2 meses después...
Mi felicidad al despertar me impresionó. Estaba feliz, muy feliz. Aunque, los nervios al pensar que mi mamá podría decir que no, estaban ahí, peleando con la felicidad. Me levanté de la cama y fui a darme una ducha, al terminar, me mire al espejo, temblaba, pero aún tenía una sonrisa. Era raro. Sacudí la cabeza, y me cepille los dientes.
Al salir del baño, me vestí y baje a desayunar. Mi hermano ayudaba a mamá a arreglar la mesa, le gustaba ayudar a mamá en todo. Comimos y al terminar subi a mi recámara.
Agarré mi celular y le escribí a Conan, al rato saldría con él para saber cuándo le diremos a mamá, sabemos que será hoy, pero no sabemos aún a que hora. Luego de quedarme varios minutos hablando con él, le dije que me pondria a arreglar mi recámara. Arregle la cama, luego, fui a mi closet, todo estaba desordenado, era raro, ya que soy un chico muy ordenado. Después de quedarme viendo todo el closet por dentro, me decidí en limpiar rápido. Ordené la ropa por colores, y las zapatillas igual, mire a arriba, tenía muchísimas cosas que no me acordaba que eran. Busque una silla y me subí en ella, ordené todo, al terminar ví una caja, no sabía de quien era, ni que tenia dentro, enarque una ceja.
La agarre y baje con ella, me senté en la cama con las piernas cruzadas. Al abrirla mis ojos se tornaron acuosos; habían algunas fotos, muchísimas cartas e incluso una flor. Las fotos eran de papá, en algunas estaba junto a mamá. Sollozaba mientras veía todas las fotos; eran muy hermosos juntos. Papá, era hermoso de joven, al igual que mamá. Luego de ver las fotos, agarré las cartas y las leí. Mi papá era muy lindo de persona, aún más enamorado. Sus palabras podían enamorar a una chica en segundos. Todas las cartas tenían frases muy bonitas, frases que al leerlas, se notaba que venía de su corazón. Algunas lágrimas silenciosas se escaparon al terminar de ver todo lo que había en la caja.
Baje a la sala con la caja en las manos, mi mamá volteo para verme, al ver que tenia las mejillas húmedas, miro lo que tenia en mis manos, abrió los ojos de par en par al ver la caja, parecía que no se acordaba de eso. Se acercaba a mi mientras daba pasos lentos, al llegar a mí, me llevó al sillón
—¿D... De adónde lo sacaste? —Me dijo mientras agarraba la caja.
—Estaba en la parte de arriba de mi closet —Mi voz se escuchaba entrecortada, aún sollozaba.
—No me acordaba que había puesto la caja en tu closet —Dijo al abrirlo —. Todo era muy bonito cuando nos conocimos, tu papá era muy lindo de personalidad, él, lo merecía todo, menos morir. —Tenía varias fotos en sus manos, su voz iba bajando de tono, al tiempo que se escuchaba entrecortada.
—¿Que es eso? —Dijo mi hermano mientras se acercaba a nosotros.
—Son fotos de tu padre, también cartas que tu papá me había dado. En algunas fotos estábamos juntos. —Respondio mi mamá. Mi hermano, sonrió. Yo, habia podido tranquilizarme un poco.
Al terminar de escuchar a mi mamá leer las cartas y de ver las fotos, subí a mi recámara nuevamente, ya no tenia la caja conmigo; mi mamá la tendría en su closet. Termine de ordenar mi cuarto justo a tiempo cuando llegó la hora de salir con Conan. Me lave la cara y salí de casa. Me encontraría con él en el parque nuevamente.
Al llegar al parque lo primero que ví, fue a él, a esa persona que me he dado cuenta que, sí, me gusta. Cosa que fue muy inesperada para mí, jamas pense que un chico me gustaría. Ese chico que hacía sentirme nervioso al estar junto a él, y que ahora, me hace sentir muy bien a su lado, e incluso, muy felíz. Se que ha sido muy poco tiempo conociendolo, pero, lo conozco lo suficiente para que me guste ¿No?
Sonreí y me acerque a él.
—¿Que tal? —Le dije mientras me sentaba a su lado.
—Bien, ¿Y tú? —Sonrió al voltear para verme.
—Pues bien, aunque tengo miedo, lo admito. —Bajé la mirada.
—Lo sé, yo igual. Pero, si tu mamá dice que no, haremos lo que sea para que cambie de opinión, ¿Está bien? —Subi la mirada para mirarlo, le sonreí y asentí. Me devolvió la sonrisa, esa que hace a que se vea muchísimo más hermoso de lo que es. —Bien, ahora, dime, ¿A qué hora le diremos a tu mamá?
—No lo se aún, pensé que tu ya lo habías decidido —Negó. —¿Podría ser al terminar la cena? —Me miró y asintió. —Bien, le dire a mamá que estaras para la cena. —Sonreí, él, también.
