Olvidaste Dejar Una Carta De Despedida

CAPÍTULO 1

Como todas las noches salí a practicar un poco con mi patineta, mis amigos estaban esperándome en el lugar de siempre, empuñé mi mano derecha y comencé a chocarla con la de ellos.

El lugar estaba lleno de barandales en los cuales podía deslizarme con facilidad, algunos estaban demasiado altos, gracias a las prácticas constantes podía superarlos, aunque cometía uno que otro error, pero ya no eran tan frecuentes como antes.

Mis amigos me alentaban a que aumentará la dificultad de cada uno de los trucos

- ¡vamos Jake! -

- ¡tú puedes! ¡esto es muy sencillo para ti! -

Claro, para ellos era fácil decirlo, pero quien terminaba lesionado era yo. Aun así, seguía arriesgándome, después de todo en el skateboarding quien no arriesga no avanza.

Las calles comenzaron a ser transitadas por las personas que venían de su trabajo, las miradas que recibíamos de ellos día a día nos decían "vagos", se podía sentir el desprecio en ellas.

Entendía que pensaran eso de nosotros, técnicamente estábamos haciendo disturbios en la calle, saltando de un lugar a otro, gritando cuando un truco nos salía bien, golpeando la tabla en los tubos de hierro, pero no teníamos opción, en la calle era donde se encontraban los mejores obstáculos para poder superar.

Esperamos media hora, después de ese tiempo las personas dejaban de transitar por esta calle, así que teníamos nuevamente libertad de poder practicar.

Comencé a tratar de subir uno de los barandales, pero siempre terminaba cayendo, creo que aún no he practicado lo suficiente en este, así que insistentemente tomé la patineta y seguí tratando de superarlo.

Al parecer esta noche no lo lograré tampoco. La mayoría de mis amigos se comenzaron a despedir, algunos de ellos se quedaron a acompañarme. Tomé la patineta por última vez, tomé impulso, con mi pie derecho empuje la parte trasera de la patineta y la levante hacia el barandal de hierro, me deslicé sobre él, pero al aterrizar no pude controlarla, caí al suelo y la patineta salió disparada hacia la calle. Me levante rápidamente para tratar de alcanzarla, pero esta iba con demasiada velocidad

- ¡Auch! -

Escuché decir, junto a ese quejido vi a mi patineta detenerse. Me apresure a llegar a ella, junto a esta se encontraba una persona agachada en el suelo, sobándose el pie

- ¿te encuentras bien? - pregunte

-sí, es solo que quería observar de muy cerca el suelo, preguntas estúpidas que hacen en estos días- respondió

Ella levantó la mirada, no pude evitar quedarme anonadado ante su belleza, rostro pequeño, de tez blanca, ojos almendrados color verdoso claro, pestañas largas y cejas muy definidas, sus labios parecían una pequeña cereza, y sus mejillas manzanas, su cabello era de color negro y ondulado. No sé cuánto tiempo me quede observándola.

- ¡hey! ¿Estas aún en este mundo? - escuche decirle

-si- le respondí

- ¿esto es tuyo? - sostenía la patineta con sus dos manos

-así es-

-bien, toma- con sus dos manos me alcanzaba la patineta, pero esta se estaba moviendo demasiado

Tome la patineta

-disculpa, ¿puedo hacer algo por ti, para compensar el golpe que sufriste por mi causa? –

-bien, ayúdame a encontrar esta dirección- me alcanzo un pedazo de papel, observe su contenido, ¡oh! Conozco este lugar, ¡más que conocerlo vivo ahí!

-vivo en uno de los departamentos de este edificio, así que no tendré ningún problema en llevarte ahí-

-bueno, aunque tuvieras algún problema de hacerlo, me debes este favor- respondió

-entonces, ¿espero a que termines lo que hacías para poder irnos? ¿O ya has terminado? -

Corrí hacia donde se encontraban mis amigos y me despedí de ellos.

-bien ahora si podemos irnos-

Ella con una mano alzaba su mochila hacia mí, la tomé y la coloqué en mi espalda

¡qué demonios lleva aquí! ¿A caso son piedras? Pensé

Al parecer el golpe fue grave, ya que se seguía quejando del dolor

-aaaah, odio el dolor- decía a cada rato

Además de la mochila que yo traía cargada, también traía una maleta, las ruedas de esta eran muy ruidosas

- ¿siempre sales en las noches a querer morir en esa cosa? - me dijo

-mmmmmm, no a querer morir, sino a mejorar-

-jeeeeh, ya veo-

Después de eso no hablamos mucho.

-bien, es aquí- le dije

-sabes con quien tengo que hablar o algo así-

-seria con la casera, sígueme, te llevare a donde ella-

Al llegar a donde la casera se encontraba, en cuanto vio a esta chica sonrió de oreja a oreja

-Lena, llegaste, creí que te perderías en el camino hacia aquí-

-lo estaba en realidad, pero esta persona me trajo-

-oh, Jake, fue bueno que la encontraras por ahí-

Ellas se quedaron platicando, solamente me incline para poder despedirme, pero la casera dijo

-jake, ¡espera!, te agradecería que pudieras ayudarla a llevar sus cosas, Lena se estará hospedando en la habitación que está frente a la tuya- me dijo

Antes de que yo pudiera decir algo

-lo hará, después de todo aún está en deuda conmigo- dijo

No me quedo de otra más que tomar la mochila y su maleta, tome mi patineta con la mano izquierda, pero esa chica me la arrebato

-al menos deja que lleve esto-

Ella comenzó a mover la patineta a diferentes ángulos parecía supervisarla o yo que se

-interesante- la escuche decir

Al llegar a la puerta del departamento donde se quedaría deje sus cosas en la puerta, ella alzó la patineta con sus dos manos diciendo

-toma-

La tome con mis dos manos, estaba a punto de irme cuando ella siguió hablando

-soy Lena, aunque claro, ya lo escuchaste de Mary- tenía una gran sonrisa en el rostro

-espero que podamos ser buenos vecinos- me dijo

-soy Jake, aunque también ya lo escuchaste de Mary- le dije



#2630 en Joven Adulto
#14159 en Novela romántica

En el texto hay: romance, deporte

Editado: 03.09.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.