Omnia

V

Por la tarde

Necesito hablar con mis padres y con Enzo es necesario. Deben saber mi postura de mi decisión, y si soy sincera va dejarme, pero no tengo ganas de pensar en eso.

- Joder, no puedo dejar de pensar en lo que pasará cuando hable con Enzo. Mis padres sé que me apoyarán pero él...- le dije sollozando.

- Tranquila cariño, sabes perfectamente que te vamos a ayudar a hablar con él.- dijo Julia.

- No sé cómo agradecéroslo de verdad, os quiero demasiado.-sollocé- joder las hormonas están haciendo estragos en mi.-

- ¿Cuándo tienes la próxima cita?- preguntó María.

- Dentro de dos semanas.-

- Pues yo quiero acompañarte a ver a mis sobris- musitó María.

- Yo también.-

- Mejor porque no querría ir sola- dije riendo- Ahora le voy a mandar a Enzo un mensaje, para contárselo, pero voy a necesitar a las dos.-

- Puedes decirle que venga a casas.- sugirió Julia

- Vale, me parece bien, voy a mandarle el mensaje.-

Me adentré por el pasillo para llegar a mi habitación para coger el móvil.

- Alma: "Hola mi amor ¿quedamos esta noche en mi casa y así conoces a mis amigas? Y además tengo que decirte una cosa."

Quien iba a decir que una persona que llevas dos meses saliendo con ella, le vayas a decir que va ser padre después de nuestro primer encuentro. Necesito solucionarlo ya

- Enzo: "Si cariño, para las nueve estoy en tu casa, solo me tienes que decir el número de mi casa que no lo sé."

Después de mandarle la ubicación, me duché y preparé la cena con ayuda de Julia y María. Me puse un chándal amplio porque cuando salí de la ducha me fije en la barriga y la tenía un poco pronunciada ya que eran dos. A quién le iba a decir yo ahora que a finales de año a punto de cumplir veintitrés voy a ser madre de gemelos, no se lo cree ni el mismísimo Papa.

Llamaron al timbre y Julia abrió a puerta.

- Hola soy Enzo.- le dio un beso a Julia.

- Hola encantada soy Julia y la rubia de allí es María.- le da dos besos a María.

- Encantada María.-

- Hola cariño.- dije dándole un beso- ya veo que has conocido a mis amigas.- le dije riéndome- ¿Quieres algo de beber? Ah y dentro d quince minutos esta la cena.-

- Si por favor quiero un refresco, además huele que alimenta.

La cena transcurrió normal, entre risas y alguna que otra anécdota, me estaba poniéndome nerviosa y Enzo lo notó.

- Amor ¿qué te pasa?

- Necesito contarte una cosa- se me cortaba la voz y María me abrazó- es muy difícil esto.-

- Cariño me estas asustando.-

- El otro día fui al médico ya que me dolía la barriga y cada vez que comía vomitaba,- no podía continuar y le dije a María que continuará, pero que no fueran tan directa.

- El médico le dijo que está embarazada- ole ahí María sin anestesia.

- ¿¡CÓMO!?- dijo Enzo.

- Sí como escuchas.- continuó Julia

- No, no puede ser verdad.- se levantó de la mesa y empezó a dar vueltas por el salón.

- Por favor Enzo respira, te lo pido por Dios.- dije yo empezando a llorar.

- Como quieres que respire.- dijo cabreado- ¿No me habrás puesto los cuernos?-

- Enzo por favor como voy a hacer eso,- no podía con mi alma- ¿de verdad que piensas eso?

- Ya no se ni que pensar- no podía creer lo que estaba diciendo- lo siento pero no puedo hacerme cargo te dejo, no estoy preparado para hacerme cargo de dos bebes con la edad que tengo. No puedo. Tengo una vida por delante que no puedo cambiar, tengo un futuro por delante, en el cual estos planes no entran. Debiste tomar precauciones. - fue tal la bofetada que no solo se llevó una de mí parte, sino de María y Julia.

-¿Cómo que debí tomar precauciones?- dije enfadada- ¿no crees que el que tuvo que tomar medidas fuiste tu?- le dije señalándolo.-

-¿Encima la culpa me la hechas a mi?- dijo gritando- No se lo que pensar al empezar a bailar contigo esa noche- mis sollozos cada vez eran más grandes, hasta que explote. 

- Vete de mi casa ¡YA! No te quiero volver a ver en mi vida. No quiero ni que me llames, ni que te acerques a mí ni a nadie. No te mereces nada en este mundo. Para mi no existes.

El dolor que sentía era tan grande que estuve a punto de desmayarme. No podía más. Le prohibí volver a buscarme y que se olvidase de mi perdón, y nunca iba a saber de los gemelos. María y Julia les dijeron lo mismo que yo, que como apareciese las consecuencias iban a ser peores.

- ¿Por qué siempre me tienen que pasar a mí? ¿ Por qué? No lo entiendo- me empecé a gritar y mis amigas se abrazaron a mí.

- Deberíamos irnos a la cama no quiero pensar en nada, y además esta noche no duermes sola, vas a dormir conmigo.- espetó Julia.

- Y conmigo también, después de lo que te ha hecho ese cabrón, no quiero que duermas sola.- contesto María.

Yo solo asentí y medirigí a cambiarme y a la cama. A los minutos entraron mis amigas a dormir conmigo.Me sentía incapaz de dormir sola. Necesitaba a alguien. No podía dejar depensar en Enzo y en mi ex. No se lo perdonare en la vida. Mis hijos creceránsin padre y cuando sean mayores se lo contaré para que sepan lo que hizo. Les quiero tanto y todavía no están conmigo. Son mis peques.
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.