Pasamos varias horas en bicicleta. Al rato, le pedí que fuéramos a la colina que tanto me encanta ir, solo, para ver el atardecer y verlo a él feliz nuevamente. a él le encantó la idea. Llegamos justo a tiempo; el sol estaba por esconderse, para mostrar la parte más hermosa de todo el día. Mire a Conan, cerraba los ojos, para adentrarse aún más al ambiente, giré la vista y el atardecer estaba ahí viéndonos a nosotros y nosotros viéndolo a él, los colores rojo y amarillo fundiéndose para formar el naranja. Todo lo que veas al rededor de ese lugar es hermoso; cada árbol, el viento fuerte, los edificios que se ven a lo lejos; todo es hermoso, aún más teniendo a Conan junto a mí. Solo deseo que jamás se aleje de mí.
—Es hora de irnos —Su voz hizo a que lo viera. Asentí y me levanté.
Llegamos a la casa y lo primero que hice fue saludar a mi hermano y a mamá, luego subí a mi recámara para darme un baño. Al terminar de bañarme me mire al espejo, me quedé ahí, viéndo como temblaba, pasaron varios segundos que me parecieron eternos, tenía miedo, nervios, de todo un poco, pero tenia que controlarlo; no podía bajar a cenar así. Sacudí la cabeza y sali de ahí, me vestí y baje a la cocina, parecían estar esperándome, mire a Conan «Tranquilo» me dijo moviendo los labios, sonreí y me sente en la silla. Al terminar de comer, nadie habló, silencio total. Hasta daba escalofríos.
—Bueno, señora Isabella, Abel y yo queremos preguntarle algo —Dijo al romper el silenció, yo; me congelé, lo mire y luego giré la vista para ver a mamá.
—Claro, ¿Cuál es la pregunta? —Estaba a punto de temblar, pero lo contuve.
—Co...
—Ten... -Dijo al mismo tiempo que yo. Silencio —. ¿Lo dirás tú? —No sabía que responder. silencio nuevamente. Decidí en mejor hacerlo yo. Asentí. —¡Bien!
—Conan tendrá un tour la proxima semana... —Mi mamá Enarco una ceja —. Y me invitó, ¿Puedo ir? —Ese silencio regreso. Tenia miedo, y nervios también.
—Se que te encantaría ir Abel, pero es mejor que no vayas, no sabes que puede ocurrir allá o además, que te puede pasar a ti. Entonces, no. — ¡Mierda! Lo sabía! Miré a Conan; me miraba también. No estaba bien; se veia triste, mal.
—Mamá, se cuidarme, además, estaré con Conan, y no puede ocurrir nada en los conciertos porque habrán policías en las entradas —Mi voz era más fuerte cada segundo. Prácticamente grité
—¡No me grites! —dijo al levantarse y golpear la mesa con la palma de su mano. —Mi decisión ha Sido que no irás y asi se quedará, no cambiará. —Dijo furiosa. Al parecer no le importaba que Conan estuviera ahí, viéndolo todo. Lo miré; me miraba también, pero se veía normal.
El silencio estaba ahí, mi hermano no decía absolutamente nada, de a seguro estaba de acuerdo con mamá. Me levanté de la silla y fui directo a mi cuarto; decepcionado me tire a la cama. Me puse la almohada en la cara, cuando escuché la puerta abrir; era Conan.
—Aún estas aquí, pensé que te habías ido.
—No me iré sin aún hablar contigo —Dijo mientras se sentaba en la orilla de la cama, yo, me senté a su lado. No dije nada. —. Se que te sientes decepcionado, te siento igual que como tú me sientes. Pero, no te preocupes, haremos cualquier cosa por que tu mamá te deje ir. También estoy igual que tú, pero se que tu mamá cambiará de opinión de una forma u otra. Haremos lo posible por eso, ¿Está bien? - Levantó mi barbilla con su dedo para que lo viera, quería besarlo en ese instante, pero no lo hice, en lugar de eso me decidí en abrazarlo.
Lo abracé, él, hizo lo mismo. Me sentía bien al sentirlo aún más, al haber podido tocarlo se sentía bien. Sonreí, su olor era delicioso, y su cabello, ¡Ni se diga! También olía delicioso, su cabello era perfecto al igual que él, lo tenia bien cuidado. Queria quedarme por horas abrazado junto a él. Al pasar varios minutos, Conan me soltó, hice lo mismo.
—Debo irme, pero vendré mañana ¿Está bien? —Asentí mientras mostraba una sonrisa. —Bien, te quiero —Dijo mientras cerraba la puerta.
Me tire a la cama nuevamente, puse mi almohada en la cara y grité. ¡Por los dioses! ¡Conan es jodidamente perfecto! Su olor lo sentía junto a mi aún, todo en él es hermoso y perfecto; cada facción de su rostro, su cabello, su sonrisa ¡Todo! Sonreí. Luego de tanto pensar en él, mire el reloj; las 12:16 de la medianoche, decidí en mejor dormir, luego de varios minutos, no supe más de mí.