Olvido

Capitulo 2

Desde ayer cuando escuche la discusión de mis padres me he sentido muy inquieta.

Hoy en la mañana antes que tomáramos el camino a Raime, mis padres discutieron sobre si teníamos que ir a la casa de la abuela. Cuando le pregunte a mi abuela porque mi madre no quería que fuéramos a su casa solo se limitó a decir ella aun no comprende que tienes que recordar, cuando le quise preguntar más sobre el tema solo se quedaba en silencio.

En este momento estamos en el carro de mi padre, mi padre va manejando, mi madre de copiloto y mi abuela y yo vamos en la parte de atrás, hay un silencio profundo, un silencio incomodo, la atmosfera se siente diferente, siempre que viajamos en el auto vamos platicando de cosas triviales sin sentido pero eso era lo que le daba sentido al viaje, platicar con mi familia.

Algo me dice que este será un viaje distinto.

Después de cuatro largas horas de viaje en auto al fin vi un letrero de color azul y letras amarillas que decía Bienvenidos a Raime.

-se siente bien volver – fue lo que dijo mi abuela mientras veía por la ventana – han cambiado muchas cosas desde nuestra última vez aquí ¿no lo crees Alaia?

- supongo que sí, no recuerdo mucho el lugar

- Solo falta media hora para llegar a la casa de la abuela – dice mi padre viéndome por el espejo retrovisor

-por desgracias – susurro mi madre

No sé por qué mi madre no quiere ir a la casa de mi abuela, lo poco que recuerdo es que ella siempre estaba feliz cuando íbamos de visita ¿Qué fue lo que pasó?

*****

Después de una larga hora más llegamos a la casa, no era ni muy grande ni muy pequeña, toda ella echa de madera.

-hace mucho que no venía aquí – dijo mi abuela que se encontraba a lado mío – ya la extrañaba, vamos entremos

Mi abuela se ve muy emocionada por el viaje, supongo que extrañaba mucho su casa.

-porque no vas a desempacar – dijo mi padre poniendo mis maletas enfrente de la escalera – tu madre y yo terminaremos de bajar las cosas del auto

-mientras yo preparare la cena – dijo mi abuela asomándose desde la cocina con un mandil ya puesto – necesitas descansar cariño

-ustedes también, el viaje fue muy cansado

-nosotros estamos bien – dice mi padre dando en una palmada en la cabeza - ¿recuerdas cuál es tu cuarto?

-subiendo las escaleras dos puertas a la derecha – decimos los dos al mismo tiempo sonriendo

Tome mi maleta para dirigirme a mi cuarto, antes de abrir la puerta de madera vi un letrero colgado de ella que decía cuarto de maitapora

¿Qué significaba maitapora?

Decidí ignorarlo y abrir la puerta y ahí estaba mi habitación tal como la había dejado o eso creo.

Una cama sin tender, solo había un colchón y una almohada, un escritorio frente a la ventana. Un tocador cubierto por una manta. Pero hubo algo que me extraño en una de las esquinas del cuarto había una guitarra color azul, yo no toco la guitarra y nadie en mi familia la toca.

Fui a uno de los armarios para tomar unas cobijas y tender la cama, acomode todo a mi gusto en mi cuarto para empezar a desempacar.

Realmente hoy fue un día agitado.

Después de desempacar me quede profundamente dormida. Tuve un sueño en el que un chico vestido con una camisa blanca y un pantalón negro me extendía sus brazos para que fuera con él. El sueño era demasiado confuso, al chico no se le veía el rostro, pero lo que si podía escuchar eran mis risas, como si realmente me sintiera alegre de estar con él.

Al despertar volví a sentir el mismo vacío que tengo cuando sueño cosas similares.

-a comer – escucho que grita mi madre

La cena transcurrió tranquila, por lo menos mi madre ya no estaba tan enojada.

Ya estaba a punto de irme a dormir cuando escucho que tocan la puerta.

-puedo entrar – escucho la voz de mi abuela del otro lado de la puerta

-adelante

-hola mi niña – dice mi abuela asomándose por la puerta y sentándose en la cama - ¿Qué tal te parece volver?

-creo que es bueno volver a la casa donde pase la mayoría de mi infancia

-me gusta estar aquí, aquí viví casi toda mi vida, cuando era pequeña mi madre decía que este lugar y sus alrededores eran mágicos, que ocultaban muchos secretos.

- ¿entonces porque se vino con nosotros?

-no quería quedarme sola en esta casa es muy grande para mí – se quedó en silencio como si recordara algo y después sonrió -  cuando me case con tu abuelo lo convencí que nos viniéramos a vivir con mi madre, mi madre enviudo cuando yo tenía 15 años y yo era su única hija no quería dejarla sola. Todo iba de maravilla hasta que empezó a tener demencia, fue cuando tu naciste siempre pasabas mucho tiempo con ella.

- extraño a la abuela Laura – dije agachando la cabeza

- yo también, pero ella ya está en un lugar mejor

El cuarto se sometió a un largo silencio no uno incomodo todo lo contrario era un silencio demasiado cómodo.

-me tengo que ir a dormir, descansa corazón – dice mi abuela mientras me da un beso en la mejilla




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