Olvidándome del lobo

18

Después de salir de casa de Connor, con la cabeza gacha, me fui a mi departamento y me di un baño con agua fría. Si, aún no supero lo qué pasó. Y no creo poder superarlo algún día. Me había vestido y había salido hacia mi lugar de trabajo, no es como que ande con los mejores ánimos, pero algo es algo. Me encontraba en mi lugar de trabajo atendiendo mesas, faltaban horas para que saliera.

El bar estaba un poco lleno, mitad lleno mitad vacío. En parte lo agradezco, no quiero lidiar con muchos borrachos hoy. Aún duele mi cabeza. Carolina y Kayler dijeron que vendrían a tomarse unas copas de jugo, si, ya no quiere saber nada del alcohol. No estaba segura de traer a Kayler consigo porque hay chicas bailando en el tubo, pero Kayler tampoco quería dejarla venir sola porque hay borrachos y ya sabemos cómo es.

Clara había venido puntual, pero también tenía resaca.

—Oh, Dios. Allí vienen —dice ella ocultándose en mi. Yo estaba poniendo unos tragos en la bandeja para llevarlos a una mesa.

La miré interrogante.

—¿Quienes? —cuestiono mirando en la dirección la cual ella mira. Ah, eran Nicholas y los demás. Olvidaba que a ella le gusta ese chico.

—No quiero ni verle la cara, hice el ridiculo frente a a él —lloriquea. Me contó que bailó la Macarena frente a todos, incluidos el. Yo no recuerdo esa parte. —Que vergüenza —se queja.

—Tranquila, Clara, a puesto a que no te recuerda —¿a eso le llamas dar ánimos, Kenzie? Eres una buena amiga—. Digo, que quizás también estaba borracho como para recordarlo.


 

—El no estaba tomado —dice—. Lo recuerdo bien.

—Clara, tengo que ir a dejar esto a una mesa. Mira, ya subieron, tranquis que no te verán —la calme. Ellos tres se sentaron en sus mismas sillas.

—Uf, que alivio —se limpia una gota de sudor imaginario de su frente—. Bueno, iré a atender a los demás —anuncia yendose. Asiento y me dirijo a dejar estos tragos.

Después de un rato de traer y llevar vasos de licor, escucho que me llaman. —¡Kenzie! —esa es Carolina. Se acerca a mi. Kayler viene con ella y... Connor. No te pongas nerviosa.

—¿Que tal el trabajo? —me cuestiona sentándose en los bancos de la barra.

—Cansado —hago una mueca—. Ya sabes —sigo llenando vasos de licor y poniéndolos en mi bandeja. La música suena alto y las luces de todos colores hacen más difícil que vea bien. Pero aquí en la barra está bien iluminado así que aquí es el único lugar en donde se mira con claridad.

—Hola, Kenzie —saluda Connor—. ¿Has visto a Jack?

—Hola, creo que está adentro —señalo la puerta que da a los cuartos y todo eso. Este asiente y se adentra allí. Kayler pide un trago al mesero.

—Aún no puedo creer que quiera ser solo tú amigo —dice esta. Lleva la misma ropa de hoy, las mallas en negras, el abrigo en negro y sus botines—. Por eso necesité algunos refuerzos.


 

La miro interrogante.

—¿Como cuáles? —frunzo el ceño.

Sonríe, esa sonrisa de cuando armas un plan maquiavélico.

—Carolina, ¿que hiciste? —dejo de hacer lo que estaba haciendo y centro mi atención solo en ella.

—Bueno, necesitamos que Connor vuelva contigo —comenta—. Así que diremos que tienes novio para que se ponga las pilas y vea que te está perdiendo.

—¿Que? No, me niego —negué con la cabeza.

—Kenzie, Connor tiene que darse cuenta de que no lo estarás esperando toda la vida, si te ve que siempre estarás para él no se da prisa, pero si ve que otros ya andan detrás de ti quizás recapacite. Y qué mejor diciéndole que estás saliendo con alguien —aplaude.

—Pero no conozco a nadie aquí.

—Suerte que yo si —me palmea el hombro— me encontré a un viejo amigo de la escuela y se lo propuse y aceptó.

Ay no.

—Carolina —reproche haciendo puchero—. No quiero un novio falso.

—Quizás te pueda ayudar. El Culebrín es un actor de primera. —añade Kayler. Lo miro con horror.


 

—¿El Culebrín?

¿Qué clase de plan macabro planearon estos dos?

Carolina asiente y aplaude.

—Tranquila ya le expliqué toda la situación, El Culebrín sabe todo así que sabe qué hacer y qué puntos tocar. Tu tranquila y yo nerviosa —ríe.

—Caro...

—Nada de Caro y no me mires así, relájate que ahí viene Connor —finge estar mirando la discoteca. Yo no sé qué hacer. Miro que Connor sale con Jack y ahora se sientan a la par de Kayler.

—Jade, tu turno terminó, nena —me dice Jack.

—¿Jade? —inquiere Carolina en mi dirección.

—Larga historia —respondo sacándome el delantal.

—Es ahora o nunca —susurra para después volverse donde los chicos—. ¿Chicos? ¿Porqué no vamos a una mesa para cuatro o... cinco? —incluye a Jack—. Es que aquí viene todo borracho.

—¿Cinco? Si solo somos cuatro. —reprocha Connor sin entender. —Vamos a una mesa y te cuento —murmura entre dientes ella.


 

Jack se pone de pie.

—Por supuesto que si, son mis invitados y los atenderé como se merecen. Vengan conmigo —nos dice. Kayler y Connor se levantan. Carolina y yo lo seguimos. Nos dirigimos a una mesa del fondo, apartada de los demás, no hay mucha iluminación pero alcanzamos a ver bien. Me siento cerca de Jack, mientras Kayler, Carolina y Connor se sientan frente a mi.

Carolina teclea en su teléfono algo.

Olvidé mencionar que encontré mi celular en la cocina de Connor, ¿como llegó allí? Ni idea.

—Voy a traer unas bebidas —anuncia Jack. Asiento.

—Bueno, ¿como va la relación con el chico? —me pregunta Carolina guiñándome un ojo. Es hora de actuar. Connor frunce el ceño y la mira sin entender.

—¿El chico? —pregunta. Kayler ríe a lo bajo.

—Si, —le responde— ¿no te contó Kenzie que empezó a salir con alguien? —niega mirándome—. Si, Connor, aquí es sí o sí. Nada de estar esperando por alguien que solo quiere ser tu amigo. — bufa.

Trago grueso. Espero que esto no arruine más la relación que tenemos. —Hmmm ya —entrecierra sus ojos. Parece incómodo.




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