Olvidándome del lobo

3

KENZIE


 


 


 


 

—Señorita, ¿puede limpiar aquí por favor? —me llamaron desde una mesa, al parecer habían derramado una bebida. Asentí, acercándome. Dejé la charola que andaba con vasos vacíos y saqué mi trapo, limpiando. Había ido al departamento por algo de maquillaje y de paso le había avisado a Carl que tenía trabajo, supongo que ese señor será mi única compañía por un rato.


 

La música resonaba muy alto, me desorientaba un poco; igual las luces de todos colores, pero tendría que acostumbrarme porque imagino que será todas las noches esto. Solo rezo para que ninguna bailarina se enferme y así no tenga que ocupar su lugar yo. Aunque habían como dos meseras más a parte de mi.


 

—Gracias, linda —me saludo un hombre gordo, al terminar. Le sonreí, tomando mi charola y esquivando gente para llegar a la barra. Estaba demasiado lleno y apretado esto. Iba apartando gente cuando de pronto sentí como alguien chocaba conmigo, haciendo que botara la charola con los vasos, rompiéndose en el piso.


 

Genial, ahora tendría que pagarlos, y eso que más bien tengo que recoger el dinero y no votarlo. Miré al susodicho, pero como el lugar estaba algo oscuro no le miré bien la cara.


 

—¡¿No te fijas!? —espeté algo alto para que me escuchara. Pero había algo en ese chico que me llamó la atención, usaba antifaz pero podía distinguir un pocos sus ojos oscuros. Me recordó a alguien.


 

—Jade, ¿estas bien? —se acercó Clara, mi compañera. El chico solo elevó las manos en forma de disculpas y se perdió entre la gente.


 

—Si, solo un idiota que me tiró todo —respondí, agachándome para recoger el desastre.


 

Clara se arrodilló conmigo.


 

—A veces suele pasar —me dijo mientras me ayudaba—. Pero no debes hablarles así porque quizás en otra no te toque alguien tan calmo como el —explicó—. Hay algunos que le exigen a Jack que las corra, por incompetentes —nos pusimos de pie. Creo que en pocas palabras me dijo incompetente—. Solo te advierto porque Jack me acaba de decir que —se acercó a mi oído para susurrar—: La mafia esta por venir.


 

La miré sin entender.


 

—¿Mafia?


 

Asintió.


 

—Ven, vamos a la barra y te explico todo —nos encaminamos a la barra, pero Jack al parecer había visto que hice añicos los vasos y me dio una mirada de reprobación.


 

—Lo siento —le dije al llegar— Si quieres lo puedes descontar de mi sueldo —opine con pesar. Ni siquiera sabía cuánto valían esos miserables vasos.


 

—Como sea, iré a recibir a unos amigos, estén atentas cuando las llame —se levantó y se dirigió a la salida.


 

—Va a recibirlos, eso quiere decir que están afuera —Clara fue poniendo vasos buenos en la charola, mientras él del bar, que si no me equivoco se llama Henrie, los llenaba de licor—. Son cuatro chicos y tal parece que son súper peligrosos —ahora miró a los lados para evitar que alguien escuchara—. Son narcos —susurró—. Y lo peor es que son guapos.


 

Levante las cejas por la información, hasta narcos habían en este pueblo, pues creo que no estaba mal. Se necesitaba algo de acción.


 

—Viven a las afueras de pueblo —añadió—. Tienen una enorme mansión —suspiro y me pareció que fue un suspiro melancólico.


 

—Lo dices como si ya hubieras estado allí —murmuré.


 

Carraspeó, haciéndose la tonta.


 

—Como sea, creo que llegaron —anunció mirando la entrada. Seguí su mirada. Allí venía entrando Jack, con tres chicos más atrás de él, todos venían de traje, con perfectos antifaces en  su cara, antifaces simples color negros que solo cubrían la zona de los ojos. Como el del chico que me tiró la charola. —Son tan guapos —escuché a Carla.


 

Los tres estaban vestidos impecables, con su cabello perfectamente ordenado, pasando entre la gente como si fueran los dueños del mundo. Jack los encaminó hacia la zona VIP, de allí podías ver todo lo que sucedía aquí abajo, nadie entraba allí, Jack solo nos decía que fuéramos cuando era necesario. Arriba ya había un chico sentado en una de las grandes sillas que estaban allí.


 

Supe quien era, el que me había tirado los vasos. Los cuatro llegaron allí, saludaron al chico sentado para después ellos sentarse y observar a los súbditos, ósea a nosotros. Wow enserio parecen mafia allí juntos. Jack hizo un movimiento de mano a un grupo de chicas sentadas en una mesa de abajo, eran cuatro chicas vestidas como putas, quizás porque lo eran. Las cuatro subieron las escaleras y cada una se sentó en las piernas de cada uno.


 

Jack bajó y se dirigió a nosotras.


 

—Necesito que una de ustedes lleve cuatro whiskys arriba —anunció.


 

—Yo tengo que llevar estos tragos a una de las mesas del fondo —me apresuré a decir, tomando la charola con las bebidas, para evitar que me mandaran donde esos chicos. La verdad ya me dieron miedo. Jack me observó, para luego mirar los vasos.


 

—Son cuatro whiskys —sonrió—. Vas allá y se los das —me guiñó un ojo para después rodear la barra y servirse un trago.


 

Genial, simplemente genial.


 

—Yo se los puedo llevar —sugirió Clara, Jack la miró por un segundo.


 

—Jade se los lleva, Clara, tú ve a servir la mesa a la que ella iría —fue lo que respondió. Me encogí de hombros a Clara, la verdad hubiera preferido que fuera ella la que les sirva a la mafia. Le di una última mirada para después encaminarme hacia las escaleras, atravesando gente que no dejaba de bailar, la mayoría ya estaban borrachos.


 

Subí los lujosos escalones sintiendo miradas en mi, agradecía llevar antifaz en este momento porque así no notaran lo nerviosa que estaba. Al llegar donde ellos se sentía todo diferente, estar desde aquí arriba, era todo más... es decir, te sentías superior a los demás. Y ellos sentían que tenían el derecho de serlo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.