Olvídate del Pasado

✨Capítulo 18✨

Seguía sin poder pronunciar palabra alguna, incluso después de minutos, incluso cuando Ares parecía haberme dicho la verdad, no podía decirle palabra alguna.

— Gin, si no te sientes cómoda yo... — Lo detuve, tirándome a sus brazos, mientras nos uníamos en un largo abrazo. — Todo lo que has dicho para mí está bien Ares, quiero probar esto, quiero conocerte, aunque muera de miedo. — Susurré, acercándome a él para unir nuestros labios beso.

Ambos nos acostamos, yo le daba la espalda y él escondía su rostro en mi cuello, mientras me abrazaba.

Horas después me desperté con el sonido de mi celular, que sonaba sin parar. Lo tomé y contesté, sin mirar el nombre.

— ¿Gin, dime al menos que estas teniendo sexo desenfrenado con Ares? porque solo así valdría la pena el susto que le estás pegando a Madison y Jason. — Escuché decir a Ruth, algo agitada.

 Mire la hora en el celular, eran las 18:30 p.m. del otro día. Había pasado dos días fuera de casa, y no solo eso, si no que había faltado a la universidad, y mis tíos no sabían nada de mí. Corte la llamada a Ruth y marqué a mi tía, caminando hacía el baño de la habitación en la que me encontraba, ella me contestó al primer pitido. Pero algo me distrajo de la dulce voz de mi tía, Cassiel había entrado por la puerta y estaba caminando hacía Ares, pero por alguna razón no quería que esto se supiera tan abruptamente, sin embargo ya no tenía salida, tampoco excusas para encontrarme en ropa interior y una remera en la casa de Ares.

— Si, tía estoy bien, estaba con Ares, tendría que haberte avisado, lo siento, en una hora estaré en casa y hablaremos de esto, perdón. — Logré decir, obteniendo toda la atención de Cassiel, quien se quedo sonriente mirándome. Sonreí algo sonrojado en forma de saludo, pero estaba algo avergonzada por lo que cerré la puerta del baño, con la necesidad de no verlo. 

— Gin, ya eres grande, solo pido que me avises antes de irte, que me digas con quienes vas, solo eso, de todas manera hablaremos cuando vuelvas. — Escuché decir a mi tía, que parecía algo molesta, y al segundo corte la llamada.

Me quedé mirándome en el espejo unos minutos en los que pensaba en todo lo sucedido hace apenas unas horas, Ares había abierto una parte de si, para poder decirme que le gustaba, pero yo me quede ahí tambaleando de miedo, asustada de intentarlo, sin decirle que Blaze era mi padre, con dolor al saber que mi padre había arruinado gran parte de su vida, todo daba vueltas en mi cabeza, hasta que sentí unos pequeños golpecitos en la puerta del baño.

— Rulos ¿estás bien? — Preguntó Ares, con su voz, ronca y cansada.

Sonreí, todavía tenía su perfume impregnado en mi remera, era la primera vez en años que dormía tan tranquila con alguien a mi lado, o más bien era la primera vez en años que no tenía pesadillas.

Abrí la puerta encontrándome con un Ares algo dormido, levemente achinado y con su pelo algo revuelto. Mi estomago se contrajo. — Tu hermana estaba muy preocupada. — Aviso Cassiel, obteniendo la mirada de Ares y mía, el castaño estaba sentado en la cama toda revoltosa donde minutos antes había dormido plácidamente, él tenía una pelota de básquet entre sus manos, él vestía unos pantalones de deporte y una remera algo ligera. — Si, lo sé, ya llamé, gracias por el aviso. — Dije pasando de Ares, que se hizo a un lado.

Comencé a buscar mi ropa, caminé hacía el baño nuevamente, pero me detuve frente al tatuado que seguía algo dormido. — Tengo que irme, ¿podrías llevarme? — Pregunté casi susurrándole. 

— Si, claro. — Afirmo él, refregándose un ojo con su mano izquierda. — ¿No vas a comer algo? — Preguntó antes de que cerrara la puerta del baño. Negué rápidamente, mientras lo veía caminar lejos del baño.

— ¿Te acabas de tirar a la hermana de mi novia? ¡Cabrón! — Escuché decir a Cassiel en un susurro.

 — No seas imbécil, es mi amiga cabrón, sólo dormimos juntos, sin hacer nada, no pasó nada más. — Contestó el moreno. 

— ¿Amigos? — Preguntó el castaño, chocando miradas conmigo al minuto de que saliera del cuarto de baños. 

— ¿Vamos? — Pregunté incómoda por la situación, solo quería llegar a mi casa y olvidarme por un rato este día.

No me había molestado que el moreno me llamase amiga, porque ni si quiera había pasado algo y me parecía bien que lo mantuviéramos así por ahora.

El moreno asintió, poniendo su mano en mi espalda mientras salíamos de la habitación dejando solo al castaño dentro de ella. Su tía había ya no se encontraba en la casa, o al menos eso es lo que él contesto cuando pregunte. Medía hora después estaba parada frente a mi casa.

— Gracias por traerme. — Agradecí dándole un beso en la mejilla, mientras obtenía su mirada sobre mi, poniéndome más incomoda ante toda la situación. — Ven aquí.-Ordenó, señalando un punto en el piso con su dedo.




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