— Largo, los dos de mi oficina — dice el monstruo y ellos se van.
Olivia estaba asustada porque perdería su trabajo y pensaba en su pequeña, entro en desespero.
— ¿Por qué le hablaste así? Es el jefe y yo una desconocida — dice ella entre lágrimas de desesperación.
— y tú ¿Por qué dejas que te humillen? — contesta él molesta.
— Tú no sabes nada y no te metas — Olivia se va preocupada.
“¿Cómo puede una mujer dejar que su dignidad por el suelo así?” — piensa él.
Siguieron con su trabajo y no hablaron más. Ella esperando la llamada para ser despedida y él sobre el comportamiento raro, como era posible aceptar tal situación y porque lo hacía.
En la tarde, él habla para cortar el hielo entre ellos.
— ¿Para qué todos estos documentos? — pregunta él.
— Son los documentos irregulares y en especial está — responde ella y cierra la boca, cometió un error al decir eso y él se queda callado, sabe que tiene información que le sirve.
— Debes llevar mucho tiempo aquí – dice él.
— En realidad 2 meses, aunque es mucho lo que sé — responde ella y cambia de tema.
— Te debe de ir bien, eso es seguro — continúo hablando.
Olivia se quedó pensativa, su sueldo no le alcanzaba para mucho y era maltratada por su jefe, la desprecio su expareja que la dejo abandonada con su hija.
— Más o menos — no responde más, su ánimo cayó por los suelos y se despidió.
Llego el viernes, Robert pregunto de nuevo si estará libre el sábado y recibió la misma repuesta. Se sentía frustrado al ver como se dejaba maltratar de esa manera y su punto de inicio se desviaba por una mujer.
En la noche Robert salió con su mejor amigo a tomarse unos tragos.
— Thomas, creo que me estoy involucrado en otros asuntos que no son laborales — dice él mientras bebe un trago.
— ¿Crees o ya lo estás? — pregunta, ansioso por saber la respuesta.
— Ya lo estoy, no puedo desviarme solo por pesar — responde y hace que su amigo se confunda.
— ¿Pesar?, a qué te refieres, ósea una mujer — Thomas siente un interés de escuchar que sucede.
— Una chica que se deja humillar, da pena y la quiero ayudar — dice Robert.
— No puedo creer que el demonio esté sensible ajajajajajaja — Él se ríe a carcajadas.
— Vete al infierno
— Cuéntame todo — fulmina Thomas
— Ella fue a buscarte en la sucursal de New York — cambia de tema.
Robert trago grueso aquel licor y miro hacia el suelo con decepción, sus ojos se entristecieron, ya que no quería saber nada de ella.
— No me interesa, Sofía decidió acabar con todo — gruño él.
— Deberías entenderla — refuta Thomas.
— ¿Entenderla?, y a mí ¿Quién me entiende?, quiero una familia y ella no, además ya sabes lo que hizo — escupió con ira.
— ya, ya cálmate — dice Thomas y la noche continua.
Ya, el sábado, Robert ya estaba en el lugar donde sabía que se vería Gonzalo y Olivia; la ve llegar, estaba vestida, normal, nada sensual y al otro lado estaba su jefe, por más que se arregle daba asco.