Ojos que no ven, amor que se siente

Capítulo 12: “A lo hecho pecho”

No es lo mío estar corriendo de arriba hacia abajo, apenas puedo concentrarme en las palabras que me dicen las personas de mi alrededor, en algunas ocasiones solo asiento a sus respuestas, mientras otras, les hago gestos como diciendo que no entendí pero de nuevo busco la manera en que me repitan la pregunta para contestar pero se hace inútil volver a escucharlas para aclarar sus dudas; realmente es muy preocupante, bueno no, mejor dicho que es estresante ser la organizadora de un evento en donde la mayoría de los chicos suelen ser de primer a tercer año, quienes algunos están haciendo sus horas sociales mientras que otros tienen que hacer estas actividades por motivo que están por beca completa y la universidad ha requerido que hagan estas actividades para hacer esa aportación.

Gracias a que el padre de uno de los chicos de la comunidad de este equipo de estudiantes, patrocino y a la vez, publico varios avisos sobre dicha venta de objetos antiguos como actuales haciendo que las personas se enteraran de la venta y de esta manera fuera más fácil de atraer a los compradores subiendo fotografías de los objetos como a su vez, de la dirección de donde nos encontraríamos; la parte buena de todo esto, es que muchas personas han empezado a llegar y por lo que veo tanto el costo de los objetos como lo poco degastado que se encuentran, hacen que las personas tengan la voluntad de comprarlos al ver que son de buen material como también, muchos de ellos son bonitos.

Observo a las tres personas que he puesto como cajeros, cada uno de ellos parece llevar una buena contabilidad con cada objeto que las personas compraban, hasta es extraño que se ha empezado a hacer una fila de personas para pagar los objetos que llevan cuando al comienzo el lugar donde nos hemos establecido se encontraba solo; me alegro la verdad que el evento este yendo bien, tanto que no puedo esperar para que el director vea que mi horas sociales por las cuales tuve que usar para que el director no me llegara a suspender después del acto que cometí debido a la provocación que Werner hizo conmigo.

Quizás al comienzo no me sentía muy motivada con este tipo de eventos de los cuales es primera vez que me alegro al saber que he hecho algo bueno de lo cual me hace sentir orgullosa, por un lado quisiera que mis padres miraran esto pero por ahora, ellos me dan desde lo lejos ese apoyo y amor que hace que mis mañanas sean las mejores y eso sin decir que, Aline quiso venir conmigo pero es preferible que se quedara con mis padres en el vivero porque es posible que aquí se aburra pronto y me toqué llevarla a mis padres.

Arath y Selene son unos grandes amigos, ambos aunque no forman parte de esto, se han rebuscado en conseguir más personas yendo de calle en calle y entregando flyers para que las personas se enteren de la venta de objetos.

Ni se cómo es que pueden entregarlos tan rápido porque en menos de media hora, cada uno de ellos regresa para que les dé más y así vuelvan a su trabajo. No sé qué he hecho para merecérmelos como amigos pero son los mejores del mundo.

— ¿Cómo va la venta, Benny? —Me acerqué a uno de los cajeros.

—Excelente, Liv. Creo que en un par de horas venderemos más de lo que hemos planeado —sonreí ante esa respuesta.

—Bien, puedes seguir —le di una palmadita en el hombro.

Seguí caminando alrededor de todas las mesas en donde se encontraban los objetos que se encontraban en venta, desde discos de vinyl hasta colecciones de juguetes originales de Star Wars; no sé cómo todos estos chicos tenían guardado estos objetos en sus casas pero realmente han sido de mucha utilidad hasta estoy segura de comprarle un par de ponys a Aline para que ella pueda seguirse divierto los fines de semana que se queda en el vivero junto con mis padres, así que creo que sería buena idea que empezara a comprarlos antes que alguien más se los llevara.

Estuve a punto de ir por los juguetes cuando observé que un auto se acercaba y se estacionaba cerca de la acera de la calle, así que dejé de poner mi atención en los juguetes para ver como el chofer del auto negro salía hasta que le daba media vuelta al auto y en la puerta de los pasajeros de atrás terminaba por abrirla y de ella salía… ¿Elin?

Rasqué mis ojos para saber si no era una de mis fantasías pero me di cuenta rápido que si es ella cuando le agradeció al chofer; una parte de mí espero que también de aquel mismo auto saliera Leopold pero al ver como el chofer cerraba la puerta y entraba al auto, mis esperanzas se fueron y por un momento me dedique a pensar que aun él no se encontraba preparado para salir de su casa, así que debía de entender porque no ha llegado a verme pero no debe de importarme mucho, sé que con el tiempo en que llevamos practicando cada uno de los ejercicios, pronto saldrá de casa.

Elin se quedó cerca del auto sin dar un paso aun mientras con esa mirada igual que la de su hermano parecía buscar algo o a alguien aunque cuando me encontró, me levantó la mano en manera de saludo hasta irse acercando a mí, no sabía cómo podía manejar muy bien los tacones de aguja que lleva puestos y más, porque ha empezado a pisar la grama y la tierra se encuentra un poco húmeda lo cual es extraño que sus tacones no hayan quedado hundidos en la tierra mojada. Se quitó los lentes negros para luego ponérselos encima de su cabeza donde le dio una mirada panorámica a la venta de objetos, sonrió y pronto se llegó a poner en una postura elegante.




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