- ¡Por encima de mi cadáver! - gritó Valeria mientras los separaba con una rapidez y fuerza sobrehumana. Sin dar opción a que ninguno se explicara, metió a Abbi de un empujón en casa y bajo a Henry del porche con un golpe seco en el pecho. Meri, que cargaba unas cuantas bolsas, contemplaba la escena desde el jardín con cara de no entender nada.
- ¿Qué haces tú aquí? -lo enfrentó cara a cara. Pese a la evidente diferencia de altura entre ambos, se las apaño con los escalones de la entrada para ponerse a su nivel.
-Vine a despedirme -se excusó completamente abochornado por haber sido descubierto en semejante actitud con Abbi.
- Y viniste a buscar un poco de acción para tu despedida -lo recriminó roja de ira.
- ¡No! -respondió ofendido al sobrentender la insinuación.
- ¡Val! -Meri la reprendió- ¿Porque le hablas así?
-Tengo mis motivos hermana, no te metas -la señalo y después puso los brazos en jarra.
-Solo quería hablar con Abbi...
-Estabas usando la lengua, eso sin duda. Mira niñato-advirtió duramente-, no quiero que te acerques nunca más a mi hermana, ¿De acuerdo? Márchate a tu país y olvídate que este rincón del mundo existe.
Meri recogió las bolsas que Valeria había tirado al suelo y subió al porche. Henry la saludo con una reverencia.
-Explicarme ahora mismo que es lo que esta pasado - exigió con tono autoritario.
-No es nada, nada con lo que merezca la pena perder el tiempo -dijo casi sin respiración debido al enfado. Tiro de ellas hacia el interior de la casa, cerrando la puerta con tanta fuerza que el ocho que había en la pared cayó al suelo. El joven lo recogió y lo dejo sobre la barandilla de madera blanca. Antes de salir por el jardín hacia el taxi que le estaba esperando, echó un último vistazo a la casa.
"Volveré" lanzó la promesa al aire con la esperanza de que ella la recibiera. Se había quedado mucho por decir, pero ya no tenía tiempo.
En la casa, Valeria miraba a Abbi como si hubiera matado a alguien. Mientras, esta permanecía sentada en el sofá intentando recobrar la compostura del momento.
-Estas ardiendo -Meri se sentó junto a ella a la vez que le tocaba la frente.
-No debería haberse levantado para abrirle la puerta a... a... a ese -gritó desde la cocina, mientras sacaba la compra y la dejaba de manera brusca sobre la encimera.
-Valeria -la llamo-. Escúchame.
-No me hables, ¿de acuerdo? -Sé paro bajo el marco de la puerta con una lata en la mano-. Me has decepcionado.
-Puedo explicarte lo que ha pasado, si...
-No quiero explicaciones, solo quiero que vuelva mi hermana pequeña. Ella le hubiera dado un puñetazo al verlo tras esa puerta; y ni en sueños, le hubiera dejado que se riera de nuevo de sus sentimientos -la miró y movió la cabeza con disgusto- ¿Que te está pasando? ¿Dónde está tu orgullo?
Abbi no respondió, sabía que su hermana no escucharía hasta que lograra calmarse. Entonces le explicaría sus suposiciones sobre que Henry no se fue por voluntad propia.
-No sé qué está pasando aquí, pero una de las dos me lo va a contar si no queréis que la que se lie puñetazos sea yo -las amenazó a ambas.
-Puedo explicártelo Meri -Valeria salió de la cocina gesticulando-, es sencillo. Nuestra hermana le dio todo a ese tío y cuando digo todo, es todo. Al día siguiente, el volvió a su casa sin despedirse, cambio de número de teléfono y no dio señales de vida. Ni si quiera les dio una explicación a sus propios amigos, a los que también dejo aquí tirados.
-Abbi -se volvió a mirarla y su rostro serio se lleno de compasión.
-Pero lo mejor, es que el vuelve después de seis meses y no solo no le quiere recriminar nada, ni montarle una escena. Si no que se besa con él como si todo fuera de color de rosa -saco de su bolso un sobre y lo dejo sobre la mesa, con tanta fuerza que resbalo y cayó al otro extremo-. A saber con qué triste excusa ha aparecido por esa puerta, buscando algo que parece que a ella le es muy fácil dar a quien no lo merece.
Abbi miró el sobre de reojo y acertó a leer algo muy parecido a lo que Henry le escribió en la nota que dejo en su mesilla aquella mañana.
- ¿Qué es eso? -hizo amago de levantarse pero estaba mareada. Meri se levanto por ella y lo rescató de entre las patas de la silla.
-Es para ti -le dio la vuelta-. Es de Jae.
- ¡Esa es otra! -Bufó Valeria-. ¡Pobre Sang Jae! Ese chico te quiere y eres tan estúpida que no ves lo feliz que podrías ser a su lado.
-Es una carta -Meri saco el papel y se lo dio.
Estaba escrito a mano y la caligrafía era fina y elegante.
