Ojos Que No Ven

CAPÍTULO 2

“¿Asesino Atrapado?”

Siento placer lastimando a los seres vivos, animales y personas que fueran más débiles que yo, que no se pudieran defender.

Mary Bell

 

—Buenos días —Grito mientras toco el timbre.

 

—¿Quién habla? —Al parecer es uno de esos timbres modernos que traen intercomunicador incluido. Doy un muy rápido vistazo a mi al rededor y confirmo que también tiene cámara.

 

—Soy Darien Buoava y vengo con mi compañero Chase Sekon, somos los detectives, trabajamos en la estación de policía.

 

—¿Y por qué viene la policía a mi casa? —¿Por qué todos siempre dicen los mismo?

 

Ahora, claramente no le puedo decir de primeras que su familiar está muerta...

 

Suspiro resignado en mi mente.

 

—Estamos realizando una investigación, pero no podemos dar más detalles estando afuera, debemos hablar con usted en persona —Mi compañero se adelanta.

 

—Está bien, pero no tarden porque debo salir esta tarde a la ciudad.

 

Sí..., dudo que pueda continuar con sus planes.

 

Se oye un chirrido y las puertas se abren automáticamente, pasamos por el camino de piedra que dirige a la casa y observo que los árboles que la rodean son altos y fácilmente podría usarlos para salir por las ventanas del piso de arriba. 

 

Al llegar a la puerta nos recibe una señora de unos cuarenta años bien conservada, cabello rubio platinado, ojos azules  y estatura media. Lleva una falda con un saco azul marino con detalles dorados y un fuerte labial rojo -por no mencionar las exuberantes joyas de perlas-.

 

Apuesto a que es la madre de Zenna.

 

—Apreciaría que la visita sea rápida, tenemos algo de prisa.

 

—¿Saldrá toda la familia? —Pregunto.

 

—Eh, sí —Responde un tanto extrañada. 

 

Extrañado estoy yo, ¿cómo es posible que no sepan de la desaparición de su hija? 

 

Si tenía a alguien acosándola y amenazándola lo lógico es que la vigilaran 24/7.

 

—Será mejor que tomemos asiento, señora. —Le habla mi compañero mientras guarda en su chaqueta las galletas que venía comiendo.

 

La señora nos guía a una sala de mimbre que se ubica a un lado de la entrada principal a la casa, está rodeada de grandes plantas cuyas hojas son de un vivo color verde.

 

—¿Es familiar de Zenna Sane? 

 

—Sí, es mi hija, ¿por qué? —Contesta a la defensiva.

 

—Señora…, ¿es ella? —Le muestro la foto que tomé, es sólo de su cara y los párpados cerrados cubren la ausencia de los ojos. 

 

Bravo Darien, muy sutil.

 

—Sí, ¡¿qué demonios significa esto?! 

 

—Lamento informarle que fue encontrada muerta esta mañana en el-...— No me deja terminar de darle el reporte por el grito desgarrador que expulsa su garganta. Intento sostenerla pero sale corriendo al interior de la casa.

 

Lo admito, no fue la mejor manera de decirlo, sin embargo, se pondría más nerviosa si seguía retrasando la noticia.

 

Y dudo que haya una manera 100% correcta para decir “hey, encontramos a tu hija muerta a las afueras del pueblo. Por cierto, le sacaron los ojos y el corazón, ¿de casualidad sabes quién pudo haberlo hecho?”

 

Corremos detrás de ella, siguiéndola por las escaleras mientras llora y grita desconsolada.

 

Se detiene al llegar a una habitación, supongo será la de su hija, intenta abrirla y, al no poder, se desliza hasta el piso para ponerse a llorar.

 

Mete una mano al bolsillo de su chaqueta y saca unas llaves, con desesperación busca la que quiere y vuelve a intentar abrir la puerta. 

 

Al abrirla parece calmarse, aunque las lágrimas siguen escurriéndole como ríos, es ese tipo de calma que sientes cuando las emociones te abruman demasiado. 

 

Camina lentamente hacia dentro de la habitación, se acerca a la cama y arranca las cobijas y sábanas que tiene encima. Parece como si estuviera esperando que ahí estuviera ella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.