Capítulo 16

KIMIMARO

Los días para Kimimaro pasaron como si fueran años enteros, esconderse, comer la poca comida que encontraba en la basura y seguir escondiéndose lo agotaban mentalmente, pero en su mente estaba el mantenerse a salvo, para que su bebé logrará nacer y ser libre, algo que él y su esposo jamás pudieron tener, libertad, solo cuando te privan de ese derecho de nacimiento es que aprecias la vida, lo que es respirar, lo que es despertar cada mañana, cada risa, cada momento de alegría, lo aprecias como si fuera el último.

— Buenas noches, disculpe ¿Sabe que sucedió con la cafetería de la esquina? —esa voz lo asustó tanto que dejó caer el pedazo de pan duro que había encontrado ayer.

— ¿Qué? —asustado miró a la persona que le habló, solo había estado descansando en un callejón oscuro ¿Tan rápido lo encontraron?

— Lo siento si lo asuste —él joven omega se disculpó— Es solo que, me gustaba mucho esa cafetería 

— ¿Eh? —Kimimaro observó al joven, era rubio, de ojos azules y piel clara, además tenía extrañas cicatrices en sus mejillas, apenas visibles— No, no se —negó— Recién llegue —explicó alzando su pan que antes había soltado— Talvez deba ir a otro lugar 

— Tu también —él joven señaló su vientre— Estás embarazado ¿Qué haces en la calle? Hay muchos centros de ayuda, puedo llevarte a alguno 

— No, estoy bien —negó— No quiero ir a ninguno de esos lugares...

— Entonces ven a mi casa —ofreció él joven— Es muy grande y puedo darte comida sana, esta noche va a nevar, no quisiera que sufras de hipotermia 

— No, no puedo —negó Kimimaro.

— No soy una mala persona, lo prometo, puedes irte mañana por la mañana —pidió— Mi nombre es Naruto Namikaze Uzumaki 

— ¿Uzumaki? —Kimimaro tuvo un leve recuerdo del pasado.

"Mi nombre es Karin Uzumaki"

Sintió sus ojos arder, no debía llorar pero el solo recuerdo le trae mucha nostalgia, antes ya había confiado en un Uzumaki y fue feliz un tiempo, en nombre de su amiga, volvería a confiar, porque los Uzumaki no podían ser malos.

— Esta bien —asintió.

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— Lo ubicamos —Iruka informó por radio viendo como Naruto Namikaze Uzumaki se llevaba a Kimimaro, quien lo había visto pero no dijo nada— Esta yendo a la residencia Namikaze, hay demasiados guardias y muchos escoltas que permanecen con el niño 

#— Será difícil —Yamato murmuró mientras terminaba de cargar un arma— Pero no imposible, es una lastima, pero tendremos que ases#nar también al niño Namikaze 

— Lo que sea necesario —asintió Iruka pero antes de poder decir algo más sintió la punta de un arma en su espalda, justo en medio de su columna.

— No, créeme que no —era Sasuke— Naruto y los Namikaze están bajo mi protección, no van a hacer nada que lo lastimé 

— ¿Cómo vas a detenernos? No tienes la fuerza ni los medios —Iruka lo miró fríamente, no estaba pensando con claridad.

— Lose, Deidara me lo dijo, estas fuera de ti, no eres tu mismo —Sasuke sonrió esquivando una patada del omega, se alejó unos metros por precaución pero Iruka lo siguió.

Las prácticas de combate con Deidara le sirvieron de mucho, no pudo responder con golpes pero al menos podía esquivar casi perfectamente, romperse los huesos en cada práctica sirvió de algo.

— ¡NO LO ENTIENDES! ¡ES MI ÚNICA OPORTUNIDAD DE SALIR! 

— ¡No sabes lo que te está haciendo!

— ¡NO ME IMPORTA! ¡RECUPERARÉ A MI FAMILIA! 

— ¡DEIDARA LO PERDIÓ TODO CUANDO SALIÓ! ¡SE MANCHO LAS MANOS CON MUCHA SANGRE ANTES DE LLAMAR A YAMATO! ¡NO ESTÁS PENSANDO!

— ¡NO! —admitió Iruka y golpeó a Sasuke en el pecho tan fuerte que este cayó al suelo de la azotea donde estaban jadeando por aire— No estoy pensando, solo hago lo necesario para salir de este infierno —suspiró tratando de calmarse— Debo hacerlo por mi familia, eso es algo que tu nunca entenderás 

— Lose —Sasuke asintió recuperando el aire— Por eso, le avise a tu esposo en secreto 

— ¿Qué? —él omega lo vio con miedo, pero Sasuke estaba mintiendo, aunque eso no tenía forma de saberlo.

— Se lo dije, le dije que su omega estaba yendo detrás de un inocente, él sabe la basura que eres Umino —él joven alfa tocio algo de sangre al suelo— No puedes hacer nada para cambiar el hecho de que tus manos están manchadas de sangre 

— Maldito —Iruka tomo su arma y le apuntó a Sasuke— Bueno, si tan basura soy, un cadáver más o menos, no hará la diferencia 

— Lo dudo mucho —otra voz se escuchó y Iruka fue pateado hacia el borde de la azotea.

— ¡No! —Sasuke intentó agarrarlo pero fue inútil.

— No te preocupes, eso no lo matará —comentó el recién llegado viendo cómo Iruka cayó de manera segura gracias a un gancho de cuerda que él omega siempre tenía consigo.

— Eso es un gran consuelo —refutó Sasuke siendo exageradamente sarcástico— ¿Quién eres y porque me salvaste?

— Mi nombre es Jūgo y estaba por atacar al sellador antes de escuchar la conversación que tenían 

— Mierda...

— Ambos tenemos un objetivo en común, evitar que maten a esos omegas —tanteo— Si me ayudas, yo te ayudó 

— ¿Cómo se que no estás detrás de la cabeza de Kimimaro? —cuestionó Sasuke.

— Porqué es mi omega —los párpados del alfa menor se abrieron sorprendidos— Y él cachorro en su vientre es mío 

— Tu eres Jūgo, ese Jūgo —señaló Sasuke— No puedo creerlo 

— Más vale que lo creas —suspiró ofreciéndole una mano— Ambos nos necesitamos ¿Qué dices?

Sasuke lo pensó por un momento, si hacía esto, estaría prácticamente debutando en el bajo mundo, Deidara, Iruka, Yamato, todos ellos eran tan extraños, tan rotos y de diferentes ideologías, él no quería ser como ellos, si iba a cambiar en algo el legado que Madara Uchiha dejó, iba a comenzar con el pie derecho, haciendo lo correcto.

— Esta bien —asintió sacando de su abrigo una máscara naranja que iba en forma de un remolino, dejando unos espacios para los ojos, se puso la máscara que de inmediato se aseguró a su cara, era de última tecnología, incluso le cambiaría la voz automáticamente— Salvemos a nuestros omegas.