Olvidándome del lobo

20

Carolina, Clara y yo nos escabullimos hacia la parte trasera del coche, era una camioneta cerrada color negra, habían unas personas sentadas frente a su coche a unos metros de nosotros, pero estaban un poco lejos y, además, ellos estaban en su asunto. Barbara se encontraba en la orilla del lago para cuando Blake decidiera salir.

—¿Cómo se supone que vamos a abrir el auto? —quise saber, mirando para la dirección en donde estarían los chicos. Estaban a dos autos, pero no nos miraban. Ni yo a ellos.

—Hay que romper el cristal —sugirió Carolina.

Clara la miró con horror.

—Obvio no, eso hará mucho ruido y todo saldrá mal —nos hace saber.

—Pero ¿cómo vamos a hacer entonces? —me crucé de brazos.

Carolina niega con la cabeza y se queda pensativa, yo también pienso. Quizás ese chico nos atrape infraganti si no nos damos prisa, no quisiera ir a la carcel por allanar un auto ajeno.

—No lo se, hubiera sido mejor planear un buen plan —Carolina se cruza de brazos—. Yo me voy esta tarde así que no sé si ustedes... ¿que estás haciendo? —me pregunta al verme levantar una roca y quererla estampar en el vidrio.

—Pues tenemos que abrir, ¿no? —me asomo al cristal y intento observar qué hay en el asiento trasero. Noto un bolso, algo de ropa y... dos celulares. Bingo. Si los sacamos y revisamos podemos saber si Blake estuvo texteando con Pam. —Hay dos celulares allí —indiqué mirándolas.


 

Carolina se acercó a ver, yo lo único que hice fue arrojar la roca al patio. —¿Como podemos abrir? —Clara estaba pensativa—. Quizás si...

—Aquí están —anunció Carolina haciendo que la miremos, tenia en sus manos los dos celulares y nosotras solo la miramos boquiabiertas.

¿Como es que los sacó?

—La puerta estaba sin seguro —se encogió de hombros al ver nuestra cara de desconcierto.

—¡Eres una genia! —exclama Clara— ahora solo tenemos que averiguar cuál es el de Blake.

—El negro —respondí casual cruzándome de brazos.

—¿Como estás tan segura? —inquirió Clara.

—Pues, considerando de que el otro es color rosa es probable de que sea de esa chica —respondí.

Clara miró a Carolina de reojo, era más que obvio, ¿no?

—Bien —Carolina abrió la puerta y metió el celular rosa, luego cerró y nos encaminamos hacia la parte derecha del bosque, lejos del auto.

—Hay que revisarlo bien —indicó Clara. Carolina encendió el celular, lo bueno es que no estaba bloqueado. —Directamente al WhatsApp.


 

Carolina abrió la aplicación de WhatsApp en donde aparecieron muchas conversaciones de varios chicos y chicas, pero abajo había uno que decía Pamela.

—Ese es.

—¡Chicas! —una exclamación a lo bajo hizo que Carolina no pudiera abrir la conversación de Pamela. Maldijimos a lo bajo y volteamos a ver a Barbara quien venía corriendo hacia nosotras—. Blake ya viene, ¿averiguaron algo?

—No. íbamos justo a hacerlo —recriminé.

—Nos llevamos el celular —Clara guardó el celular en su bolso.

—¿No crees que no se de cuenta? Quizás lo reporte como robado —indiqué. Como dije antes, no me apetecía ir a la carcel.

—No, y no me importa —espetó ella—. Vámonos, antes de que vengan. —ella fue la primera en salir corriendo en dirección a los otros autos. Carolina y yo la seguimos, junto con Barbara. Atravesamos los autos hasta llegar a la camioneta de los chicos. Noté que estos platicaban animadamente pero Connor y Kayler seguían en su secretiadera. En algo andan estos dos.

—Yo... me llevaré el celular —dijo Clara a lo bajo, pero luego se quedó pensativa—. No, mejor llévatelo tú, Jade. Quizás este más seguro. Presiento que no podemos confiar en nadie. —me dio el celular con mucho disimulo. Lo tomé y lo guardé en mi bolsillo.

—¿En que andan ustedes? —Kayler y Connor se acercaron a nosotras.

—Ah.... n-nosotras... —empezó a decir Clara—. Nos íbamos —y tomó de la mano a Barbara yéndose hacia otros coches.


 

Carolina y yo nos miramos de reojo.

—Clara y Barbara tenían un problema —respondió Carolina—. Solo las ayudábamos.

—Carolina, ven, hablemos —Kayler rodeó sus brazos en la cintura de ella—. No quiero estar enojado contigo.

Puse los labios en una sola línea y miré a Connor, quien me estaba viendo. —¿Vamos a caminar por ahí? —me inquirió.

Nervios.

Sin embargo sonreí y asentí.

—Esta bien.

Empezamos a caminar en dirección al lago.

—¿Sabes? No me creo eso de que solo ayudaban a Barbara y a su amiga —dio un trago a su cerveza. Lo miré de inmediato.

—Claro que si —me apresuré a decir. Rió.


 

—Te conozco, Kenzie, pones los labios en una sola línea cuando algo te incomoda o mientes—me miró.

Me tensé en ese momento, quizás Connor aún crea conocerme, entonces ¿Porqué me dejó si decía conocerme tan bien? Esto me esta poniendo algo incomoda. Debió hablar conmigo y exigir respuestas. No solo juzgar sin saber los hechos.

—Bueno, quizás estemos ocultando algo. Pero no es nada importante y es... entre nosotras — respondí algo a la defensiva.

—Está bien —elevó las manos en forma de paz—. Como digas.

—¿Porqué tanto interés ahora en saber de mí y en que es lo que pasa conmigo? —me detuve a verlo.

El se detuvo con su ceño fruncido, supongo que no entendía porqué me estaba enojando. —¿Somos amigos, no? Eso hacen los amigos. Platican.

Reí ante lo que dijo y aparté la vista. Aún no puedo creer que siga con eso de ser amigos. Los ex novios no pueden ser amigos y menos los que aún sienten cosas por el otro. No quiero. Me niego.

—Quizás sí haya un problema, Connor —lo miré. Mi mirada era dura—. Es que no quiero ser tu maldita amiga —dicho eso giré sobre mis talones y me encaminé donde los demás.


 

Después de pasar el día en el lago habíamos venido a casa, me había despedido de Carolina diciéndole que la mantendría al tanto con lo que pasara. No hablé con Connor después de lo que le dije, lo miré algo pensativo, sí, pero me sentía bien haber dicho lo que pensaba.




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