Narra Adrianna
Mi hermana y yo volvemos de pasar el día en la playa. Mis otros dos hermanos se han ido al centro comercial con mi madre y nuestras tías y por supuesto nuestros primos.
Cuando llegamos y abrimos vemos que hay unas cartas en el suelo, con el nombre de cada uno de nosotros. Parece un poco sospechoso ya que el nombre de nuestra madre no está.
Valeria y yo abrimos nuestro sobre ya que tenemos el mismo.
"Hola chicas,
Sé que os parecerá extraño que os esté escribiendo, pero soy vuestro padre. Hace unos años tuve un accidente causado por el ex de vuestra madre, él me obligó a que fingiera mi muerte, porque si no iba a matar a vuestra madre y a vosotras, yo no sabía de la existencia de Ian hasta que un día recibí una carta de ese hombre en el que me decía que iba a tener Alma, el amor de mi vida, otro hijo.
Os escribo porque quiero que me conozcáis y pueda volver con vuestra madre y que todo vuelva ser como antes. Todavía me acuerdo de cuando le pedí matrimonio a vuestra madre, fue el mismo día de vuestro cumpleaños, pero creo que vuestra madre ya os lo habrá contado. El cumpleaños de vuestra hermana es dentro de dos días y me encantaría poder estar ese día y volver a encontrarme con vuestra madre.
Por favor si queréis volver a verme venir mañana donde le pedí a vuestra madre que se casase conmigo. Os quiero, nunca deje de hacerlo.
Enzo"
No salíamos del asombro de la carta y de las lágrimas saltadas después de leer el final. No podía ser verdad de que estuviese vivo.
-¿Tú crees que será él?- le pregunte a mi hermana
-Yo creo que si deberíamos ir mañana a verlo- me contestó mientras se secaba las lágrimas
-Cuando lleguen África e Ian tenemos que darles las cartas correspondientes, pero mejor cuando terminemos de cenar y nos vayamos a nuestros cuartos.
-Me parece buena idea, solo nos falta esperar hasta que vengan.
Mientras que preparábamos la cena llegaron y mientras nos enseñaron lo que se habían comprado.
Cenamos contándonos que habíamos hecho durante el día. Mamá conto que la tía María se quedó encerrada en el baño y no paraba de gritar y eso que fue a abrir la puerta y al salir le hecho el pestillo en vez de directamente abrir la puertas. No parábamos de reírnos de ella, la verdad que un poco de pena sí que daba, pero se le quiere igual.
Terminamos de recoger la mesa y mamá se quedó ultimando la cocina.
-Oye ¿Qué os parece si nos vamos todos a nuestro cuarto a ver una peli?- que buena es mi hermana planeando cosas para cosas importantes.
-A mí me parece bien, es buena idea- contestó África, Ian solo asintió con la cabeza.
Subimos rápido las escaleras y cogí las cartas para dársela a cada uno.
-Chicos- dijo mi hermana- cuando hemos llegado esta tarde hemos visto unas cartas en el suelo de la puertas y nos ha extrañado un poco-
-Había tres sobres con nuestros nombres y no sabíamos de quien era y nosotras abrimos el nuestro-
-Pero no os vamos a decir de quien es, porque queremos que cuando lo leáis, veáis quien es- continuó mi hermana.
-¿No es un poco sospechoso?- preguntó África un poco desconfiada
-A nosotras también cuando los vimos, pero por favor leerlas.
-Vale, yo quiero leer ya la mía- dijo un Ian impaciente por saber quién era.
Le di la carta correspondiente a cada uno, cuando África empezó a leerla su cara cambió directamente a sorpresa y confusión, y unas pequeñas lágrimas traicioneras salieron de sus ojos. Por otro lado Ian, no entendía la carta pero a paso que la iba leyendo la entendía y sus ojos estaban un poco brillosos.
-Quiere que nos veamos mañana en el mirador donde le pidió matrimonio a mamá y Valeria y yo vamos a ir y queremos saber que si queréis venir con nosotros.-
-¿Pero mamá no sospechara de nosotros?- pregunto Ian
-No porque le podemos decir que vamos a la playa pero nos desviamos un poco y no se tiene que enterar y lo bueno que nuestra hermana se sacó el carne antes de empezar las vacaciones.-dijo África señalándome
-Entonces decidido mañana iremos al mirador a verle- dije dándonos un abrazo grupal.-
Pasamos la noche viendo pelis hasta que Ian y África se quedaron durmiendo en nuestras camas y nosotras decidimos volver a irnos a dormir con nuestra madre, estábamos demasiado nerviosas, pero siempre con mamá nos sentíamos seguras desde pequeñas nos pasaba eso.
Llegamos a la habitación y nos hizo hueco a los lados quedando ella en el medio, siempre dice que tenemos una conexión muy fuerte mi hermana gemela y tiene toda la razón, no somos capaces de separarnos nunca, lo hacemos todo juntas.
Nos juntamos más a nuestra madre y le pasamos un brazo por su cintura, nos susurró un te quiero y nosotras le correspondimos dándole un beso en la mejilla y ella sonriendo.
A la mañana siguiente
Después de desayunar nos vestimos para ir a la playa, pero en realidad íbamos a ver a nuestro padre a aquel mirador.