Olvidándome del lobo

16

CONNOR.

Llegamos al edificio y, cargándolas, las logramos llevar a mi departamento.

—Yo... No s-se que me pasó lo juro —dice Carolina, Kayler la ayudaba a caminar. Yo también traía a Kenzie así pero ella casi no hablaba. Supongo que está algo confundida o... nerviosa.

—Está bien, ya hablaremos de eso —responde Kayler sentándola en el sofá. Siento a Kenzie a la par de ella. Nosotros dos nos ponemos de brazos cruzados frente a ellas.

—¿Kenzie? —inquiero llamando su atención. Se hace la desentendida mirando para todos lados.

—¿Escuchaste eso? —le pregunta a Carolina— C-crei escuchar un grillo.

—No es de noche para eso —respondo.

—Otra vez —le dijo. Carolina niega con la cabeza y parece comprender que estoy aquí y que no me ha saludado.

—¡Connoor! —se levanta y me abraza, con torpeza, pero me abraza. Sonrío— por fin te veo, no sabes cuanta falta me haz hecho —se separa y me evalúa— ¿como has estado? ¿Te han tratado bien? ¿Te molestan? Dime quiénes, Connor, porque nadie se mete con mi mejor amigo — sentencia señalándome con su dedo índice.

Río.


 

—Nada de eso, —respondo notando la mirada de Kayler—. La única que me rompió el corazón fue tu amiga —señalo a Kenzie.

Esta parece comprender.

—Jade Mackenzie Coleman de Parker, ¿me vass a explicarr en este momento porque hiciste lo que... hiciste? —se planta frente a ella de brazos cruzados.

Yo también quiero saberlo, Caro, yo también. Kenzie frunce el ceño pero luego se echa a reír.

—Caroli-na, ¿que dices? Si el fue el que se ha besuqueado con otras —reclama ella. Y recuerdo la vez que me vio besar a Hillary—. No tengo porque luchar por alguien que es evidente que ya no me... quiere —su voz se quiebra. Y lo que me dijo Kayler vuelve a mi. Quizás la juzgué por nada y tuvo sus razones para hacer lo que hizo.

Kayler se sentó en el otro sofá y solo nos observa.

Carolina no sabe que decir, así que se vuelve a sentar a la par de ella. —¿Terminaron? —pregunta Kayler. Las dos asienten.

—Connor, prepárales café —me dice. Lo miro interrogante.

—¿Desde cuando soy tu chacha? —recrimino. Como que anda muy mandon hoy. Ah, esperen, es Kayler Brown. El siempre es así.


 

—Connor, haz algo por Kenzie y Carolina. Una es tu... chica y la otra tú mejor amiga —dice, poniéndose de pie.

Bufo pero no me niego, me acerco a la cocina, busco un recipiente lo lleno de agua y la pongo a calentar. Para mientras calienta me vuelvo donde ellas.

—Pensé que sería un viaje tranquilo —les dice Kayler, bueno en especial a Carolina.

Ella está normal, busca el control remoto y enciende la tele, pero Kayler está en medio y no las deja mirar. Kenzie solo esta de brazos cruzados mirando en algún punto en especial.

—Kayler, hazte a un lado, ¿si? Necesito ver esa película —le dice. Ahora me mira—. Ven a verla, Connor, es crepúsculo —Me acerco a ella y me siento entre las dos. Mi brazo roza con el de Kenzie así que no puedo evitar sentir un pequeño estremecimiento.

Kayler se rinde así que se acerca a la ventana, a ver la calle.

—Essto es... muy difícil —solloza Kenzie. La miro—. E-estoy tan sola —lagrimas. Ahora está en la etapa de llorar por todo. Etapas de la borrachera para ser exactos. Carolina y yo la miramos. — ¡Carolina! —se acerca y la abraza de la cintura para abajo. —¡Eres mi única amiga! ¡Anne me odia! ¡Mis padres están lejos! ¡Ya no tengo a nadie! —llora más fuerte— ¡solo a ti! ¡No me dej-jes!

Siento algo en mi pecho al verla así, frágil y vulnerable. Quiero abrazarla, decirle que estoy aquí... pero no puedo. No puedo. ¿Porqué no puedo? ¡Maldita sea! Me levanto y me dirijo a la misma ventana en la que está Kayler.

—Shhh yo estoy aquí, amiga —la consuela Carolina—. Eres como mi hermana también —soba su espalda.


 

—No —niega—. Connor es como tú hermano, yo no. —solloza—. No s-sabes todo lo que tengo para decir —agrega— pero no puedo.

—Odio que beba —murmura Kayler a lo bajo.

—¿Kenzie o Carolina? —lo miro.

Me mira con obviedad.

—Carolina, es obvio —vuelve su vista a la calle.

—Déjala, hasta en eso la quieres controlar. Nunca cambias, he —lo molesto. Roda los ojos.

—Es que después le da una resaca tremenda y la pasa todo el día mal. Le quiero evitar eso — confiesa.

Cosita.

—La quieres proteger —admito—. Es obvio, Kayler, esa chica esta metida en ti hasta tus huesos. Ella se ha metido muy, pero muy dentro de ti —apunte— ¿qué harás cuando te deje? —me rio por dentro.

Me mira con desdén.


 

—Supongo que voy a dejar de vivir —admite con pesadez—. Yo de ti, Connor, estuviera allí abrazando al amor de mi vida —señala a Kenzie— y decirle que no está sola.

—¿Porqué tú no vas donde Carolina y le dices lo mismo?

—Carolina es fuerte, no, se hace la fuerte, en este momento está queriendo no llorar, pero no tiene motivos para hacerlo. Sabe que estamos más que bien, solo que le da tristeza ver a su amiga así. Cuando las lágrimas salgan, allí estaré yo. Pero por ahora les estoy dando su espacio —wow, que cambio de este.

—Kenzie... no querrá que la abrace —admití con pesadez. —¿Sabes cuantas veces Carolina me rechazaba? —cuestionó. —Muchas —me reí a pesar de todo.

—Pero nunca desistí.

—Es que... No es fácil —confieso un tanto desesperado.

—Bueno, solo digo, después no estés llorando por las esquinas cuando venga otro y te la baje —se quitó de la ventana— solo mira a Apolo y Anne. La llegada de un tercero, ósea Thomas, cambió todo. No dejes que te pase lo mismo.

Y se fue donde su novia, se sentó junto a ella y la abrazó, Carolina solo le sonrió. Kenzie aún sollozaba, abrazando la cintura de Carolina.

No seas cobarde, Connor, si te rechaza al menos lo intentaste. ¡Abrázala! Haciéndole caso a mis pensamientos me acercó sigiloso donde ella, me arrodillo para quedar a su altura y elevo mi mano.




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