1
Oliver dormía calmadamente mientras que Katrina se paseaba por la habitación, sin poder pegar un ojo. ¿Adónde iría ahora? No podía regresar a su apartamento, tampoco a la mansión Pritzker.
Echó un vistazo al bolso azul que había cargado con el dinero de la caja fuerte que... Técnicamente pertenecía a Edith, pero muerta ella ahora era de Oliver, y si debían desaparecer del mapa para que no los atraparan, eso les serviría por bastante tiempo. Por un efímero segundo sonrió divertida al sentirse en una película de acción, pero se borró casi instantáneamente puesto que en realidad no era tan divertido, tenía que conseguir identificaciones falsas aunque aún no sabía cómo, probablemente su tío Jerry supiera, y debía huir a otra ciudad o estado llevándose al niño consigo.
Casi quiso abofetearse al pensar en que probablemente Liver no había tenido tiempo de borrar sus huellas digitales del arma que había usado, sabrían que él se deshizo de alguien para escapar.
Desvío la vista hacia donde dormía el chiquillo, observando tres sombras sentadas a su alrededor en aquella cama. No se estaban mostrando de forma física ante ella, pero presentía quienes eran, lo cual le desconcertaba un poco pues creía que no podían salir de la casa.
Su Oliver se veía tan tranquilo durmiendo, casi parecía un ángel. "Un ángel con el encanto de un demonio" pensó de pronto, sin saber cuan acertada era aquella afirmación. Caminó lentamente y se sentó a un costado de su cuerpo, causando que las sombras se esfumaran de sus lados, para luego acariciar su rostro durmiente, a lo que el niño frunció el ceño sin despertar.
Lo sentía frío. ¿Había bajado la temperatura sin que se diera cuenta?
-¿No estas asustada, Katrina? -Esta vez la voz era masculina, y al voltear logró ver a Luca, el chico estaba apoyado en la pared, su único ojo visible grisáceo la observaba con ligera burla.
-N-no -Logró decir con un pequeño tartamudeo, quizá nunca terminara de acostumbrarse a ellos.
Estoy aterrada.
-Deberías estarlo, después de hoy... Probablemente no vuelvas a ver a tu hermana -Tucker apareció sentado sobre la mesita, meciendo los pies infantilmente y con aquel tic de tronarse los huesos del cuello.
Sé que no volveré a ver a Sia.
-Soy consciente de ello -Ella no se movió de su lugar junto a Liver, tomando su fría mano entre las propias, intentando calentarla.
-Y aun así pretendes que todo estará bien... Aunque realmente se esté yendo a la mierda -Se sobresaltó al ver a Wally sentado justo del lado derecho de Oliver, justo frente a ella dado que se había sentado en el izquierdo.
-Y-yo... -
-¿En verdad crees que él puede ser capaz de amarte, Katrina?...-El castaño la observó atentamente un minuto, luego una sonrisa llena de malicia se extendió por su rostro pálido al ver que no respondía- Que ingenua eres...
-Cállense, ustedes no saben nada -Ella se cubrió los oídos.
-Debiste huir cuando Adrien te lo advirtió... -Se levantó de un salto de la cama al oír a Luca tan cerca suyo, el maldito se había aparecido a su lado.
A su mente vino el recuerdo de la primera vez que los vio, que vio también a Adam y Adrien Pritzker. El menor de los hermanos le había dicho que huyera, en ese momento no había sabido bien porque pero ahora sospechaba que era por esto... Por líos en que estaba metida, la cordura que había perdido y su amor por el niño que solo se incrementaba tornándose casi enfermizo.
Hace alrededor de una hora, cuando habían regresado de la mansión, había ocurrido algo extraño. Ella por un momento había visto los ojos de Oliver más oscuros, casi negros, por un efímero segundo no habían sido de su natural hielo celeste. Sin embargo, había sido demasiado rápido, un parpadeo y habían vuelto a la normalidad, Katrina terminó por creer que se lo había imaginado. Veía fantasmas, oía voces... Sinceramente no le extrañaría que comenzara a alucinar o ver cosas que no estaban ahí en realidad.
Ella no sabía, y quizás fuera muy tarde o tal vez nunca se enterara... De aquella verdad sobre Oliver, sobre el pecado que Edith había cometido al concebirlo y la estupidez de ella misma al confiar en él ya que...
¿Cómo diablos había sido capaz de confiar en alguien que estaba maldito desde antes de nacer?
2
-Bien, revisen todo, hasta el último rincón -Ordenó Turner a los hombres que entraban a la casona junto a él.
Wells no se encontraba allí esa mañana, lo había prácticamente obligado a quedarse en su casa, Dante consideraba que su amigo se merecía descansar y no presentarse hasta estar al cien por cien, Philip había protestado pero el moreno había logrado convencerlo. Razón por la que este día se encontraba acompañado por el oficial Duncan.
Editado: 08.05.2019