Omnia

IX

Cuando María y Julia me vieron aparecer con Enzo, la cara de sorpresa era monumental no se lo crían.

María se acercó a él y le soltó tal bofetada.

- ¡Mari! Te has pasado tres pueblos.- le dije gritando.

- No tranquila me lo merezco.- dijo él.

- No Enzo no digas eso.- rebatió Julia.

- Enzo siento mucho lo que te he hecho- dijo María arrepentida- y también te pido perdón por lo de esa noche.-

- Yo también, lo siento mucho.- dijo a continuación Julia.

- No os preocupéis chicas.- se abrazaron los tres y yo volví a llorar, putas hormonas, no se cansan de hacerme llorar.

Comimos entre bromas, tranquilamente sin ningún altercado. Terminamos y lo lleve a la habitación de nuestras hijas.

- Amor- me llamó.

- ¿Qué pasa cariño?

- No sé cómo pude hacerte eso, no lo entiendo.-

- Amor vamos a dejar eso en el pasado, ya está olvidado, vamos a vivir el presente.-

- Vale me parece bien mi vida.- me dijo él

Nos fundimos en un cálido beso, y muy deseado. Julia y María anunciaron que se iban para buscarle un regalo a las niñas, les dije que no hacía falta, pro como siempre hacen lo que le da la gana.

- Enzo, ¿me puedes ayudar a montar las cunas? Es que soy tan torpe que no se montarlas.- dije riéndome.

- Si vamos a montarlas.-

Puse música de fondo y estuvimos hablando de lo que habíamos hecho este tiempo sin estar juntos. Tardamos casi una hora y media en montar las cunas y acabamos sudando.

- Alma que te parece si te preparo la bañera y te relajas un poquito.- dijo Enzo.

- Me parece perfecto- dije con la mirada pícara- pero con una condición.-

- ¿Cuál?

- Que te vengas conmigo a la bañera.- le contesté

- Me parece perfecto.-

Él se fue al baño y lleno la bañera, le deje una camiseta de la más grande de estas que tienen propaganda de algún sitio. Entre en el baño y él ya estaba dentro de la bañera. Empecé a sudar más de lo que ya estaba y me quite la ropa y con su ayuda me metí dentro de la bañera dándole la espalda. Comenzó a hacerme un masaje en la barriga y a hablar con ellas.

- Chicas ¿sabéis que vuestra madre es la mejor del mundo?- dijo él- pues yo os lo confirmo es la mejor de este mundo y de todos los que existen y la quiero con locura y espero con vosotras también la queráis como la quiero yo.

- Te quiero Enzo, no sé cómo pude aguantar sin ti a mi lado.- dije con las lágrimas saltadas.

- Ahí cómo te quiero mi llorona.-

- Oye no me digas eso que son las puñeteras hormonas.-

- Me encanta cuando te pones así

- A mí me encantas tú.- conteste

Salimos de la ducha, nos secamos y fuimos a la habitación. Nos tumbamos en la cama. Comenzó a darme besos por la barriga, continuó por el esternón, y llego a los pezones, se pusieron de momento duros, acto seguido comencé a gemir, avanzo hasta mi cuello teniendo cuidado con la barriga. De repente metió una mano entre mis muslos.

- ¡Diooos!- exclamé.

Prosiguió bajando hasta a mi centro. Lo lamió y succionó y sin previo aviso metió dos dedos dentro de mí. No dejaba de gemir, menos mal que estábamos solos en casa. Introdujo otro dedo y con el dedo gordo comenzó a masajear mi centro.

- Joder, más rápido.-demandé.

- Te echaba de menos.- me dijo él.

Se movió de forma que yo pudiera tocar su miembro y disfrutar los dos a la vez. Legué al clímax gritando por última vez. Fue la mejor satisfacción en meses. Poco después el también llego y nos acurrucamos dentro de la cama, al rato caímos en los brazos de Morfeo.

Desperté a las dos horas y vi que no estaba Enzo. Me incorporé de la cama, me vestí y comencé a dar vueltas por la casa para encontrarlo porque me estaba asustando.

Lo encontré en la habitación de las niñas pintando mariposas en la pared y escribiendo una frase.

"Shhh... Aquí duermen dos princesas"

Justamente donde habíamos colocado las cunas. También le puso el nombre a cada una en la pared donde estaban colocadas las cunas. Me quedé un rato contemplando la escena y me acerque a él y le abracé.

- Te quiero mucho.- le dije.

- Yo más.- me contestó

Cada día que pasaba meenamoraba más de él. Me hacía ver el futuro con un color diferente a como lohacía antes. Lo quiero tanto que no me imagino la vida sin él.

 




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