Intentas nadar, zafarte del agarre pero es casi imposible, la criatura te arrastra rápidamente a las profundidades del mar, no aguantarás por mucho tiempo la respiración y mantienes los ojos cerrados, la criatura que ha tomado tu tobillo te suelta, oyes una melodía que proviene desde las profundidades, abres los ojos y contemplas a la propietaria de esa dulce y armoniosa voz.
No es una, tampoco son dos, tus ojos no creen lo que estás viendo, la sorpresa es tal que dejas escapar el aire que retienes, poco a poco más criaturas como ellas salen de sus escondites, mitad humanas y mitad pez. La hermosura de cada mujer es única y sobrenatural. Sus voces te atrapan, te sientes hipnotizado por ellas, hermosos ojos claros y largas melenas doradas se lucen con sus colas, algunas ríen juguetonas bajo el agua, otras aprovechan a tocarte las piernas examinándolas pero una de ellas es la que llama tu completa atención: la criatura que te ha sumergido a las profundidades del agua.
Sus intenciones no son las mismas que las de sus hermanas, puedes verlo en sus profundos ojos azules los cuales te encantaron apenas los has visto, su melena dorada brilla a pesar de la oscuridad del océano y su bello cuerpo... te gusta. El rostro exótico de esa mujer te enloquece, sus labios pequeños pero voluptuosos te tientan, debes concentrarte en su rostro más no puedes por mucho tiempo, su voluptuoso pecho llama tu atención.
Recuerdas las canciones que tus compañeros solían cantar durante las noches de festejo en el barco seguidas de mitos relacionados con exóticas mujeres que viven en las profundidades del mar. Estas mujeres mitad humanas mitad pez son poseedoras de una maravillosa voz, generalmente sus canciones hablan del placer y el conocimiento, recuerdas con detalle las últimas palabras de Bob, el pirata con dientes de oro: "Se las llaman sirenas, utilizan su canto para hipnotizar a los marineros, llevarlos a las profundidades del mar... y después comérselos."
Te apartas asustado de ellas, evitas que te toquen, quieres huir, el miedo se apodera de ti, la sirena de melena dorada se da cuenta de tus acciones y rápidamente calla con un alarido a sus hermanas, se acerca a ti, sus delicadas y finas manos toman tus mejillas, sus ojos te atrapan. Sepeara sus labios y un hermoso cantor sale de ellos, hipnotizante, atrapante, no puedes apartarte, tampoco dejar de verla, ella te controla, te ha encantado con aquel cantar sinigual, quieres besarla, quieres tocarla, la deseas, la sirena te seduce con sus encantadores labios, con su mirada, te atrae. Has caído en su trampa, de eso no hay duda alguna.
Conforme vas cediendo a ella, algo cambia en su expresión y su cantar, una sonrisa victoriosa se dibuja en su rostro, te sientes confundido, la sirena para de cantar bruscamente, su hermoso rostro se deforma, sus atractivos ojos se tornan amarillos y filosos dientes sobresalen de su boca. Gritas bajo el agua aterrado, casi no puedes verla por lo indescriptible que se vuelve, por la belleza pérdida, estás horrorizado, te apartas bruscamente de ella e intentas nadar a la superficie, tu grito te ha dejado casi sin aire, si no sales de allí morirás ahogado... o comido por las sirenas.
Sus hermanas te agarran de las piernas e intentan llevarte con ellas, hambrientas de tu carne, puesto a que ellas solo comen la piel de aquellos marineros. Sientes un terrible dolor en una de tus piernas, quieres volver a gritar pero sabes que no puedes hacerlo, el dolor es insoportable, la sangre brota de esta inmediatamente y se mezcla con el agua, una de ellas te ha mordido e intenta desprender tu carne. El tirón que sientes es insoportable, vuelves a gritar bajo el agua perdiendo así todo el aire que intentabas retener.
Tus oídos captan un insoportable alarido, tu vista se vuelve borrosa, ya no puedes luchar, ellas se aferran a ti con fuerza y no quieren dejarte ir. Algo o alguien toma de tu brazo más no eres capaz ya de ver, tampoco sentir, piensas si tal vez este será tu final.
No eres capaz de ver nada, te sientes desorientado, te pregunta si estás muerto más no te parece estarlo. El dolor de tu pierna lastimada ha disminuido, escupes agua reiteradas veces y toces, los sentidos vuelven a ti, reposas en algo húmedo y blando, ¿Arena tal vez? Sientes por momentos el agua en tus pies y las leves caricias de una mano sobre tu mejilla, intentas abrir los ojos nuevamente recobrando la visión, frente a ti puedes ver aquellos ojos jades intensos llorar por ti, el dolor que siente la joven de melena carmesí es grande, insoportable para tu pecho. Aún estás desorientado, no comprendes nada. Intentas reincorporarte, observas tu pierna la cual se ha curado misteriosamente y luego a la mujer que te ha salvado la vida... o mejor dicho sirena.
Su larga y fantástica cola te sobresalta, incluso quieres retroceder más no puedes hacerlo, la mujer te retiene con las manos, ¡No logras comprenderlo! Sus hermanas han querido matarte minutos atrás y ella... ella te ha salvado la vida. ¿Por qué? ¿Qué motivos tenía para hacerlo? Sabes con una simple mirada que ella no es como las demás sirenas.
Aun así tienes el extraño instinto de apartarte, observarla con temor.
— Daniel... tranquilízate. No te haré daño, no otra vez.
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Editado: 28.10.2018