Su pulso temblaba y tuvo que agarrar la carta con ambas manos para poder leerla.
"Querida Abbi:
Dicen que la felicidad es no querer moverse de donde uno esta. Desear que el tiempo se pare y vivir ese instante, que se convierte en tu vida, durante toda la eternidad.
Para mí, la felicidad hemos sido tu y yo estos últimos meses; tú y yo, besándonos con las manos llenas de nieve. Ojala pudiera mantener ese momento en el aire y alimentarme de él, ojala pudiera quedarme en esta felicidad para siempre. Pero no puedo y por ello tengo que dejarte. Y no solo mi presencia es la que debe alejarse de ti.
Sé que no vas a entender nada, que incluso te vas a enfadar conmigo por pedirte que no me busques, ni me llames, ni intentes saber de mí. Siento comportarme así, pero ahora mismo no puedo ser razonable con todo el dolor que siento. Porque, pocas cosas duelen más que tener que dejar a quien amas, sobre todo si tienes que hacerlo sin poder mirarle una última vez a los ojos.
Así es, te quiero. Te amo. Y mi error es no habértelo dicho desde el principio, desde el verdadero inicio de todo. Esto empezó un año antes que tú me vieras en el hall del hotel por primera vez. ¿Recuerdas que te dije que ya estuve aquí antes? Pues durante toda mi estancia, fui tu sombra. Te veía cada día, pero tú no te percataste de mi presencia y yo fui demasiado tímido para presentarme. Cuando volví a casa, no dejaba de pensar en ti y por eso regresé con Henry y Shin Woo el verano siguiente. Necesitaba otra oportunidad y creí que con mis amigos apoyándome tendría el valor suficiente. Al volver provoque tu cambió de puesto, porque así tendría mas oportunidad de hablar contigo y conocerte. Me hacia el encontradizo para poder estar a tu lado, a solas. Cuando te vi llorar por lo de tu padre, no te abrace solo por consolarte, si no por que en aquel momento sentí firmemente mi amor por ti y lo dispuesto que estaba a darlo todo por tenerte conmigo. Pero tuve que irme. Cuando, por fin parecía haber reunido él valor necesario, me marche. Obedecí una lealtad, que ahora considero que ha arruinado mi vida. Porque volví de Corea deseando reencontrarme contigo y lo que encontré fue que mi mejor amigo estaba enamorado de ti. Pensé en luchar pero, ¿cómo luchas contra alguien a quien quieres tanto por algo que amas demasiado? Y de nuevo me rendí. Lo hice por él y lo hice por ti. ¿Sabes? Pensaba que ese tipo de amor no existía. Ese en el que con solo saber que la persona que amas está bien a ti te es suficiente, aunque su felicidad sea al lado de otro puedes soportarlo. Pero es posible, porque yo te ame de esa manera.
Pero ese amor cambió cuando Henry se fue. Ahora no puedo conformarme, no ahora que ya se como es la vida contigo, que se como saben tus labios. Quiero que tu felicidad sea conmigo y nada más me sirve. Todos estos meses he intentado ganarme tu corazón, rogando porque cada día fuera un poco mas mío que de él. Y hasta la otra noche pensé que podía conseguirlo. Pero ya se que no puedes corresponderme. No puedes porque ya has amado antes, entregaste tu corazón y aún no los has recuperado. Y aunque una parte de mí, me dice que lo intente una última vez, la otra me advierte que si me aceptas me pasare la vida arañando tu interior, buscando algo que me pertenezca solo a mí y que nunca haya tenido él antes. Y sé que si te lo pido tú intentaras darmelo con todas tus fuerzas, pero al final eso solo nos traerá dolor a los dos.
Por que ahora que se, que nunca has dejado de esperarle solo puedo pedirte que no dejes de hacerlo Abbi. Henry volverá a por ti, nunca quiso dejarte. El no va a decirte nada de esto, no quiere hacerte daño, pero creo que necesitas saberlo. El tratamiento de tu padre no lo cubría el seguro, es él quien lo estaba pagando. Su madre se entero y como no veía con buenos ojos vuestra relación le dio a elegir. Y te abandono, a su pesar, para que tu padre pudiera curarse. Durante estos últimos meses ha estado echándote de menos tanto como tú a él. ¿Sabes que volvió tan solo porque te llamo por teléfono y escucho mi voz junto a la tuya? Se recorrió medio mundo por el miedo que tenía a perderte pese a que ya no te tenía. Por eso tienes que esperarle. Llegara el día en el que sea más fuerte que las restricciones de su madre y ese día volverá a por ti. Puede que pasen diez meses o diez años, pero volverá. Te lo prometo. Yo también prometo volver. Volveré la primera mañana que no despierte deseando que tú estés a mi lado. Sé que inicio una misión que quizá no pueda cumplir, pero tengo que hacerlo. Tengo que dejar de pensar en ti. No te pongas triste por estas palabras. Por que aunque voy a intentar olvidarte Abbi, recuerda que lo hago porque te quiero.