La mañana comenzó tranquila, había podido dormir bien después de días de insomnios y mis tíos estaban contentos de ver a Jade con nosotros, después de todo ya era parte de nuestra familia.
—Espero tengas suerte el primer día pequeño. —Saludó mi tía a Jade, mientras tomaba las cosas de su trabajo y salía por la puerta.
Jade saludó a mi tía y siguió la conversación que tenían con mi tío minutos antes de ser interrumpidos.
— ¿Dónde te metiste anoche? —Preguntó Ruth dejando el celular de lado.
Recordé lo que había pasado anoche. —Tuve un pequeño inconveniente y me fui con Jade. —Dije obviando el hecho de que había salido disparada del lugar.- — No debí ir, de hecho ya no estoy tan segura de acercarme tanto a Ares, el es... — Fui interrumpida por el susurro de Emma. — Un chico que tiene errores Ginebra, deberías dejar de juzgar a la gente por la portada. — Interrumpió Emma en un susurro. — ¿Y tú? ¿de dónde lo conoces? — Pregunté curiosa por lo que mi prima había dicho. — ¿Quién no conoce a Ares? — Respondió desinteresada escogiéndose de hombros.
Emma se sentó frente a nosotras, tomando una manzana y mordiéndola mientras nos miraba, ella parecía incomoda cuando le pregunte de Ares y lo que más sorprendió fue la rapidez con la que buscaba tratar de cambiar de tema.
—Jade. —Saludó Emma a mi mejor amigo, evitando totalmente las preguntas de mi hermana y yo.
Tiempo atrás él había estado perdidamente enamorado de Emma, pero ella solo lo lastimó y hacía lo que se le daba la gana, hasta que Jade se cansó, ignorando a Emma rotundamente. A Emma pareció dolerle, pero tiempo después decidió ignorarle también.
—Emma tanto tiempo. —Saludo distantemente Jade e inmediatamente tomó su mochila.— ¿Vamos Gin? —Preguntó mi mejor amigo, mirándonos a mí y a Ruth, ambas nos paramos rápidamente de nuestro asiento y salimos detrás de él, rompiendo con el aire tenso que se había formado.
De camino a la universidad, Ruth tomó el asiento del copiloto como siempre había sido y el castaño se sentó en la parte trasera.
—Las escuché hablar de Ares en el desayuno. — Mencionó Jade poniendo sus brazos en los asientos donde estábamos Ruth y yo. — ¿Ya conoces a ese chico? —Preguntó mi hermana algo confundida. — Yo creo Ginebra debería alejarse de ese chico, es problemático y muy callado. — Sugirió la castaña a mi lado mirándose en el pequeño espejo del auto.
—Yo creo que la gente habla muchas cosas, no lo conozco pero creo que se merece que te tomes el tiempo para conocerle Gin. — Aconsejó el castaño, poniendo sus brazos detrás de su cabeza y estirando sus piernas.
Ambos intercambiaron miradas de enojo y me observaron a mí. — Eso lo voy a decidir yo. — Respondí poniendo fin a la conversación.
Estacioné el auto, baje y vi a Cassiel caminar hacía nuestro auto con unas flores en sus manos. Tenía que admitir que era detallista con mi hermana, siempre tenía algo lindo para ella, o simplemente era muy tierno con ella siempre. Al verlo llegar Ruth se abalanzó sobre él besándolo y feliz por el regalo. Jade y yo pasamos de la escenita romántica para entrar a la universidad, mientras algunas miradas femeninas se clavaban en mi mejor amigo, que me observaba confundido.
—¿Dónde se encuentra el lugar para anotarme? — Preguntó el castaño mirando las múltiples puertas de la universidad.
Señale la puerta que se encontraba a la izquierda de donde ambos nos encontrábamos, apoyándome en la puerta. — Allí, yo te esperó aquí. —Ordené sonriente, a lo que él asintió y se dirigió rápidamente al lugar.
Mire unos minutos la gente a mi alrededor, cuando a lo lejos vi a Ares caminar en mi dirección, no quería tener problemas hoy, por lo que intentaría evitarlo. Tratando de hacerme la distraída, me puse a mirar los títulos que se encontraban en cuadros, colgados en la pared. —Rulos. —Llamó Ares a lo que yo me gire para ver su sonrisa algo torcida por tener su labio lastimado. — ¿Qué te pasó? — Pregunté recordando la pelea que había tenido la noche anterior. — La pelea, era bueno peleando. —Admitió el moreno mientras miraba algo en los pasillos de la universidad. — ¿Ganaste la pelea? —Pregunté obteniendo su mirada.
Ares tenía unos ojos color grises, parecían fríos y vacíos, pero por alguna razón me agradaba cuando me observaba con esa mirada. — ¿Aún dudas de mi habilidades? —Preguntó sonriendo. — Siento haberme ido así, de hecho no fue una buena idea haber ido, no me gusta la violencia, enserio me sentí muy mal cuando te pegaron. —Admití sintiendo una leve opresión en el pecho. — Entiendo, no tienes porque disculparte, fue mi culpa no debí haberte llevado a ese lugar. — Respondió el moreno acercándose más a mí. — Con respecto a lo de anoche, quería preguntarte algo. —Comentó poniendo su brazo encima de mi cabeza, mientras apoyaba su mano en el filo de la pared.