Oliver: Inocencia maldita

Chapter Twelve: El caballo que se rebeló

1

 

La mujer miró aquel retrato una vez más, el mismo que le traía tanta tristeza a su corazón. Oh, como extrañaba a su Adam. A su príncipe.

 

Sintió una presencia tras de sí, no sabiendo bien quien era habló, sin apartar la vista de la fotografía. Hace tiempo que había dejado de temerles a las personas, a todos.

 

-Aun recuerdas ese día ¿no es así? -La voz grave, de un hombre tras ella la hizo voltear finalmente.

 

-¿Cómo podría olvidarlo? Fue uno de los días más felices de mi vida -Declaró esbozando una pequeña sonrisa hacia Adam y acercándose a él.

 

-También fue uno de los míos... Aunque nunca supe porque hiciste lo que hiciste, Edith... Si yo te amaba... Éramos felices -Los ojos azules del hombre lucían tristes al verla, dejándola acercarse.

 

-Hice lo que debía hacer, siempre hago lo que debo hacer para que no dañen a Oliver, nuestro Oliver... -Ella estiró su mano, queriendo tocarlo.

 

-Nunca hubiera lastimado a nuestro niño -Cerró los ojos apartándose de su alcance.- Ni a ti, yo amaba a ambos...

 

-¡Mientes! ¡Vi esas miradas! Yo lo noté, noté como la mirabas a ella -Edith se abrazó a sí misma.

 

-¿Ella? -

 

-Esa muchacha... La hija de tu amigo, yo vi lo que había entre ustedes, yo lo supe -Acusó mirando a aquel espejismo.

 

-¡Imaginaste cosas, Edith! ¡La única mujer a la que quería era a ti! -La miró, extrañas lágrimas carmesí se deslizaron por sus mejillas.

 

Ella lo miró, negando efusivamente. "Mienten, todos mienten".

 

-Ibas... Ibas a abandonarme por ella, y-yo no podía permitir eso... -Él la interrumpió.

 

-Nunca lo hubiera hecho... Pero no me dejas estar en paz... Estas enferma, cariño... No me dejas irme... Ni a ninguno de ellos... -Había dolor en su voz.

 

Otras figuras aparecieron a su alrededor, Luca con su rostro medio cubierto por el largo cabello y expresión seria, Tucker con el cuello quebrado viendo tristemente a la mujer... El mismo Adrien apareció junto a su hermano, y otros más. Andrew, su primer amor, que la miraba con odio y su camiseta cubierta de sangre, Lorcan, aquel que había sido un caballero siempre, solo estaba allí de pie y la mirada baja, no parecía tener daño alguno.

 

Eran demasiadas figuras las que había alrededor de Edith encerrándola en un círculo de muertes.

 

-¡Te odio! ¡Yo quería estar con Amira pero tú...! Maldita zorra loca... -Ese era Andrew el que hablaba, el infiel.- Ahora ella... debe estar casada con otro... ya ni debe recordarme...

 

-El lenguaje, por favor, no se trata así a una dama -Lo silenció Lorcan con su voz grave pero calmada.

 

-Hay ocasiones en que no soporto a estos sujetos -Declaró Luca, con fastidio. Miró a Edith- ¿Porque maldita mierda no nos liberas? -Exigió saber, estaba harto de aquella vida, solo le daban ganas de desquitarse con alguien.

 

-Yo los amo... -Ella susurró mirando a su alrededor, los rostros de cada uno de sus antiguos amores- Los amo a todos, no puedo dejar que me abandonen... -La mujer se encontraba llorando silenciosamente.

 

Era curioso como aquello parecía resaltar su bello rostro de muñeca perfecta. Su belleza no era una bendición, claro que no... Ella no la consideraba así... Ella la creía una maldición.

 

-¿Dónde está mi Wally? -Su vista giró en direcciones de los presentes.

 

-Él no quiere verte, te odia más que todos -Dijo Tucker con pena.

 

-¿M-me odian?

 

-No todos -Sintió frío en las manos y notó que Adam las había tomado entre las suyas.- Algunos sí, pero no todos, amor mío.

 

-¡Deja la cursilería! ¡Qué nos deje irnos! -Jason, otro pobre idiota que la había amado, fue quien habló.

 

-¡Estoy cansado de este lugar! -Luca lo prosiguió.

 

-¡Mis padres nunca supieron que me pasó! -Tucker estaba llorando, siempre había sido uno de los más infantiles a pesar de tener alrededor de dieciocho años.

 

Todos, uno a uno comenzaron a protestar, a exigir que los liberara, la aturdían, eran tantas voces a la vez, todos diferentes pero con el único error de haberse enamorado alguna vez de la réplica de la preciosa Blancanieves. Los únicos que parecían no decir nada eran Adam, Adrien y Lorcan, siendo el menor de los hermanos el que ni siquiera había dicho una palabra desde que apareció... Probablemente a falta de la lengua que Edith le arrancó.

 

Tucker tenía razón, y varios se la concedieron en lo que había dicho, alegando lo mismo... Pues era cierto, ninguna de sus familias había sabido jamás que les había ocurrido, habían sido tachados como desaparecidos pero nunca se hallaron sus cuerpos, ni tampoco los hallarían.



#539 en Thriller
#251 en Misterio
#179 en Suspenso

En el texto hay: fantasmas, psicopata, demonio

Editado: 08.05.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.