Olvidaste Dejar Una Carta De Despedida

CAPÍTULO 23

La espere días sentado en ese sillón, ella nunca llegó, después de esos días decidí salir a buscarla, lo cual debí hacer desde el principio, pero yo albergaba la esperanza que ella regresaría a ese departamento. Nadie sabía nada de ella, nadie la vio, es como si hubiera desparecido así, sin más.

Ella ya no está, y no sé nada de ella, el dolor y la angustia me sofocan cada noche pensando en un millón de cosas que pudieron pasarle, me hubiera sentido mucho mejor el saber que se fue porque ya no sentía nada por mí, al menos tendría una razón que justificara su partida, pero no tengo nada.

El vacío invadía ese pequeño departamento,  ya no había nadie esperándome en ese lugar, la felicidad que viví en ese lugar comenzó a ser nada cuando mi corazón era invadido por el dolor, tantos recuerdos que alguna vez me hicieron feliz se convirtió en un sentimiento difícil de explicar, por momentos el dolor era sofocante que me impedía permanecer en este lugar, pero la nostalgia y la esperanza de que ella volvería me hacían regresar, en ocasiones el odio se apoderaba de mí, es gracioso el cómo alguna vez a la persona que ame tanto también podía odiarla con esa misma intensidad, yo, me convertí en una montaña rusa de emociones.

Las noches eran eternas, entre más rápido quería que terminarán estas hacían lo contrario a lo que yo sentía, hasta las noches comenzaron a ser volubles, el insomnio se apoderaba de mi haciendome pensar y cuestionarme todo tipo de cosas, otras noches simplemente lloraba como si de un niño se tratase hasta quedarme dormido, otras noches simplemente no sentía nada, me quedaba observando el techo de mi habitación sin pensar ni sentir nada era como un cascarón vacío

En cambio, los días eran lo más relajante que podía tener en esos momentos, pero estos se pasaban volando como si quisieran verme sufrir, a veces parecía que el día conspiraba con la noche, lo cual impedía mantener estables mis sentimientos

-eso fue lo más genial que te he visto hacer Jake- escuchaba la voz de Sam tan relajada y feliz que me ponía de los nervios

-lo se- le respondía sin ninguna emoción, a este punto decidí ya no prestarle atención a nada más, lo que me mantenía en pie eran las competencias que se venían, después de todo el sakte fue mi primer amor, y sé que este no me abandonara ni desechara, así como así

Los días que alguna vez se vestían de un hermoso azul ahora, simplemente eran grises. La monotonía comenzó a ser parte de mí, vivía porque tenía que vivir, fue como si Lena se hubiera llevado consigo mil razones que me impulsarán a seguir disfrutando de estar vivo, en este momento lo único que me  hacía razonar por momentos eran mi primer amor, pero es extraño, se supone que el primer amor es el sentimiento más fuerte, pero ¿por qué mis sentimientos por Lena se interponen entre el skate y yo?

De alguna manera termine desahongado mi ira, enojo y odio en el deporte que más amo, cada truco, cada golpe intensificaban esos sentimientos indescifrables, pero me hacían sentir mejor, cada que terminaba alguna práctica y alguna competencia sentía que salía de ese hoyo profundo en el cual me hundí, era momentáneo, pero, aun así, me conformaba con ese poco de tiempo en el que sentía que volvía a ser yo, el yo que fui antes de que Lena pusiera patas arriba mi vida por completo

Me pregunto ¿cuánto tiempo estaré así? ¿Serán días, meses, años o décadas? Quiero mi vida de nuevo, ya no quiero seguir sintiéndome así, quiero olvidarla o simplemente recordar todo lo que me hizo feliz, pero ¿cómo podría ser eso posible? Los recuerdos son una mezcla de sentimientos difíciles de borrar



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En el texto hay: romance, deporte

Editado: 03.09.2022

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