Pase mi tarde en la biblioteca, haciendo mi trabajo de informática, mire la hora, eran 19:30 p.m, la biblioteca cerraba a las 20:00 p.m y ya no quedaba nadie en ella, por lo que me apresure a devolver el libro con el que estaba haciendo mi trabajo a su sección, pero me detuve en el acto cuando escuche a alguien hablar.
—"No puedes hacer eso Aáron, enserio estas demente, no vas a matar a nadie más, no mientras yo viva."— Escuché que decía una voz masculina, mientras mi piel se erizaba al escuchar la palabra "matar" en la conversación.
Cuando escuché esto, inmediatamente decidí retroceder despacio e irme por donde había venido. Llegue donde se encontraba la bibliotecaria Anne, tratando de mantener la calma. Le entregué otro libro que había tomado el Lunes, mientras escuché unos pasos a unos metros, gire disimuladamente para encontrarme con Cassiel saliendo de la biblioteca. Mi cabeza se lleno de preguntas.
— ¿Sería Cassiel a quién había escuchado? Y si era él ¿con quién estaba hablando?— Como esas, diez mil preguntas más venían a mi cabeza.
Caminé en su dirección, y cuando salí por la puerta fui acorralada contra la pared abruptamente. — No deberías escuchar conversaciones ajenas.—Susurró el moreno sin expresión, dejándome libre nuevamente y alejándose de mi.
Ares parecía molesto, yo quede sorprendida y asustada por su presencia tan repentina.
— ¿Él me había visto? ¿qué hacía en la biblioteca? ¿estaría con Cassiel?—Me preguntaba a mi misma.
Mire en su dirección y vi a Ares alejarse mientras se ponía un gorro color gris en su cabeza.
Tenía que hablar con Ruth.
Tome las llaves del auto y me dirigí a casa. Era tarde ya, mis tíos no debían estar en la casa aún, ellos trabajaban mucho y nosotras cuidábamos de la casa. Veinte minutos después, llegue a mi casa y vi el Torino de Cassiel estacionado en el garaje. Abrí la puerta y un suave aroma a comida entro en mis fosas nasales.
—Gin estamos haciendo la comida ¿quieres ayudarnos? —Preguntó Ruth sonriendo, mientras Cassiel saludaba amistosamente.
Asentí algo sería, saque mi abrigo, lo colgué en el perchero y ayude a Ruth a preparar unas papas. Minutos después los tres poníamos la mesa, mientras reíamos de unos chistes muy malos de Cassiel, él parecía estar muy tranquilo ante mi presencia por lo que descarte la idea de que fuese él, el que estaba hablando en la biblioteca.
— ¿Y ustedes hace mucho viven aquí?—Pregunté a Cassiel mientras tomaba un poco de agua. —De hecho nacimos y crecimos aquí, es raro que no las conozca de antes. —Respondió el, escogiendo sus hombros, mientras metía un bocado de comida a su boca. — ¿Y ustedes? ¿nacieron aquí?—Preguntó él.
—Sí, nacimos aquí, pero cuando nuestra madre falleció, nuestros tíos decidieron irse de la ciudad por un tiempo.— Contestó Ruth tomando un sorbo de agua, haciéndome una seña de incomodidad de su parte.—¿Y qué hay con Ares? - Contra ataqué cambiando de tema.— ¿Mi hermano? tenemos una linda hermandad, solo que él es muy cerrado, no tenemos mucha comunicación que digamos, pero él me escucha cuando lo necesitó y él está en mis malos momento, solo que no deja que yo haga lo mismo, aunque me encantaría poder ayudarle. —Hizo una breve pausa para continuar su relato. —El asesinato de nuestros padres hizo que él cambiará mucho, no habla mucho desde entonces.— Finalizó el castaño restándole importancia a lo contado, pero parecía que todavía seguía latente en él, el dolor de la pérdida de sus padres.
— Lo siento, no quise incomodarte, después de todo creo que hemos pasado cosas similares. —Me disculpé algo incomoda.
El joven sentado en frente solo sonrió amistosamente, mientras mi celular sonaba y tuve que alejarme para responder el llamado.
—Hola. —Respondí. — Ginebra, soy Cara, gracias a Dios encontré tu número, escucha, estoy en un antro llamado Olimpo, tu hermanita menor se está metiendo en graves problemas y anda con unos chicos mayores que ella, tomando alcohol, parece estar en un muy mal estado.—Gritaba ella para que se escuchará por sobre la música.
Corte la llamada y me dirigí rápidamente a la cocina.
—Ruth ¿Emma donde está?—Pregunté, pero ella me miro confundida. —¿Cassiel sabes donde es Olimpo?—Pregunté.
—Si ¿por qué?—Preguntó él, mirando el rostro de Ruth. — Dime que tu prima no se metió ahí.—preguntó él levantando el tono de voz y parándose de su silla.—De hecho si, y está muy mal, debemos ir por ella Ruth.—Afirme viendo a Cassiel sacar las llaves de su auto.— Yo las llevo, es un lugar peligroso, con gente peligrosa.—Mencionó él saliendo por la puerta.
Ruth y yo nos miramos unos segundos y asentimos, ambas sabíamos que íbamos a tener problemas.