Olvidándome del lobo

9

La puerta del departamento fue tocada con sumo cuidado, fruncí el ceño ligeramente dado que era muy tarde como para que alguien me buscara; quizás sea Clark que solo viene a molestar, como siempre. Apague la televisión y me apresuré a levantarme, encaminándome a paso lento hacia la puerta. Eran pasados de las doce de la noche y hacía demasiado frío, pero eso no impedía que mi pijama fuera un short demasiado corto, de tela, y que mi camisa sea de tirantes. Solo me abrigaban mis pies las medias blancas que me llegaban un poco más arriba de las rodillas.

Abrí la puerta, encontrándome con la persona menos esperada.

—¿Te desperté? —me preguntó Connor, tenía las manos metidas en sus bolsillos delanteros. El corazón me empezó a latir más rápido y sentí mis piernas débiles. Eso me hacía sentir el, me agarraba de todo con solo su presencia. Su mirada recorrió mi cuerpo y pude ver una chispa de lujuria en sus oscuros ojos.

—No, estaba viendo una película —respondí algo nerviosa—. ¿Necesitas algo?

Su vista volvió a mis ojos; se quedó un momento pensativo para después adentrarse a mi departamento y cerrar la puerta detrás de él, lo miré sin entender.

—Espero no arrepentirme de esto —fue lo que dijo para después tomar mi cara y plantarme un beso urgido en mis labios, sin darme tiempo ni de decir mu. Al principio no le respondía como era debido el beso pero después solo me dejé llevar, pensando en que quizás Connor me había perdonando y que me necesitaba igual que yo a él.

Rodee su nuca con mis manos atrayéndolo más a mi, nuestros labios se acoplan a la perfección, se sienten en sus lugar. Connor rodea mi cintura con sus brazos, arrimándome más. Se me escapó un gemido entre el beso.

—No sabes cuanto te he extrañado —murmuró.


 

—Yo también —le respondí. Connor me volvió a besar, ahora más lento, sus manos se pusieron en mis nalgas, elevándome a él así que rodee mis piernas en su cintura. Tire de su cabello suavemente, deleitándome con sus labios en los míos. Connor lame mi labio inferior enviando una oleada de calor por todo mi cuerpo.

Quité mis manos de su cuello y las bajé a su pantalón, desabrochando su faja para después bajar el cierre; Connor se separa de mí y en un rápido movimiento saca mi pequeño short y lo lanza lejos. Sus ojos tienen esa chispa de pasión y deseo, lo cual significa que aún me sigue queriendo, las esperanzas dentro de mi pecho se avivan.

Connor me vuelve a besar, caminando hacia la mesa y sentándome allí, dejo que haga su trabajo mientras nuestros labios están unidos, hasta que después de un momento siento su amiguito entrar en mi.

Desperté de golpe, sentándome. Mi respiración era agitada, obvio, debido al sueño tan... húmedo que estaba teniendo. Había soñado con Connor, y que es lo peor, que hacíamos eso ¿tan necesitada estaba? Me abanique con la mano, sonriendo un poco. No podía creer lo que había soñado. Afuera estaba oscuro solo la luz de la luna alumbraba una parte de mi habitación.

Miré el reloj de noche: 2:56 a.m; aún era de madrugada pero no quería dormirme, lo que necesitaba urgentemente era una ducha con agua fría, si, señores. Me levanté de la cama y me dirigí al baño, lo único que era real en mi sueño era mi pijama. Abrí el grifo para que se empezara a llenar la bañera pero no salía agua. Fruncí el ceño y me dirigí a la regadera, tampoco salía agua.

Genial. Más mala suerte para mi, hasta hace unas horas antes tuve que cantar frente a todos los estudiantes y ahora tengo un sueño caliente y no hay agua para que se me baje la calentura ¿puede algo salir peor? Resoplé frustrada y salí del baño.

Pensé, quizás me duerma y se me quite, pero quizás no. Necesitaba bañarme, el lago esta cerca. Solo tendría que caminar unos metros para bañarme unos minutos y volver en un santiamén. No se porque pero presiento que no andan los lobos cerca. Extraño presentimiento por cierto. Busque


 

mis botas de lana y me las puse, tomé una linterna y salí de la habitación, camine por el pasillo solitario hasta llegar a la puerta principal. Abrí y salí.

Después de bajar el ascensor y caminar hacia el patio trasero del edificio me entró un escalofrío, estaba caminado por el bosque solo con la linterna alumbrando el camino. Todo estaba en silencio, solo los ruidos de mis pies se escuchaban, estrujando las hojas secas en el suelo. La luz de la luna alumbraba más y eso me dio más valor.

Luego de diez minutos después llegué al lago.

—No puedo creer lo que tengo que hacer por Connor —bramé—. Soy una maldita calenturienta — me dije—. Solo tengo que bañarme rápido y volver —me encamine al pequeño muelle que estaba a unos metros. El lago estaba demasiado calmo, la luz de Luna se reflejaba en una parte.

Al llegar al final del muelle dejé la linterna en el piso y quité mis botas. No mojaría mi pijama era la única limpia que tenía, eso me recuerda que mañana tocará lavar.

—Ni modo, a quitarme todo —saque mi camisa, no tenía brasier; luego quité mi short y las medias y de último mis bragas. Había quedado completamente desnuda en medio de la nada, aunque pensándolo bien no había nadie por ahí rondando. Me relajé, sentándome en el borde del muelle para después dejarme caer al agua.

Estaba fría, como me gustaba. Me zambullí, empezando a nadar más a lo profundo, hasta salir a la superficie. Nade con con mis manos después, alejándome más de la orilla. Esto era divino, increíble y genial. Se sentía bien, el agua helada en mi cuerpo, en el bosque, a luz de la luna encima de mi. Era mágico. Aquí olvidé mis problemas, todo lo pasado y solo me relaje.

No se cuanto tiempo pase así pero me imagino era mucho, hasta que me sentí observada, si, esa sensación que tienes cuando estás sola y sientes que no lo estás del todo, sino que alguien está allí, observando. Sacudí la cabeza para evitar pensar en eso y cerré los ojos, deleitándome.


 

Me volví a zambullir.




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