Olvidar (spin off saga clichélove)

17.

Diecisiete:

Adali despertó con mucha sed y la boca reseca. Se removió dolorida y disfruto de la suavidad de las sabanas que envolvían su cuerpo. Movió los labios un par de veces hasta que un sorbete se posó sobre su boca. Ella bebió sin dudarlo y respiró aliviada al sentir como el líquido refrescaba su lengua.

Abrió sus parpados de a poco y se encontró con el rostro de Norma a escasos centímetros del suyo.

—Gracias al cielo despertaste. Estaba tan preocupada —la voz de su amiga se quebró y una solitaria lagrima rodó por sus mejillas rellenas. —Llevas tres días dormida.

¿Qué?

Su aturdida memoria comenzó a regresar y su pulso se aceleró al recordar por qué motivo estaba ahora convaleciente.

—¿Mis hermanos? —lloriqueó. —¿Khalil?

—Ellos están bien —Norma acomodó su cabello. —Javier… es decir, Khalil los encontró a ustedes cuando ese maldito hombre estaba en tu casa. Tuviste un trauma medular, Adali. Estabas en estado de shock cuando te hallaron. Te durmieron para poder desinflamar todo tu canal medular y el cerebro.

Norma tocó algo en su teléfono celular y después ayudó a que Adali se incorporara.

—¿Cómo te sientes ahora?

Dolorida era un eufemismo para lo que sentía al mover cada uno de sus músculos. Norma le ofreció más agua y ella pudo tomar el vaso entre sus manos. Miró a su alrededor y se deleitó con el aroma a vainilla que la habitación tenía. Nada parecido a una sala de hospital.

—Como si hubiese dado mil vueltas en una lavadora. ¿Dónde están mis hermanos?

Norma hizo una mueca.

—Están jugando en la piscina.

—¿Qué?

Su amiga se sentó a su lado y tomó con cuidado su mano. Adali sintió instantáneamente el cambio de temperatura de ambas pieles.  

—Este no es un hospital, Adali —le informó. —Estamos en una de las residencias del jeque Al Mahad. Él montó un pequeño hospital para ti. Hay médicos y varias enfermeras a tu disposición —Norma sonrió. —Mi padre está a cargo del plantel de expertos que te tratan.

Adali miró una vez más los alrededores. La sala estaba equipada como una lujosa habitación de hospital con los instrumentos necesarios y la aparatología.

—¿Qué? —volvió a preguntar, no para sonsacarle información a su amiga, sino para que su aturdido cerebro pudiese ordenar la información que recibía. Era una sensación avasallante.

Entonces, de acuerdo a lo que Norma le decía, Khalil tenía su memoria de regreso e igual había vuelto a su lado.

Su corazón se aceleró. Miró los monitores y notó que su pulso era normal. Nada había cambiado, solo su vida de ahora en más.  

—Él se ha adueñado de ustedes —bufó Norma. —Dice que son “su” familia —el corazón de Adali dio un vuelco. —Se ha comportado todo protector y posesivo con los tres. Como podrás imaginar, tus hermanos están dichosos viviendo la fantasía de todo niño rodeado de lujos.   

La puerta se abrió de repente y un apresurado Khalil se introdujo a la habitación. Adali se quedó sin habla al verlo vestido de manera elegante, pero con un cabestrillo negro decorando su brazo izquierdo.

¿Él había resultado herido?

—¿Qué sucede? —Khalil se detuvo en seco al verla despierta. —Adali… —susurró tan despacio que pareció solo un suspiro. Él se acercó a ella con cuidado, pero Adali se mantuvo en su lugar, como clavada a la cama y la almohada. Ella pestañeó un par de veces, sin reconocerlo. —Estas despierta…

Khalil caminó con pasos de pluma hasta su lado. Una mezcla de sentimientos revoloteaba en su interior. Por una parte, arrepentimiento por haberla dejado aquella mañana tan desprotegida y a merced del enfermo de Omar. La otra, una tristeza infinita porque estaba seguro de que Adali no querría pertenecer a ese mundo en donde unos se mataban con otros por mero interés. Ella no querría estar a su lado.

Antes de que Khalil pudiese tocara ella se lanzó a sus brazos envolviendo su cuello con los suyos.  Él tuvo que sentarse y acunarla entre su cuerpo y el único brazo sano que tenía.

—¿Estas bien? —preguntaron los dos al unísono al ser conscientes de que les importaba más el otro, que su bienestar mismo.

Norma negó con una sutil sonrisa y sin que la pareja se diese cuenta, se escabulló del lugar.

Adali fue la primera en reaccionar.

—¿Te han herido por mi culpa? —preguntó temerosa. —Leí tu nota, pero ya era tarde. No pude defenderme de otra manera. Él golpeó mi oído y el mundo me dio vueltas…. Luego amenazó con golpear a mis hermanos —Adali se estremeció. —¿Les hicieron algo?

—No —acarició su mejilla magullada y sintiendo que se quemaba por dentro. ¿Cómo podía él ser digno de una mujer como ella? —Ellos están bien… tú fuiste la única herida, pero no te preocupes ya me encargue de…

Adali volvió a abrazarlo para calmar la ira candente de su interior.  Khalil debía recordar como respirar adecuadamente y mentalizarse en que la tenía allí con él. Y con vida.

—¿Cómo debería llamarte ahora? —dijo ella acurrucándose en su cuello y la vida se sintió un poquito más bonita para él. —¿Javier o…?




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