mi pareja y soy feliz con ella. Así que solo te pido que respetes eso —en ese momento escuché la puerta abrirse y a observé a varias personas salir del salón—…y te vayas a la mierda.