Ojos Que No Ven

CAPÍTULO 9

“Una Falla En El Plan Del Asesino”

No tengo ningún deseo particular de vivir. No tengo ningún deseo particular de ser asesinado. Para mí es una cuestión de indiferencia.

—Albert Fish

❦ S T E L L A❦

 

Madrugada del 31 de octubre.

 

Pues sí, esto fácilmente podría ser una película de terror.

 

Estoy llorando.

 

Recuerdo cuántas veces mi madre me dijo que tuviera cuidado cuando saliera sola por la noche, que debía cuidarme y no ser tan confiada.

 

Pero no le hice caso, y ahora me encuentro en... ni siquiera sé dónde estoy.

 

Me siento frustrada, dolida, y decepcionada de mi misma.

 

¿Cómo es posible que haya sido secuestrada?

 

En mi cuerpo no hay ningún rasguño ni golpe. El dolor que siento ahora mismo no es físico, es todo emocional.

 

Me duele no saber si saldré de aquí.

 

Me duele no saber con qué clase de mente enferma terminé.

 

Y me duele aún más el no saber si volveré a ver a mi mamá.

 

Ella no resistirá saber que morí.

 

Solo nos tenemos a nosotras mismas, nadie más de nuestra familia queda. Y ella..., ¿se quedará sola? ¿Así, de la nada? ¿Sólo porque un psicópata decidió que sería su presa?

 

Van a arrebatarme la vida, y, con ella, la de mi madre.

 

Por otro lado están mis amigos. Claro que nos queremos, y por supuesto sufrirán mi pérdida, pero podrán salir adelante.

 

O eso espero.

 

Esperen, ¿de verdad voy a dejarme vencer así como así?

 

Estoy consciente de que no sé pelear, y que el miedo ahora mismo me tiene paralizada. Sin embargo, no pienso dejar que un demente decida cuándo voy a morir.

 

Sé de todos los asesinatos que se han cometido en este pueblo, mamá por eso no me quería dejar salir esta noche, por un momento consideré hacerle caso, quería que se quedara tranquila, todos los asesinatos sucedían cada mes, ¿¡cómo mierda iba a saber que hoy habría una excepción!?

 

Pensé que no corría riego, aún cuando cumplo con las características de sus victimas.

 

Como siempre el ser humano creyendo que es inmune a lo malo, cegándose a sí mismo, en un intento de engañar a su propia mente.

 

¿Quiero morir hoy? No.

 

No quiero que las últimas palabras que le haya dicho a mi madre sean: “tranquila, es imposible que me pase algo, estaré bien, te lo juro”.

 

No soportaría que incluso muerta me siga diciendo “Te lo dije, pero, como siempre, nunca sabes escuchar. Bien dicen que el diablo sabe más por viejo que por diablo.”

 

No señor, de aquí salgo viva.

 

Me limpio las lágrimas e intento regular mi respiración.

 

Intento observar qué hay a mi alrededor pero es de madrugada, así que está más oscuro que mi futuro.

 

Lo que me llama la atención, ya que no se ven luces encendidas cerca, por lo que llego a la conclusión que estoy en una zona alejada a las demás casas.

 

Trato de concentrarme, agudizo el oído y escucho el susurro que hacen los árboles al moverse con el viento. Me concentro un poco más y logro distinguir el aullido de un coyote.

 

Estoy en medio del bosque.

 

Se puede escuchar el crujir de unas ramas y ¿una corriente de agua?

 

¡El río!

 

O

 

M

 

G

 

¿Será este mi momento de suerte?

 

Estoy en medio del bosque, pero no cualquier parte. Es el lado suroeste del pueblo. Mi papá y yo solíamos venir a acampar aquí cuando estaba pequeña. Lamentablemente murió cuando cumplí los 14 y ya no quise  -ni pude- volver. 




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