Durante años, estuvo en las sombras, abrazado por la oscuridad, un cuerpo de carne y huesos, insignificante. Durante años se conformó con una existencia aislada, privada de todo rastro de emoción, el encierro en una jaula era lo mejor en ese entonces, debía impedir que el monstruo se mostrase al mundo sin importar las consecuencias.
Y ahora, cuando había salido de la jaula, las emociones corrían libres en su cuerpo, el vínculo lo aceleraba todo.
Esta sobrecarga... Es demasiado. Su inestabilidad solo crece más y más a medida que el tiempo avanza, Harry no puede concentrarse en algo por más de una hora, inconscientemente tarde o temprano, la necesidad lo hace desviarse de sus tareas, y eso es peligroso.
Desde que formó el vínculo con Sage está menos alerta, sus reflejos son lentos, podría convertirse en una presa fácil en poco tiempo. A este ritmo si un cazador se da cuenta de lo que es... Sería su fin.
¿Qué pasaría con Sage? ¿Cómo podría proteger a Sawyer?
Harry era el de los contactos, pero su trabajo va más allá de buscar potenciales clientes para el negocio. Él debe encargarse de la seguridad, limpiando los alrededores de los cazadores que podrían capturarlos a ambos. Es una buena forma de canalizar los instintos asesinos del monstruo en su interior... Hasta que el mismo monstruo comenzó a pensar en otra cosa diferente.
Como intentar destrozar los aullidos en su mente, gritos furiosos casi ahogados por la niebla alrededor del vínculo. Por eso su atención está partida en dos, por eso se ha vuelto inservible.
Y eso no es lo peor de todo.
La inestabilidad puede hacerlo ver como un maniático, estos ataques no deben salir al exterior. El control sobre su cuerpo y emociones es lo primero que perdió después de vincularse. Así que ahora, en medio de una reunión para firmar el contrato con el Alfa del clan Ice Daggers, es un muy mal momento para perder los estribos.
Apenas puede respirar tranquilo, sus músculos se han endurecido y el traje negro le molesta, está ajustado, es incómodo. Para evitar que su expresión se vea perturbada, ha canalizado los temblores hacia sus manos, las ha escondido por debajo de la mesa. Junto a él, Sawyer se ha dado cuenta de su estado, pero él tampoco se encuentra en las mejores condiciones.
Desde que regresó de esa búsqueda ha estado actuando más letárgico, irritable, pero a diferencia de Harry, Sawyer es mucho mejor a la hora de lidiar con las emociones. Es algo lógico, él y su leopardo de Amur tienen una historia diferente de la de Harry y su monstruo, el leopardo de su amigo no fue criado para cazar inocentes.
Un movimiento frente a él lo tiene regresando su atención por un débil segundo a la persona más peligrosa de la sala de reuniones. Esta vez, no hay tantas personas como en la última reunión, solo están el Alfa Gallagher, el lugarteniente Collins, y la ex líder del clan Aria Ashburn.
Aunque no puede descartar lo peligrosos que podrían ser ambos hombres, su cuerpo solo reconoce la máxima amenaza en la pequeña mujer de ojos azules, apenas puede sostener su mirada, demasiado poder, demasiada energía contenida. Aria no ha dicho una sola palabra desde el inicio, y solo le ha contestado a Liam con monosílabos y gestos, está más interesada en analizarlo.
Sí presiona un poco más...
No, Harry debe contenerse, necesitan este trato para lidiar con los gastos y costos de producción en los talleres.
—Estamos conformes con las condiciones y pautas del contrato —dijo Liam mientras ponía su firma sobre el papel—. Espero que respondan por la calidad y el tiempo.
La mirada que le da a Sawyer es una amenaza silenciosa, pero él no se intimida con tanta facilidad, tampoco se cree superior o más poderoso que sus clientes, y siempre lo demuestra.
—¿Sabes por qué solo le vendemos a los clanes? —Pregunta en un tono calmo.
Liam endereza su postura, el silencio le dio el espacio para seguir.
—Los Alfas nos recuerdan que no tenemos la última palabra en cada negocio, y eso hace que nuestro trabajo sea eficiente, ¿no es así Harry?
«Maldito...»
—Sí.
—Vivir al filo de la amenaza es exigente, pero gracias a eso nos esforzamos por cumplir con cada acuerdo y promesa.
Siempre fue una apuesta arriesgada, un solo error, un mínimo defecto en el armamento, y el Alfa buscaría hacerles pagar con sangre. Sin embargo, Sawyer tenía un poder más grande que los instintos ciegos de los Alfas: su carisma. Podía convencerlos de reparar los errores y retribuir el material, si lo necesitaba compartía los diseños y planos de fabrica de cada pieza, de ese modo aseguraba la calidad de las armas y del trabajo de sus empleados.
Sawyer estuvo lidiando con Alfas durante toda su vida.
—Aceptaremos tu palabra —responde Liam, deslizando el contrato hacia él.
Sawyer deja su firma y luego se lo entrega a Harry, quien maldice una y otra vez mientras se esfuerza por suprimir los temblores en sus manos. La firma sale desprolija y cuando levanta la mirada vuelve a encontrarse con esos ojos.
—Bien, entonces, tienen libre acceso a los territorios del sur pero antes deben dar un aviso de que estarán ahí.
—Eso no quiere decir que no estén bajo la vigilancia del clan —agregó Hunter, el lugarteniente de mirada menos gélida pero de un color igual de inquietante se había limitado a pequeñas intervenciones.
—La ciudad de Lake Saint Jerome también está libre —añadió Aria, ni una sola mueca en su rostro redondeado acompañó el sonido afilado de su voz—. No necesitan mostrar el permiso de circulación.
—Agradecemos su amabilidad —responde Sawyer, luego les hace una inclinación respetuosa y se pone de pie—. Este no es un negocio, es una oportunidad para hacer algo mejor.
Liam Gallagher se levantó, a diferencia de Hunter y Aria, era el más expresivo de los tres, pero sus gestos eran pequeños y casi insignificantes, casi... El Alfa Ice Dagger sonríe a medias y asiente con la cabeza, luego le extiende su mano a Sawyer, después a Harry.
#604 en Fantasía
#407 en Personajes sobrenaturales
#2933 en Novela romántica
cambiantes felinos, cambiantes lobo saga moon fighters, romance dolor secretos
Editado: 05.11.2021