— Mi vida calma — Ella trata de calmar a la bebé, mientras Robert seguía inmóvil observando aquella escena.
— ¿Tienes un bebé? — pregunta él con asombro y a la vez sintió estremecer su corazón.
— A ti que te importa, largo de mi casa — Olivia trata de no gritar.
— Después hablaremos — Robert termina la conversación y se retira.
Olivia coloca el seguro en la puesta para evitar que ingrese de nuevo, camina hacia la habitación y se recuesta con Charlot que ya se había calmado. Mientras, Robert caminaba hacia su auto inmerso en pensamientos sobre aquella escena, como era posible que esa mujer con tantas dificultades se sacrificaría por su hija y la otra ni siquiera pensaba en una.
— ¡Halo! — suena su teléfono y escucha la voz de Sofía.
— Déjame tranquilo, Sofía — Cuelga sin terminar la frase.
Él llega a la casa abrumado y aburrido de su vida, era la primera vez que se sentía de esa manera. No dejaba de pensar en aquella imagen y quería ayudarla, ahora con mayor razón debido a esa pequeña niña con ojos grandes y azules como el cielo.
Al siguiente día, están todos en la oficina actuando como si nada hubiera pasado y ella ni siquiera lo voltea a mirar. Robert pide una reunión con el jefe sobre temas de trabajo, todo era tenso entre ellos hasta que soltó una bomba con sus palabras.
— Gonzalo, es hora de poner orden en este lugar — exclama Robert con ganas de matarlo.
— ¿A qué te refieres?, no me vengas con babosadas, niño — escupe Gonzalo con fuerza.
— A partir de ahora Olivia será mi asistente y desde hoy tomaré mi puesto como gerente general de Imperium, mucho gusto mi nombre es Robert Spencer, nuevo propietario de esta empresa — entrega su carta de presentación y demás documentos, de acuerdo con lo planeado.
— Señor Spencer, Si hubiera sabido que era usted, su recibimiento hubiera sido otro — se disculpa Gonzalo asustado.
— No es necesario, ya vi demasiado, ahora quiero que dejemos algo en claro — habla Robert.
— Si es sobre Olivia, es mejor que no pierda su tiempo — responde Gonzalo con calma.
— ¿Por qué están tan seguro? — pregunta él.
— Ella tiene algo que no quiere perder — contesta Gonzalo entre risas fastidiosas.
— ¿Se refiere a mi hija? — Robert deja con la boca abierta al viejo ese.
— ¿Su hija?, me está mintiendo — responde con miedo.
— ¿Le tengo que mostrar una prueba de paternidad? — refuta con firmeza y mirar intimidante.
— Claro que no, solo que … — es interrumpido
— Señor Gonzalo, está despedido en este momento, por favor vaya a recursos humanos por su carta y liquidación, además si no quiere problemas legales le sugiero que desaparezca — Robert fulmina con tales palabras que lo hizo sentir un nudo en la garganta.
Robert dijo una mentira comprometedora, esa niña no era su hija y mucho menos conocía a oliva antes de entrar a esa empresa.
—“Ay, Robert, ¿qué haces?, deja de ser entrometido” — piensa en voz alta.
Olivia ingresa a su oficina a preguntar como estaba porque vio al jefe enojado y en la oficina de recursos humanos.
— ¿Estás bien? — pregunta ella.
— Si lo estoy — responde él con serenidad.
Gonzalo ingresa nuevamente y los ve juntos, resopla unas palabras groseras.
— ¿Le harás otro hijo?, que lastima de mujer — recoge sus cosas y se marcha con rapidez.
— ¿otro hijo? — Repite ella confundida.
Robert la mira y sonríe preocupado por su reacción.
— en unos días entenderás, además el viejo cochino ya no molestará más— responde con temor a la reacción de ella.