Seguía pensando si hacer lo que debía de hacer o no. En mis manos tenía una pequeña cámara que ocupan los oficiales de seguridad para grabar a los criminales que están a punto de decir la verdad, el hermano de Arath le había prestado una de esas cámaras con el hecho de que Arath debía de ver el procedimiento de una de sus plantas al crecer para mostrarlo como un experimento en la academia de botánica que se encuentra a una distancia cercana de su casa; después de ese tiempo, Arath terminó por quedarse con la cámara así que ayer al mencionarle el plan que yo tenía, él considero prestármela.
Hoy por la mañana, Arath, Selene y yo, llegado a la conclusión que quizás por las noches o en algún momento que no había nadie en la casa y dejaran a Leopold solo, él se levantaba y comenzaba a moverse por toda su habitación en busca de algo o simplemente solo para caminar, así que el plan consiste en grabarlo para confirmar nuestras sospechas de sí al final Leopold ha empezado a ubicar algunas cosas que contiene su habitación y por eso, ha sido el resultado que la almohada me haya caído en el rostro y el cuello.
Al principio, el plan de Arath—sí, el plan que él invento porque fue el de la brillante idea de vigilar de una manera disimulada a Leopold—hizo que me sintiera insegura si aceptarlo o no, porque en verdad, temía que su familia terminara descubriendo que yo estaba grabándolo sin su consentimiento; pero por otro lado, tenía que ver un proceso individual de Leopold para que así llegara a sacar conclusiones y tener el propósito de encontrar una razón más por la cual él no permanecía siempre en su cama como si no le diera curiosidad de descubrir las cosas que están a su alrededor aunque las conociera.
La parte difícil de esto es que estaré invadiendo la privacidad de Leopold y pueda ser que terminé en graves problemas por hacer algo que no está ni permitido por sus padres, así que la parte buena es que la cámara es una minúscula circunferencia del tamaño de un poco más grande que un anillo, haciendo que de esta manera nadie la vaya a notar en cualquier lugar donde la vaya a dejar.
Cuando el señor Frank me esperaba afuera para dejarme entrar, me dijo que por órdenes no debía de estar dejando solo a Leopold a pesar que él aun siguiera sin considerar mi ayuda, así que como no puedo negarme eso, le contesté con una afirmación para luego irme a la habitación de Leopold; pero antes de entrar escuche unos pasos al correr donde antes de tomar el pomo de la puerta y abrirla, los pasos dejaron de sonar para yo entrar y ver como Leopold jugaba con sus dedos como si tratara de distraerse.
Dejé mi bolsón en el piso y a un lado de la mesa de la habitación para sentarme y esperar unos segundos antes de conectar la cámara para que nadie me viera y Leopold no sintiera que estaba haciendo algo dentro de su habitación.
—Pensaba que no llegarías hoy —dejó de jugar con sus dedos.
— ¿Por qué? —lo miré con extrañez.
—No sé si debo de aplaudirte o decirte que eres una tonta después de haberte enfrentado con mi madre —hice una mueca recodando el desagrado que tuve al discutir un simple tema con su madre.
—Explícate por ambas razones —le dije sin ánimos.
—Aplaudirte porque casi nadie se atreve a contradecirle a mi mamá, es decir, siempre la obedecen con las ordenes que ella da y tú eres de las pocas personas que he visto que se le enfrenta y se niega a aceptar lo que quiere —ni siquiera quiero imaginarme las consecuencias que pudo traerme si ella se hubiera enfurecido más conmigo.
— ¿Cómo sabes de lo que hable con ella y tu nana? —pregunté mientras él dejó ir un suspiro.
—Mi nana me lo comento después de que te fuiste y mi madre no volviera a mi habitación hasta darme las benditas buenas noches —lo dijo con repulsión.
Aunque me dijera eso, otro lado de mi cabeza empezaba a decirme que evadiera las posibilidades de que él se llegó a levantar de la cama, bajara las escaleras y luego de escondida escuchara lo que le dije a su madre y nana. Pero también estoy reaccionando un poco exagerada, porque está bien que Leopold pueda escuchar conversaciones detrás de su puerta pero que sea él quien salga de su habitación, camine por todos los pasillos y no se llegué a caer de las escaleras, eso es extremo, confuso e inaudito. Ni siquiera yo misma me creería mi propio cuento.
—Dando un paréntesis a lo que mencione, debo de agradecerte por lo que le dijiste a mi mamá sobre que me dejara de estar dando órdenes —enarqué mi ceja buscando una gota de sinceridad o de mentira.
—Aunque no me gusta enfrentarme a las personas, creo que es mejor que te vayas valiendo por ti mismo antes de que te sigan cargando como un canguro —él asintió ante mis palabras.