Guardar el secreto sobre la situación que se estaba viviendo en la Isla de los Perdidos resultó ser curiosamente fácil para todos.
Mal, Evie, Jay y Carlos siguieron con su vida normal en lo que la Familia Real de Auradon junto con el Hada Madrina tomaban una decisión sobre qué hacer. Ellos esperaban que desistieran con la idea de tener que ir a la isla para averiguar por sus propios medios. Los chicos sabían que eso sería un completo suicidio por todos los villanos de los que se tendrían que cuidar al momento de llegar.
Sin duda alguna lo complicado no fue mantenerlo en secreto, sino tener mayor precaución de como comportarse con sus amigos. Los descendientes de los héroes estaban educados (o la mayoría) para que al ver a sus amigos en problemas o actuando raro, lo interrogarían para saber que les molestaba e intentarían ayudarlos de cualquier modo.
Carlos no le pudo decir a Jane porque se asustaría con la idea de que un villano ande suelto por Auradon. Jay tuvo que ser precavido con Lonnie para que no se enterara de la verdad, el instinto de guerrera de la chica haría que quisiera acompañarlos a la isla y eso era algo que él no quería que se repitiera. Evie tuvo que extremar su silencio con Doug, que, si bien no era igual a su padre, sí era propenso a hablar si los demás lo obligaban.
Mientras que Mal fue la que más tuvo que actuar de que todo estaba bien. Ella tenía encima al reino y sobre todo a Audrey, Chad y la Reina Leah. Quienes no dudaba que, si se llegaban a enterar, los tres se encargarían de hacer el escándalo y exclamar a los cuatro vientos que eso jamás hubiera pasado si los cuatro descendientes de villanos se hubieran quedado atrapados en la Isla de los Perdidos.
Pero no solo ellos cuatro tenían pequeños líos para mantener el secreto a las personas que más querían, sino que la Familia Real tuvo que ser bastante precavida al igual que los descendientes. Sí bien, el Consejo de los Segundones ya estaba enterado de todo, no querían que supieran sobre su plan de ir a la Isla de los Perdidos para investigar por su propia cuenta.
Sabía que todo el consejo entraría en desastre si les revelaban su plan, sobre todos los Siete Enanos, después de todo, no solo eran capaces de cantar “Ay Ho” a todo pulmón.
Pero en general no levantaron sospechas, lo único que se podía considerar diferente en el comportamiento de los cuatro chicos y los reyes junto con su hijo, es que cada vez que pasaban por una parte de Auradon donde había una buena vista de la Isla de los Perdidos, se quedaban un rato mirándola a lo lejos.
Mal continuaba con sus asuntos como Dama de la Corte, había acabado su compromiso de organizar el Baile de Aniversario, pero también tenía que hacerse cargo de todas las reuniones que se le eran solicitadas en las diferentes partes de Auradon. Pero su mente se perdía por completo, se le asentaba en el estómago un enorme temor por cualquier llamada o mensaje de Ben que le indicaba que era un hecho su viaje.
Evie estaba igual, a pesar de que el trabajo no se le acumuló tanto como para el baile, aún recibía algunos pedidos de vestidos. Cortó mal accidentalmente uno de sus trabajos y terminó con un vestido con mangas desiguales.
Jay y Carlos ya no tenían el mismo nivel en los entrenamientos, y aunque Lonnie y el entrenador lo notaban, ellos lo asumían al cansancio que sentían de vez en cuando por la forma tan abrupta que había cambiado la vida de ambos.
Algo que sonaba tonto, pero para su suerte ellos se lo creían.
Pasaban los días y ellos creían que ya todo el asunto había quedado en el olvido. Que Bella y Bestia habían olvidado la idea de ir a la isla a investigar y arrastrar a Ben con ellos… vaya que se equivocaron.
Está decidido. Saldremos hoy en la noche. Los espero en el Puerto Real.
Y éste mensaje tan simple mandado por Ben, provocó que los cuatro por poco perdieran el equilibrio y terminaran cayendo al piso en el lugar donde estaban. Mal tiro unos papeles, haciendo que Lumiere la sostuviera para evitar que cayera al piso. Evie por poco y se encaja los alfileres que tenía en el cinto mientras terminaba uno de sus trabajos. Mientras que Carlos y Jay por poco terminan tirándose las espadas del equipo encima cuando estaban guardando todo al terminar la práctica.
Los cuatro se reunieron en el dormitorio de las chicas. Necesitaban hablar de todo lo que estaba pasando en ese momento.
—Regresar a la isla— dijo Evie, mirando a sus amigos—. Parece que siempre estaremos unidos a ella.
—Somos parte de ella— contestó Mal, observándolos a todos—. Siempre será parte de nosotros como nosotros de ella.
—Todos los problemas que han surgido en Auradon desde que llegamos han salido de la isla— Jay observaba a sus compañeros completamente nervioso. Incluso para ser el más fuerte del grupo, tener que volver era algo complicado para él—. Maléfica a punto de hacernos carne asada en su forma de dragón, Uma secuestra a Ben, lo hechiza y se convierte en un pulpo gigante que por poco vuelca el barco y nos hunde hasta el fondo del mar.
—Chicos— Carlos se levantó y habló en voz baja—. Los cuatro sabemos que no es lo que pasó en Auradon lo que nos preocupa de volver a la Isla de los Perdidos — los tres se quedaron en silencio, esperando a que el hijo de Cruella continuara—. Para Mal, es temer que a Ben le pase algo por lo que ocurrió la última vez que regresamos. Y para nosotros, es el miedo que tenemos de volver a ver a nuestros padres. De cómo reaccionen al reencontrarnos con ellos por haber fallado en el plan y habernos unido a la comunidad de héroes.