Olvidándome del lobo

10

—Oh por Dios, son los lobos —susurré, alumbrando el bosque. Sentí como Nicholas se posicionó a la par mía; el cabello empezaba a mojarme la camisa.

—¿Lobos? ¿Porque lo dices? —cuestionó. Lo miré, intentando ver algo de diversión o algo así en su mirada, no era posible que no haya escuchado el aullido, es más, él y sus amigos los metieron al laberinto la otra vez.

—¿Estas sordo o que? Acaba de aullar uno —recriminé. Nicholas pareció pensativo.

—No escuché nada la verdad —se rasco la barbilla—. ¿Nos vamos o que? —se puso la gorra. —No podemos irnos así, hay lobos allí —insistí en voz baja—. Necesitamos defendernos con algo. —Jade, no hay lobos —puso sus manos en mis hombros—. Relájate.

—¿Estas seguro de eso? —quité sus manos—. Aún no olvido que ustedes nos mandaron al laberinto y que los lobos asesinaron a esas chicas —dicho eso empecé a caminar hacia adelante, quizás no anden cerca.

—¿De que hablas? —ahora si parecía sorprendido—. ¿Como sabes del laberinto? ¿Acaso tú...? Lo miré.

—¿Yo que? ¿Que si estuve allí? Si, me mandaron a ese lugar y una bestia de esas casi me asesina... Pero no lo hizo —confesé, apresurando el paso.


 

No lo escuché venir detrás, cosa que agradecí, alumbre con la linterna hacia adelante, el departamento no estaba tan lejos. Me introduje en el bosque, había un poco de niebla, estaba todo en silencio. Respiraba con algo de dificultad, estaba un poco nerviosa lo admito.

—Jade.

Me detuve en seco y llevé mi mano al pecho, mirando a la persona que estaba a mi izquierda. No se miraba feliz.

Clark.

—¿Cuantas veces te tengo que decir que no te aparezcas así como así? —ataque. Si que me había asustado—. ¿Que haces aquí? ¿Como me encontraste? —eran muchas preguntas las que tenía.

Clark usaba unos vaqueros negros, camiseta gris; tenía su cabello despeinado y, como había dicho, no se miraba feliz. Lo miré atenta.

—¿Que haces tú? —evadió mis preguntas—. Con él.

Arrugue la cara sin entender, ¿con el? ¿Con Nicholas?

—¿Te importa?

—Por supuesto —respondió, acercándose—. No puedes estar con nadie más, lo sabes, tienes un compromiso conmigo —recordó.

—Clark, ya te he dicho millones de veces que eso no significa nada —murmuré—. Nos divorciaremos y cada quien feliz, ¿vale? —seguí mi camino, dándole la espalda, pero luego recordé que le tenía que decir otra cosa, así que me giré a él—: Ah y para tu... —me detuve en seco al no


 

ver a nadie detrás de mi. Eso hizo que mi piel se pusiera de gallina. Clark no estaba. Había desaparecido demasiado rápido ¿a donde iría? Me abrace a mi misma sosteniendo la linterna. — ¿Clark? —alumbre a los lados— No es gracioso, sal ya.

—¿A quien buscas?

Me lleve por segunda vez la mano al pecho a causa del susto ¿que les da por asustarme? En serio. Miré a Nicholas, quien caminaba hacia mi.

—Creí que te habías ido —el fastidio era notorio en mi voz—. Y estaba buscando a alguien ¿no te topaste con el por ahí? —quise saber.

Nicholas frunció el ceño medio pensativo, para luego negar con la cabeza. —No, para nada.

—¿Has visto a los lobos o algo así?

—Ya te dije que no hay lobos —mencionó con aburrimiento.

Lo miré mal.

—¿Entonces yo estoy loca? —reproche. —Tengo mis dudas.


 

Abrí la boca para decir algo pero luego la cerré, Nicholas y yo podíamos pasar insultandonos toda la madrugada si queríamos, pero yo lo que quería era llegar a casa. Le di una última mirada y me giré para seguir mi camino.

—Estaba bromeando, Jade —me siguió. No le respondí. Así pasamos todo el camino hasta que llegue a la parte trasera del edificio. —Hmm no esta tan mal —murmuró a mis espaldas.

—Adiós, Nicholas —le dije, caminando a la entrada.

—¿No me das un beso de buenas noches? —inquirio con burla.

—¿Como dices? ¿Un golpe de buenas noches? —lo miré—. Claro, porqué no —hice como la que me acercaría pero él retrocedió.

—Wow, calma, leona, necesitas guardar tus fuerzas debiluchas para cuando en verdad las necesites —elevó las manos.

Reí.

—¿Me tienes miedo? —lo miré divertida.

—Nah. Yo mismo me doy miedo —comentó serio—. De lo que puedo llegar a hacer. No entendí que quería decir con eso pero imagino que no era algo bueno.

—En fin, nos vemos —me giré para seguir.


 

—Se cuidadosa, Jade —lo escuché decir, pero no le hice caso. Solo llegue a mi departamento y me dejé caer en la cama.

***

—Hay algo que no me gusta en todo esto —murmuro Clara dándole un sorbo a su soda.

Estábamos en la cafetería, almorzando, todos estaban allí. Nos encontrábamos en la mesa del fondo, cerca de la ventana que da al bosque. Connor, Nicholas y los demás estaban en la mesa de en medio, platicando entre sí. Connor se miraba tenso.

—¿De que? —quise saber, volviendo mi vista a ella.

—Lo de Pamela —susurró mirando a ambos lados para evitar que los demás escucharan—. Hay algo que huele mal.

Barbara no había venido hoy porque se daría un día para procesar lo de su amiga. El entierro de Pam sería a las cinco de la tarde. Y volviendo al tema, quizás haya algo más en su muerte, pero en la autopsia salió que se había metido hondo y allí se ahogo. Aunque la verdad... No, es algo nulo.

—No lo sabemos, Clara —puse mis codos en la mesa—. Quizás tengamos que aceptar que en realidad ella misma se ahogó y ya.

—No lo entiendes, ¿porqué iría al lago sólo a meterse y ahogarse? Si íbamos a empezar las clases y ¿quién era ese chico con quien se iba a ver? Quizás él sepa algo.

Lo pensé: tenía razón. Era ridículo que Pamela haya querido suicidarse adentrándose en el lago sin saber nadar, al principio cuando la conocí parecía tan llena de vida y de planes para el futuro, era extraño, mucho. Pero a veces hay personas que parecen estar bien cuando en realidad no lo están.


 

—¿Que quieres hacer? —le di la razón.




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