Ojos que no ven, amor que se siente

Capítulo 21: “Dime con quién andas y te diré quién eres”

4 meses después…

Sigo girando el birrete con emoción y nerviosismo al mismo tiempo, casi no tengo palabras para decir sobre que por fin ha llegado el día en que me voy a graduar, simplemente el tiempo paso rápido, en una semana hice los exámenes finales, semanas después las calificaciones, pronto la noticia que logré pasar todas las materias con notas favorecidas y por último, conseguir el birrete y toga que usaría para el día que tanto espere desde hace cuatro años.

Las cosas quizás no fueron sencillas desde un principio, pero lo importante fue que todo mi esfuerzo hecho por los años pasados, llegaron a valer la pena, eso sin decir, los días estresantes por las actividades, las noches de desvelo, los nervios de los exámenes, las exposiciones de las cuales me las memorizaba un día antes, las miles de pruebas de reportaje y bueno, las veces que tuve que correr por los pasillos cuando casi llegaba tarde a la universidad.

Serán buenos recuerdos y sin lugar a duda, extrañaría una parte de la universidad, entre ellos mis compañeros, las bromas, las veces que debía escribir rápido para apuntar lo importante de los dictados de los catedráticos, cuando podía distraerme un momento del mundo para ver por la ventana, el olor de la comida de la cafetería y muchas otras cosas más. Todo quedaría en un recuerdo y eso sin decir que ahora comienza una nueva vida para mí.

Mis padres, los de Selene, Aline y Arath, ya se encontraban dentro de la sala donde se llegaría a dar el evento de la entrega de los diplomas, mientras tanto, Selene y yo, esperamos a que llegara nuestros siguientes invitados quienes siguen sin llegar, por lo menos mi amiga, mantiene una mejor postura que yo, eso sin decir que ella está más alegre por saber que por fin cumplió uno de sus sueños de graduarse en la universidad de otro país extranjero gracias a al esfuerzo de sus padres, quienes siempre la apoyaron.

Entre muchas personas que pasaban a nuestro alrededor, tanto alumnos como padres de familia, pronto miramos a las dos personas que nos alegraba verlas en este evento que en ningún momento, nos esperábamos que ellos también formaran parte.

Elin y Leopold caminaban agarrados de los brazos, eso sin decir que Leopold mantiene cuidado en no golpear a alguien con el bastón blanco, desde que empezamos a salir fuera de su casa a principios de año, eso hizo que fortaleciera más su confianza y seguridad, haciendo que a comienzos de febrero le diera una tarjeta hecha en braille, invitándolo a mi graduación junto con Elin; la mala suerte es que Jerker no puede estar presente, ya que por asuntos de trabajo, volvió a España con su familia.

Dejó ir un suspiro al ver cómo viene vestido Leopold, a pesar que muestra serenidad por fuera, sé que por dentro debe de haber una tormenta de miedo en su interior; por como llegué a saber de él, desde que llegó a perder el sentido de la vista, jamás se volvió a presentar en otro evento en donde se llegara a incluir muchas personas. Pero ahora, varias sonrisas llegan a salirse solas de mi rostro al darme cuenta que él se comprometió en no faltar y fallarme en la promesa de ir a la graduación de Selene y mía.

Por otro lado, doy gracias que no puede llegar a ver mi rostro, porque no me quiero imaginar la cara que debo de estar haciendo al verlo a él muy guapo en este día. En realidad, es raro ver a Leopold con un atuendo que sea formal y serio, porque lo único que he llegado a ver de cerca, son las fotografías que se encuentran en su casa y eso sin decir, del álbum de fotos que su misma nana me mostró antes de la navidad.

—Tienes saliva por aquí. —Observé como Selene me señalaba debajo de la comisura de sus labios.

—Graciosa —le di un leve empujón que apenas hizo que se moviera.

Quizás al estar al lado de Selene no pueda disimular algunas emociones, eso sin decir que ha comenzado a molestarme con cosas con Leopold, es decir, que ella ya se dio cuenta de lo mucho que Leopold me atrae, por un lado lo veo como algo gracioso pero sin embargo, también molesto porque de una u otra manera no me alegra la idea de sentir algo más que una amistad con él.

Además, esto no puede estar sucediendo ahora que las cosas han progresado más, lo digo porque entre más Leopold aprende rápido, mis días se aceleran y son contables para seguir mirándolo; tenía que haber pensado antes que, al estar a su lado la mayor parte del tiempo en la semana, implicaba conocerlo hasta en su último rasgo y habilidad, ni siquiera puedo explicar cómo cada vez adivino sus emociones con más facilidad… Al enojarse se le marcan unas arrugas en sus ojos y frente, al estar nervioso se rasca detrás de la oreja, al aburrirse intenta sonreír para disimular el poco interés del asunto y al estar feliz se le marcan los hoyuelos en sus mejillas.

Es una locura saber que el poco tiempo que llevamos trabajando juntos hemos llegado a aprender demasiadas cosas del uno como del otro. Tanto que Leopold se ha vuelto una persona muy valiosa en mi vida.




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