Antes de comenzar con la siguiente práctica, había decido que podía ser hora de que también le mostrara a Leopold el método braille por si necesitaba de alguna manera comunicarse con alguna persona a través de la escritura o simplemente querer leer algún libro o articulo u otra cosa que esté muy identificada con respecto para las necesidades de una persona ciega; quizás no lo utilice a cada momento pero si intentase buscar algún trabajo, pues por lo menos eso le servirá de algo; ya que no creo que su escritura sea igual que la de antes, ya que a pesar que pueda escribir de manera normal como cualquier persona, habrá momentos que pueda irse de lado o pasarse de la hoja, ya que no creo que se acostumbre rápido a la idea de escribir de manera recta y perfecta.
La idea de utilizar este método es demasiado buena, aun no se lo he comentado como tampoco se lo consulte a sus padres pero como no es algo que lo dañara físicamente, estoy de acuerdo a mí manera de hacerle función a una práctica muy principal para una persona ciega, además, no creo que Leopold pueda llegar a enojarse si le llego a comentar acerca de esto, no dudo tampoco que no quiera aprenderlo cuando esto es interesante y a la vez, no se lo llegara a memorizar cuando menos lo espere.
Otra cosa de la cual aún tampoco le he consultado a él y a sus padres es acerca del uso que pueda ser necesario para Leopold comprar y tener el bastón blanco, debido que si mi querido amigo y alumno piensa en querer salir pronto de su casa para caminar por lo menos unos metros fuera de ella, tendrá que usar a uno de sus amigos que no lo abandonara cuando quiera hacer un paseo con su familia o bueno, los amigos que no conozco hasta el día de hoy.
Por otro lado, no dudo que si él quiera salir de su casa, se niegue a comprar el bastón blanco, de todas formas, Leopold haría cualquiera cosa para no permanecer mucho tiempo en su casa y eso lo digo porque la última vez parecía lo demasiado ansioso para que ambos exploráramos el jardín trasero de su casa y no dudo que pronto suceda, además, Leopold se ha mantenido sumiso y obediente con las indicaciones que le exijo después de su repentino accidente que casi le cuesta arrodillarse para que volviera y no es que lo diga para sentirme orgullosa porque parecía como si le estuviera pisando la dignidad a mi amigo, sino que él mismo me lo llego a comentar de la misma manera haciendo que me riera de sus propias palabras hasta que me llego a golpear con lo primero que tuviera a su alrededor, es decir, una almohada; que gracias a Dios fue algo suave porque si hubiera agarrado la lámpara o el libro que tenía mucho más cerca, ahora mismo estuviera padeciendo de un traumatismo craneal por el golpe.
Espero que sea él quien se siga guiando con el ruido de mis pasos para llegar hasta el comedor de su casa, esta vez, dejé que él mismo buscara la puerta de su habitación para que de ella saliera y pronto caminara en dirección a las escaleras, ese fue el primer paso que vi como un exitoso procedimiento por su parte ya que en ningún momento se detuvo o preguntó si ya habíamos llegado, simplemente se guío por el conteo de sus pasos hasta tocar la barandilla de las escaleras, en donde agarro la de su lado derecho y empezó a bajar uno por uno los escalones hasta llegar a la planta baja de su casa, le apremie con unas palabras como también con el comentario que mi mamá le mandaba unos alfajores de dulce de leche
Ese fue el mayor motivo por el cual prefirió que lo dejara caminar sólo en lo que restara de nuestro camino, y aunque mantuve con él un metro de distancia para evitar que tuviera algún tropiezo o un golpe con un objeto, pareció que todo resulto bien sin que llegara a perjudicarse con algún obstáculo en el camino.
Eso me decía que él ha llegado a estar practicando a su propia cuenta con alguien, por lo menos no lo veo como una negativa por no descansar y seguir trabajando en sus terapias sino que lo considero como un buen avancé por el hecho que ahora parece no rendirse a ninguna dificultad haciendo que me retracte de mis palabras de unos meses atrás cuando mencionaba en mí cabeza que era un gran perezoso cuando no quería salir de su propia cama, pero ahora observando todo lo que él ha hecho para llegar hasta donde se encuentra, me hace sentirme orgullosa de su y mi trabajo.
Lo lleve hasta la silla donde hice que se sentara primero para luego empujarla un poco hacia delante, busque en mi bolsón unas tarjetas y sin lugar a dudas, las dejé en la mesa para ser la siguiente en sentarme y así, antes de comenzar, escucharle decir unas palabras.
—En todo caso, debería ser yo quien deba esperar que la dama se siente para empujar su silla hacia delante pero con los papeles invertidos ahora, me siento extraño de dejar que una rebelde tenga que hacer esto por mí —reí mientras negaba.
—Deja de ser machista, no estamos en el siglo XVIII para decir que dabas de acortejar en todo a una dama. —Encogió los hombros con indiferencia.
—En realidad, no es por eso. Simplemente estoy acostumbrado a tratar bien a las mujeres… —dejé ir una carcajada.