Ojos que no ven, amor que se siente

Capítulo 10: “A la cama no te iras sin saber una cosa más”

Miré detenidamente toda la habitación para recordar también todas las cosas que tengo a mi alrededor, la primera lección de Leopold sería conocer todas las cosas que había en su habitación desde las cosas más grandes hasta las más pequeñas para que no se le dificultara encontrarlas, llegar hasta ellas o conseguir algún tropiezo con algún objeto; así que me quité los zapatos para dejarlos a un lado y poder caminar con más libertad en la habitación; nunca había pisado la alfombra sin tener algo puesto encima de mis pies así que me acerqué a mi alumno para comenzar y dar paso a lo que sería su principal oportunidad para salir de este lugar.

— ¿Qué haremos? —me senté al lado de Leopold.

—Cada cosa que estés tocado en tu habitación me dirás qué es y si no sabes, yo te ayudare —le dije.

— ¿Cuál es el objetivo de esto? —dijo un poco aturdido.

—Que conozcas primero tu habitación para que luego tú puedas moverte libremente aquí sin que nadie te ayude —rió con gracia—, más si se trata de ir al baño —esta vez dejó ir una carcajada que hizo que se fuera de espalda.

— ¿Me acompañaras también al baño?—rodé los ojos.

—No tonto, bueno si pero solo para tus lecciones no para tus necesidades—le indiqué.

—Bien, comencemos—puso los ojos en blanco.

Cuando Leopold se levantó, primero le fui indicando los puntos cardinales de una manera que los pudiera identificar, así que nos llegamos a poner en el centro de la cama para así mencionarle que el Norte sería la puerta de la habitación, el Sur la pared en la cual su cama está unida, el Este la única ventana de su habitación y el Oeste la puerta de su baño.

Antes de comenzar con las cosas, hice que recordara primero los puntos cardinales para que así no se le llegaran a olvidar y tampoco se confundiera; después hice que él se moviera hacia el punto cardinal que le indicara, primero utilizo mi ayuda pero cuando creí que ya empezaba a acostumbrarse, lo dejé solo para que caminara sin tener una ayuda para mientras que yo me quedaba en el centro de la habitación y veía como se movía de un lado hasta el otro.

A las dos horas en que él ya se había memorizado los lugares, lo segundo que le indiqué fue que del punto Norte quería que me indicara las cosas que había, para él iba a ser un poco fácil ya que también para identificar en qué punto estaba solo tenía que darse cuenta que en su habitación solo había cuatro paredes así que cada pared es un punto cardinal también, en el punto Norte empezó a tocar con cuidado cada objeto que había entre ellas la puerta, las perillas de esta, luego el escritorio donde antes yo permanecía haciendo mis trabajos, luego la silla y así fue tocando todo lo que iba a su paso.

—Esto es… —reí porque había tomado mis zapatos— ¿Tus zapatos?

—Adivinaste, ¿cómo es que no te confundiste con los tuyos? —él los dejó donde debían de estar.

—Fácil tu pie al parecer es pequeño y a la vez… tus zapatos tienen tierra —me enseñó su mano llena de tierra negra, lo cual me dio risa al ver como intentaba quitarse la tierra teniendo que limpiarse la mano en su jeans—; además no salgo de esta casa hace mucho tiempo.

Dejé ir un suspiro por todo lo que ha pasado Leopold, no me gustaba la manera de apoyo que le había dado su familia porque en vez de alentarlo para que saliera adelante con su discapacidad al final lo que hicieron fue mantenerlo en una burbuja para esconderlo del mundo que lo empezaba a dañar. Por ahora Leopold ha hecho un enorme esfuerzo por salir adelante así que pienso que dentro de dos semanas o tres aproximado él quizás ya pueda ver de nuevo el mundo de afuera.

—Hey, no te desanimes, te prometo que pronto de nuevo estarás afuera y podrás sentir de nuevo la hierba verde, los rayos del sol y el viento de afuera—le dije.

Observé como camino hacía su cama para luego acariciar su cabello de una manera desesperada hasta que se dejó caer hacía atrás para luego dirigir su mirada hacía el techo, no dude en acercarme para saber qué era lo que sucedía porque además de querer ser la maestra de Leopold quería ser su amiga, porque sabía que a pesar de ver esa armadura dura de él que siempre la llevaba por fuera dentro de ella existe un buen corazón que nada más se siente sólo y lleno de angustia después de lo que le paso.

Además, sé que el historial que Leopold ha tenido hasta ahora con sus demás ayudantes no ha sido de lo mejor pero si yo lo he ayudado a que se haya levantado de esa cama y haya querido dar un progreso a salir adelante sin que lo estén presionando o que alguien tenga que hacerle las cosas, sé que también puedo hacer que él me tenga confianza y podamos llegar a otro acuerdo sin que él se sienta que lo pueden estar traicionando o engañando.




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