Después de haber pasado esa noche ayudando a Lena, no podía conciliar el sueño, seguía pensando acerca de lo que había dicho, y me preguntaba el cómo vivió su infancia. Cuando me di cuenta el sol ya había dado sus primeros rayos de luz, me levanté y encendí la televisión. Estaban pasando un programa de entrevistas donde participaban los skaters. Las entrevistas estaban muy interesantes que perdí la noción del tiempo.
Toc, toc, toc.
Baje el volumen de la televisión para cerciorarme que era mi puerta la que tocaban. Me levanté del sillón y salí a abrir la puerta. Lena estaba con una sonrisa deslumbrante, tal parece que ella si durmió muy bien
-Jake, ¿has desayunado?- pregunto
-aun no, estaba perdiendo el tiempo viendo la televisión-
-entonces ven conmigo-
Lena me tomo de la mano y prácticamente me arrastro hacia su departamento
-bien, lo prometido es deuda, como te dije, te invito a comer hoy-
La pequeña mesa estaba llena de diferentes platillos, habían huevos rancheros, frijoles volteados, plátanos fritos con crema y queso, también había cereal con leche, frutas, jugo de naranja, pan, mermelada y mantequilla
-no me digas que siempre desayunas así- tenia curiosidad por esto
-claro que no, se puede decir que prepare especialmente este desayuno para ti-
Lo único que pude decirle fue un gracias. Ambos tomamos asiento. Todo estaba delicioso, hacía mucho que yo no comía así. Soy muy perezoso para cocinar, así que siempre voy a los locales que se encuentran cerca de aquí. Terminamos de comer
-gracias por la comida, todo estuvo muy delicioso- si, es muy cliché, pero estaba diciendo la verdad.
-me alegra que hayas disfrutado el desayuno-
Lena comenzó a levantar los platos de la mesa, así que también comencé a hacerlo, me indicó donde colocarlos y ambos terminamos lavándolos. Por ratos la veía hacer pequeñas sonrisas, como si estuviera disfrutando de este momento, o bien, simplemente disfrutaba lavar los platos.
Al terminar tenía planeado despedirme de ella
-bien te espero para la hora del almuerzo-
- ¿eh? -
-Claro, a menos que no quieras venir a comer aquí de nuevo-
Negué con la cabeza ante esa respuesta
-por mi encantado de venir a comer de nuevo, pero ¿Estas seguras de eso? -
-por supuesto, si no, ni te lo menciono-
Me despedí de ella y le agradecí nuevamente por la invitación. Entre a mi habitación, mi plan del día era holgazanear en casa, ya que tengo un día libre y en la noche iría a practicar con mis amigos. Encontramos un gran lugar para hacerlo, así que no queríamos perder la oportunidad. Además, estaba ansioso por que llegara la hora del almuerzo. Los minutos se hacían eternos, por esa razón comencé a distraerme en otras cosas, después de todo, el tiempo pasa volando cuando haces lo que más te gusta. Así que comencé a jugar un video juego, no soy muy bueno en esto, pero disfruto hacerlo. Y como dije, el tiempo pasó volando.
Me arreglé un poco, bueno, quería verme bien, ya que en la mañana Lena apareció de sorpresa y ya ni la cara me pude lavar. Bien, listo, es hora de ir. Al principio estaba dudando si tocar o no, ni yo entendía por qué estaba dudando.
Empuñé mi mano y comencé a dar golpes ligeros a la puerta
-voy- escuche decir
Por qué se siente como si esto fuera una cita, se que yo soy el que está delirando, pero así es como se siente esto
-Jake entra-
Asentí con la cabeza, y la seguí hacia el pequeño comedor. Nuevamente había muchos platillos en la mesa, se veían deliciosos. Ambos comenzamos a comer. En algunos momentos Lena comenzaba a hablar de muchas cosas y por otros se quedaba callada, era como si estuviera pensando de que tema hablar, yo, simplemente disfrutaba escucharla hablar. Escuchar las historias sacadas de los libros que leía. Se notaba en su hablar que los disfrutaba mucho. Y por alguna razón yo disfrutaba también de ellos.
Terminamos de comer y levantamos los platos de la mesa, volvimos a lavarlos juntos. Me despedí de ella nuevamente y le agradecí por la invitación.
Sin darme cuenta las semanas pasaron y prácticamente era como si hubiera comenzado a vivir en la casa de Lena, iba a mi departamento solamente a dormir.
Ambos disfrutábamos de la compañía del otro, se sentía como si estuviera en casa cuando estaba con ella, ambos comenzamos a cocinar juntos, aunque al principio era un desastre, Lena me enseñó a hacerlo con una gran paciencia la cual comencé a admirar.
Nuestra relación se dio de forma natural, que no hubo necesidad de decir palabras, ambos asumíamos que nos pertenecíamos el uno al otro.