Entró en la habitación de Kim Sang Jae para cogerle algo de ropa. Para su gusto, su amigo iba demasiado formal. Pero Abbi se había metido muchas veces con su forma de vestir, así que pensaba sorprenderla con un cambio de look. Se probó unos pantalones de pinzas pero le quedaban algo cortos. Pensó en doblarles el bajo pero no quería ir tan arreglado a una discoteca, así que los tiró sobre la cama. Tras probarse varios y que ninguno lo convenciera opto por llevar unos vaqueros holgados grises con las perneras arrugadas y desgastadas. Se puso un cinto marrón y eligió fina camiseta blanca, con motivos frontales en el mismo color que el cinturón. Se echo su perfume favorito, nunca usaba otro que no fuer aquel, y se alboroto un poco el pelo frente al espejo. No le gustaba peinarse, además era físicamente imposible que su pelo tomara la forma lacia que tenía el de el resto de sus amigos. Siempre había sido imposible debido al elevado número de remolinos que había heredado de su padre.
"Otra gran ventaja de ser su hijo" ironizo mientras cerraba la puerta para ir en busca de Shin Woo.
Cuando llegaron a la discoteca se quedaron fascinados, era muy grande. Ocupaba toda una manzana y tenía tres plantas. La de arriba parecía estar al aire libre. Les dirigieron hacia ella, cuando preguntaron por la fiesta de la facultad de turismo. Cuando subían la gente les observaba y murmuraba a su paso. Ninguno se sintió incomodo, estaban acostumbrados a acaparar miradas allá donde fueran. Arriba vieron mucha gente bailando y sentada sobre lo que parecían unos comodísimos sofás de color azul eléctrico y unas mesas bajas de cristal con una tenue luz en medio. Henry y Shin Woo buscaron a Abbi entre la gente.
"Espero que venga", pero no tardo en reconocerla entre la multitud. Llevaba el pelo completamente liso, una camiseta blanca muy fina que hacía que resaltara aun más su piel de color caramelo. Tenía puestos unos pantalones cortos en negro y llevaba sandalias con un tacón que estilizaba sus piernas.
-¡Wow! -Shin Woo expresó sin pudor lo que en ese momento sentía su amigo-. Qué guapa esta.
Le dio un codazo a Henry, pero este se había quedado paralizado.
"Esta preciosa... y demasiado sexy" pensó abrumado por sus sentimientos. Se dirigieron hacia donde estaba ella. Pero alguien se interpuso en el camino de Henry.
- ¡Oh! ¡Qué alegría! ya están aquí están mi invitado de honor -una chica agarro a Henry de la mano, lo atrajo hacia ella y lo beso en la mejilla en contra de su voluntad-. Tenía muchas ganas de volverte a ver.
- ¿Quien eres? -pregunto incomodo por como ella apretaba sus pechos contra él.
-Soy Tania -dijo ofendida-. Yo te invite a la fiesta, ¿Recuerdas?
Repaso levemente su cara y recordó que si que la había visto antes. Era una de las compañeras de clase de Abbi. Esa que parecía no tener mucho aprecio por la joven.
- ¡Aaaish! ¿Y eso te da derecho a sobarme? ¿Eh? -chisto y aparto las manos de aquella chica de su cintura, para poder continuar su camino. Esta, demasiado acostumbrada a ser la mujer por la que todos los chicos suspiraban, se quedo con la boca abierta ante el desdén del joven
Abbi los reconoció por el pelo alborotado de Henry. Ambos estaban vestidos como si hubieran salido de una sesión de fotos para el Vogue. Le pareció que Henry estaba perfecto. Su camiseta casi sobre sus hombros, pectorales y a sus bíceps de forma sutil y elegante. Parecía muy fina, lo que dejaba entrever el espectacular cuerpo que había bajo el.
- ¡Shin Woo! -se levanto con euforia y lo abrazó.
Henry no esperaba un abrazo, pero lo deseaba. Ella se limito a dedicarle un hola lacónicamente.
-Os voy a presentar, esta es mi mejor amiga en el mundo, Itzel -Henry vio a la chica con la que se encontró el día que fue a espiar a Abbi a la escuela de su madre-.Itzel, te presento a Shin Woo y a Henry. Están pasando el verano en esta maravillosa tierra nuestra.
Ambas estallaron en carcajadas tontamente. Shin Woo las acompaño y Henry intuyo que estaban algo borrachas. Itzel se levanto y saludó a Shin Woo; que la piropeo debido a la largura de su pelo. Acto seguido se acerco a Henry para saludarlo. Pero se paró en seco y lo escudriño con la mirada.
- ¡Eh! -Señaló con la copa en la mano-. A ti te conozco, eres el comprador.
- ¿El comprador? -pregunto Abbi extrañada.
-No sé de que estas hablándome -le bajo el dedo acusador de forma brusca-. Yo no te he visto en mi vida.
-No te rías de mi anda -volvió con su dedo índice y lo puso sobre el pecho del joven empujándolo levemente-. No veo caras como la tuya todos los días.
-Dice que todos los asiáticos os parecemos iguales a los occidentales ¿No?, seguramente me confundes con otro -respondió casi a gritos.
-Vale, perdona -dijo ella intimidada.
- ¡Oye! - Abbi se puso entre ellos y lo desafió-. No te permito que grites a Itzel, ella es como mi hermana. Guarda tu mala educación para mi si quieres, pero con los míos se amable.
-No estoy siendo mal educado, solo le digo que se está equivocando. ¿Acaso una camarera como tú no lo puede diferenciar? ¿Eh? -Henry soltó un gruñido desafiante y se dirigió a la barra.