Olvidándome del lobo

12

CONNOR.

Mierda. Mierda. Mierda.

No puedo creer lo que hice, maldita sea me odio. Empujé a Kenzie. Se que se golpeó y ella lo negó. Aún es la misma chica que conocí, me doy cuenta. Pero verla en ese video con Nicholas... El solo hecho de pensar eso aprieto mis puños y golpeo la pared más cercana que tengo.

—Calma, hombre —me dice Jack. Estábamos en la mansión, los cinco reunido. Gabe, Sam, Jack, el hijo de puta de Nicholas y yo.

—Ni que fuera para tanto —dice Nicholas, sosteniendo una bolsa de hielo sobre el pómulo derecho de su ojo.

—Cállate —espeté.

—No deberíamos seguir haciendo esto —comenta Sam—. No está bien.

Habíamos decidido reunirnos porque muchos tienen dudas de lo que ellos hacen, traer chicas y luego llevarlas al laberinto... La primera vez que acepté hacerlo fue cuando encontré a Kenzie. Jamás asesinaría personas por placer. Nicholas, Gabe y Jack son los únicos que habían inaugurado eso años atrás. Estaban solos. Nadie los guiaba así que se perdieron en la oscuridad. Sam era el único que pensaba con claridad y sabía que lo que hacían era malo.

En especial porque Kayler no sabía lo que ellos hacían. Y si se llega a enterar, bueno, quien sabe lo que pasaría.


 

—Por primera vez en mi vida estoy de acuerdo con Sami —dice Gabe, jugueteando con un lápiz. Luce pensativo. Es raro en el. Desde ayer esta así.

—¿Entonces que? —cuestiona Jack— ¿no hay más chicas? ¿Se irán por la caza de animales? —nos mira.

Nicholas resopla pero asiente, al igual que Sam y Gabe. Llegó mi turno de asentir. Por lo menos teníamos un peso menos.

—Bien, eso me parece genial —Jack se levanta—. Los espero mañana en el bar, chicos —se despide, pero antes se dirige a mi—. ¿Necesitas hablar? ¿Algún consejo sabio de papi Jack? — bromea, pero sin embargo logra hacerme sonreír un poco.

—Todo está mal, Jack —me sobo la sien—. No se qué hacer, ni qué pensar.

—Supe lo del video —murmura—. No creo que ella esté con Nicholas, vamos, admítelo, él solo quiere molestarte.

Fruncí el ceño.

—¿Acaso él sabe que ella es mi mate? —quise saber. Solo Jack sabía de mi patética historia. Se rascó la nuca algo nervioso, así que le di una mirada de aburrimiento.

—Puede que se me haya salido algo —responde.

Resoplé


 

—Genial.

—Aún estamos aquí —dice Nicholas elevando un poco la voz— podemos escuchar.

—Púdrete —espete para luego girarme con intenciones de salir de aquí, pero él se apresuró a decir algo:

—Y no te preocupes, Parker, Jade solo tiene ojos para ti —añadió.

Me tensé, pero no le respondí. Salí del despacho, caminando por el enorme y blanco pasillo hasta llegar afuera. El día estaba soleado, así que me puse unos lentes de sol mientras caminaba al auto. Admito que me hace falta estar en mi pueblo, en la preparatoria, con Carolina, molestando a Kayler.

Sonrío al recordar eso.

Me siento en el capo de mi coche y saco mi teléfono celular; busco el número de Carolina y marco, llevándome el celular a la oreja. Un tono, dos tonos, hasta que contesta:

—¡Connor! —exclamó. Sonrío— por fin me llamas. Pensé que te habías olvidado de nosotros — reclama. Me la imagino haciendo puchero.

—Para nada. Solo he tenido un par de problemitas —me sinceré— ¿tu cómo estás? ¿Qué tal las cosas en Lewiston?

Suspira.


 

—Aquí todo esta perfecto. La paz volvió con nosotros. Oye, ¿adivina que? El lago ya se está descongelando, aquí estoy con Anne sentada en el muelle —explica.

—Me gustaría estar ahí para verlo —le digo.

—Espera un momento... —silencio, parece que cuchichea con Anne—... volví. Connor, voy a cortar, te llamo en un segundo —y corta sin dejarme decir nada más.

Me quedo mirando la pantalla del celular un tanto confundido, segundos después el celular empieza a sonar. Es ella. Pero es una video llamada. Le contesto, poniendo el celular frente a mi.

—¡Hola, Connor! —exclaman Anne y Carolina al mismo tiempo. Carolina está igual de linda como siempre, y como ella dijo, están en el muelle. Atrás puedo ver su casa y el coche de la mamá estacionado.

—Hola —les sonrío.

—Mira esto —dice ella, girando el celular para que vea el lago. Efectivamente se está descongelando, también pude ver la casa de Kayler del otro lado. Vuelve a poner el celular frente a ellas—. Te extrañamos, Connor, por favor vuelve pronto.

—Es cierto, aquí no es igual sin ustedes —añade Anne. —Algún día, chicas, algún día. ¿Qué pasa con Kayler?

—Él y Thomas fueron a hacer unas cosas —responde restándole importancia—. Nosotras acabamos de venir de clases, este último semestre está siendo un poco difícil para nosotras — hace una mueca.


 

Sonrío.

—Deberías llamar a Kenzie —le comento. Ella frunce su ceño sin entender—. Digo, está pasando por momentos difíciles ahora así que...

—¿Como? ¿Ella está ahí? ¿Con ustedes? —se hace la que no sabía. Yo sé que Kayler averigua todo. La miro con aburrimiento—. Bueno, quizás sabía un poco de eso. Pero ¿ella está bien?

—Deberías llamarla —repito— estoy seguro de que necesita una amiga en estos momentos. Se queda pensativa.

—Connor, ¿no puedes adelantarme algo? Conozco a Kenzie y no me dirá mucho —ahora toda su atención está en mi.

¿Debería contarle? Al fin y al cabo son amigas.

—Una amiga de la escuela murió y... hay un video de ella que circula por los celulares de todos los de la preparatoria—le cuento un poco a lo bajo.

Arruga su cara sin entender. Anne está igual. —¿Un video? —cuestiona Anne. Asiento.

—No me suena a algo lindo —dice Carolina, suspirando al final—. Mañana es sábado —murmura para sí misma, luego vuelve a poner su atención en mi— Connor... —sonríe un poco— haré algo mejor.


 

—¿Que cosa? —Iré para allá.

La miró sin comprender, pero una sonrisa se me escapó de los labios. Volver a ver a Carolina. No está nada mal.




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