Olvido

Capítulo 1: Un encuentro casual

──No me acuerdo.

Su voz era grave, con un deje de debilidad y como si estuviera aferrándose deliberadamente a la vida. La mano de Ivy se detuvo a medio camino sobre su hombro. El aire se volvió rígido por un momento, como el pescado en el congelador.

──¿Qué has dicho?

La voz le tembló un poco, no de esa forma romántica de «ciervo en los faros», sino de esa forma de «abrir el corazón de thriller». La cara del tipo estaba más pálida que la de los pasajeros del andén, y sus ojos parecían como si acabaran de tirarlo a la basura y hubiera vuelto a salir.

──Sólo recuerdo ...... que me llamo Stewart.

¿Stuart?

Un trozo de noticia apareció en la cabeza de Ivy, como un anuncio automático. Familia multimillonaria, Stewart, el tipo de hombre que acaparaba el mercado y era fotografiado comiendo caviar en un jet privado de vez en cuando.

Inspiró como si se hubiera tragado una aguja. Cálmate, Ivy. Miró fijamente su rostro miserable como si intentara sacar algo en claro.

──¿Estás segura? ¿Estás ...... perdiendo la memoria?

El hombre asintió, moviéndose tan despacio como el segundero de un viejo reloj mecánico.

Las alarmas saltaron en la cabeza de Ivy. No podía ser tan simple.

──¿No recuerdas quién eres?

──No.

Bueno, ahora le tocaba a Ivy ensuciarse las manos. Su corazón latía tan frenéticamente como uno de esos escáneres de códigos en rebajas. Se dijo a sí misma que se calmara, pero acabó tocándole la cara con la mano. Estaba fría, como un trozo de carne congelada.

──¿Entonces cómo recuerdas que alguien intentara matarte?

──Yo ...... no recuerdo lo que pasó, pero me persiguieron. Me escapé, y el resto ya no está.

Qué popurrí de recuerdos perdidos.

──Hospital. Vamos al hospital.

Ayudó al tipo, que parecía un saco de arena humano, a salir. Dios sabe cuántas comidas gratis había tenido en aviones privados, y el peso de las raciones le hacía doler los hombros.

Los dos salieron a trompicones del callejón cuando el teléfono de Ivy vibró. Su instinto le decía que se avecinaban problemas.

La persona que llamaba era Karen.

──¿Hola?

──Ivy, ¿cómo te va por ahí?

Había un poco de pánico en la voz de Karen, lo cual era inusual.

──Todo está bien. ...... Sólo un pequeño problema.

──¿Te has enterado? El joven heredero de la familia Stewart ha desaparecido. Lo están buscando por todas partes.

Ivy se puso rígida. Miró al tipo amnésico y de repente tuvo la sensación de cargar con un secreto celestial.

Colgó el teléfono y miró la foto que tenía en la mano. Era algo que el hombre le había puesto en la mano antes de despertarse. Había una dirección imprecisa escrita en el reverso de la foto, pero lo que más le sorprendió fue que la mujer ...... de la foto era ella.

La cabeza le daba vueltas.

──Esto no puede estar bien.

Pero ahora no tenía tiempo de averiguar la verdad. Este hombre era un misterio, y ella, por casualidad, se vio envuelta en él.

Levantó la cabeza y la mano que le sujetaba se tensó.

──Vamos, el hospital está más adelante.

En el fondo de su mente, parloteó en silencio: ──Oh, Ivy, qué mala suerte estás teniendo.




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